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Liam Payne, descontrol y abuso de crack


La repentina y trágica muerte de Liam Payne, exintegrante de One Direction, en un hotel de Buenos Aires, ha conmocionado al mundo. Aunque la autopsia confirmó que el cantante falleció por un "politraumatismo" debido a una caída desde el tercer piso, la escena del hotel revela un trasfondo oscuro relacionado con el consumo de drogas. La noticia ha generado un renovado debate sobre los devastadores efectos del abuso de sustancias, particularmente en figuras públicas, que muchas veces enfrentan sus luchas en silencio.

Los indicios en la escena: el consumo de crack

A través de las imágenes filtradas de la habitación del hotel donde Payne fue encontrado, se pueden identificar varios elementos asociados con el consumo de drogas, particularmente crack. Entre ellos se destacan una vela, papel aluminio, un frasco de bicarbonato de sodio, una caja de jabón Dove, una lata y un encendedor. Estos objetos sugieren que Payne habría estado involucrado en la preparación y consumo de esta sustancia.

El crack, una forma altamente adictiva de cocaína, se elabora disolviendo la cocaína en agua y bicarbonato de sodio, y luego cristalizándola mediante calor. En este caso, se habría utilizado una lata en lugar de una cuchara para calentar la mezcla. Una vez solidificado, el crack se consume inhalando sus vapores a través de pipas improvisadas con papel aluminio, lo que produce una rápida y eufórica estimulación, seguida por un descenso abrupto que genera un ciclo de dependencia extremadamente difícil de romper.

El impacto físico y mental del crack

El crack es una de las drogas más destructivas a nivel físico y psicológico. Sus efectos inmediatos incluyen euforia intensa, pero de corta duración, seguida de ansiedad, paranoia y episodios psicóticos. Este ciclo repetitivo lleva a los usuarios a consumir la droga con más frecuencia para evitar el "bajón" emocional. Esto podría explicar el desorden encontrado en la habitación del cantante, donde se hallaron indicios de paranoia y caos, con un televisor roto y huellas de una intensa actividad antes de su muerte.

Además, la autopsia reveló que no había señales de lesiones defensivas en el cuerpo de Payne, lo que sugiere que estaba en un estado de inconsciencia o semiconsciencia durante la caída. Esta falta de reacción ante el peligro es consistente con los efectos que produce el crack, el cual puede sumir a los usuarios en estados de psicosis o profunda confusión.

El crack se obtiene al mezclar cocaína con agua y bicarbonato de sodio, una fórmula sencilla pero letal. Esta combinación se calienta utilizando una fuente de calor, en este caso representada por una vela hallada en la escena, hasta cristalizarse. Normalmente, este proceso se realiza en una cuchara, pero en la habitación se habría utilizado una tapa de lata, como muestran las imágenes. Una vez que la mezcla se solidifica, se convierte en una especie de roca o cristal que los adictos suelen consumir utilizando pipas improvisadas con papel aluminio. Este tipo de droga produce efectos psicoestimulantes intensos, proporcionando una rápida pero corta sensación de euforia, que puede durar apenas unos minutos, pero deja al usuario en un estado de extrema ansiedad y depresión una vez que los efectos desaparecen.

El informe de la autopsia

El estudio realizado por el Cuerpo Médico Forense en la Morgue Judicial de Buenos Aires confirmó que Payne falleció debido a una hemorragia interna y externa, causada por 25 lesiones encontradas en su cuerpo, la mayoría compatibles con una caída desde 10 metros de altura. Las heridas en el cráneo fueron las que le causaron la muerte inmediata. Sin embargo, lo que aún queda por determinar es si había consumido drogas antes del incidente. Para esto, se han ordenado estudios toxicológicos y un análisis detallado de sus vísceras, orina y sangre.

Aunque la principal hipótesis apunta a un posible suicidio inducido por el consumo de sustancias, las autoridades no descartan la participación de terceros en los eventos previos a su muerte. La fiscalía a cargo investiga todas las circunstancias, incluyendo el desorden en la habitación y los mensajes encontrados en su teléfono móvil, que podrían arrojar más luz sobre su estado mental en sus últimos momentos.

Una lucha silenciosa y devastadora

Lamentablemente, la muerte de Liam Payne es una trágica culminación de una larga batalla con problemas de salud mental y abuso de sustancias. A lo largo de los últimos años, Payne había sido abierto acerca de sus luchas con la ansiedad y la adicción, desafíos que enfrentan muchos artistas en la industria del entretenimiento, donde la presión de la fama y la constante exposición pública pueden llevar a una espiral descendente.

El crack, como otras drogas altamente adictivas, no solo destruye física y emocionalmente a quienes lo consumen, sino que también los deja en un estado de vulnerabilidad extrema, incapaces de pedir ayuda antes de que sea demasiado tarde. El caso de Payne debe servir como un recordatorio de la importancia de prestar atención a las señales de alerta y brindar apoyo a quienes enfrentan problemas de adicción y salud mental.


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