La implementación de la Boleta Única en Papel (BUP), convertida en ley por el Congreso Nacional, tendrá efectos mucho más profundos en el sistema político que los que se perciben el día de la elección. En la provincia de Buenos Aires, estos cambios son tan drásticos que aún nadie puede medir con exactitud su impacto.
La nueva ley establece que todos los candidatos se presentan en una sola boleta y que el votante elige marcando su preferencia en cada categoría. Si bien está previsto que esta modalidad se aplique únicamente en las elecciones de cargos nacionales como presidente, senadores, diputados y parlamentarios del Mercosur, algunos proyectos en la Legislatura bonaerense proponen extender su aplicación a nivel provincial, lo que movería significativamente el tablero electoral.
Actualmente, en Buenos Aires, la boleta sábana sigue siendo el método para elegir gobernador, legisladores provinciales, intendentes, concejales y consejeros escolares. Sin embargo, el Congreso Nacional estableció que, en ningún caso, se podrán incorporar categorías provinciales o municipales a la Boleta Única, obligando a realizar las votaciones en urnas separadas para cada jurisdicción. Esto ya genera un cambio sustancial: se limita el "arrastre" de las figuras nacionales sobre los candidatos locales, algo que hasta ahora ha sido un factor determinante en las elecciones.
Panorama en Provincia de Buenos Aires
La provincia de Buenos Aires se enfrenta a varias alternativas: podría optar por desdoblar la elección, disponiendo fechas y métodos de votación propios; o bien hacerla simultánea a las nacionales, bajo las mismas reglas (aunque para ello deberían votar boleta única en pocas sesiones que quedan para lo que falta del año). También podría optar por una elección concurrente, como se hizo en la Capital Federal el año pasado, donde las urnas y reglas electorales para cargos nacionales y locales eran independientes, pero las votaciones se realizaron en la misma fecha.
Cualquiera sea el camino, Buenos Aires recupera soberanía política en el proceso. La elección provincial se dividirá en urnas separadas, limitando el arrastre de las "figuras nacionales", y poniendo en primer plano a los candidatos locales, como diputados, senadores provinciales y concejales. Este cambio altera significativamente el juego político.
El nuevo sistema limita el poder de los grandes liderazgos nacionales y atomiza la oferta electoral. En este nuevo escenario, los territorios y sus líderes locales recuperan poder de decisión. Sin la "lista sábana", en la que los primeros candidatos arrastraban a los demás, los intendentes y referentes locales tienen más libertad para posicionarse.
Este cambio también podría afectar a figuras como Javier Milei, cuyo partido, La Libertad Avanza, tiene una fuerte dependencia de su figura personal, pero carece de una estructura consolidada en los territorios. Sin una boleta que lo arrastre, su partido podría enfrentar dificultades para consolidarse en la provincia.
En el peronismo bonaerense, mientras tanto, algunos sectores ven en este cambio una oportunidad para romper con el "dedo" de Cristina Kirchner o de Axel Kicillof. Al no haber un arrastre nacional, los intendentes locales ganan margen para competir con mayor autonomía en sus territorios.
Un futuro incierto pero cargado de posibilidades
A menos de un año de las elecciones primarias de 2025, la implementación de la Boleta Única genera más preguntas que certezas. Mientras los cambios aún deben ser definidos por decretos reglamentarios y leyes provinciales, queda claro que la dinámica electoral en Buenos Aires está a punto de transformarse profundamente.
El tiempo dirá si estos cambios fortalecen o debilitan a los grandes partidos, si los territorios recuperan poder o si figuras como Milei logran consolidarse en este nuevo esquema. Lo único claro, hasta ahora, es que el escenario político bonaerense está en pleno reordenamiento, y que los efectos de esta transformación se sentirán dentro y fuera del cuarto oscuro.