Pergamino

Raúl Maza será reconocido por su aporte al desarrollo de Pergamino


Pedro Raúl Maza ser reconocido próximamente en el Concejo

Crédito: LA OPINION

Pedro Raúl Maza será reconocido próximamente en el Concejo.

Durante más de 50 años se destacó por su empuje empresarial desde la reconocida Heladería La Fe, un emblema de Pergamino. También fue dirigente y un hombre comprometido con el crecimiento de la ciudad. Hoy su empresa sigue en manos de sus descendientes, pero siempre ante su mirada y sugerencias. El Concejo Deliberante le realizará un homenaje por su trayectoria.

En el Concejo Deliberante fue aprobado por unanimidad un proyecto de la concejal Mariana de Sautu a partir del cual será reconocido Raúl Maza por su aporte al desarrollo industrial y comercial de Pergamino y su apertura al mundo.

Raúl siempre fue conocido como una "máquina de pensar", un empresario que siempre fue por más. Impulsó la creación de la peatonal de nuestra ciudad, fue presidente de la Cámara de Comercio e Industria y fue pionero de una empresa familiar que hasta el día de hoy es un emblema, como lo es Heladería La Fe. Hace 53 años comenzaba en esta ciudad su actividad comercial y, también, la gran historia de un hombre que gracias a su dedicación y su creatividad hoy es un pergaminense destacado y reconocido.

En 1942 nacía la emblemática Heladería La Fe. Fue fundada por Carmen de Defrieri que tenía fe de que era un proyecto que iba a prosperar. Por eso eligió ese nombre. Y así fue. Para ese entonces, los gustos de helados se limitaban a los clásicos americana, chocolate, dulce de leche, vainilla, limón, frutilla, crema rusa y crema de la casa. Un tiempo después, la heladería fue adquirida por Antonio Duzdevich. Ese momento marcó el principio de una gran historia.

Pedro Raúl Maza, siendo un adolescente e impulsado por su madre a elegir entre estudiar o trabajar, llegó desde la localidad de Pujol para comenzar a desempeñarse durante tres temporadas en la empresa de quien unos años más tarde se convertiría en su suegro.

En aquella época, los helados sólo se vendían en verano. Por eso, Raúl buscó complementar su actividad laboral en la fábrica textil Annan, donde permaneció durante 11 años. A sus 25 años, desde la empresa le ofrecieron continuar trabajando en Tucumán. Luego de tomar la decisión en familia, emprendió viaje junto a su esposa Elisabeth y su primera hija, de entonces 6 meses, rumbo al nuevo destino, a más de 1.000 kilómetros de donde se encontraban sus allegados y con todo lo que eso implicaba en aquella época que, como recuerda el matrimonio, la comunicación no era inmediata y se llevaba adelante a través de cartas.

Mientras estaba instalado en Tucumán, se enteró de que su suegro había decidido vender la heladería. Allí comenzó a analizar la idea de tomar el timón de ese barco. El gerente del Banco Nación de aquella ciudad y su jefe de aquel momento fueron un eslabón fundamental para que pudiera llevar adelante la compra.

En 1971, Maza retornaba a nuestra ciudad para convertirse en el dueño de La Fe, desempeñando durante muchos años un trabajo marcado por la pasión, la exigencia y la innovación que lo llevó a convertir su tan querido emprendimiento en un emblema de la ciudad.

Entre las iniciativas más recordadas de La Fe estuvo el buffet de helados, ubicado sobre la Avenida Yrigoyen. Aquella idea, cuenta el mismo Raúl, surgió en un viaje a Brasil. Para él, cada viaje era una oportunidad para volver con desafíos e ideas nuevas. Allí vio este novedoso formato de heladería y puso manos a la obra. Volvió a viajar a Porto Alegre y regresó a Argentina con todo lo necesario para montar este novedoso proyecto.

Tiempo después fue él quien inspiró a los brasileros a hacer algo nuevo. Raúl recibió la visita de empresarios del país vecino, donde hasta ese momento no se fabricaban postres helados, y los formó y capacitó para que pudieran aprender a hacerlos como los hacía él en La Fe. 

Los Maza, además de ser precursores del reparto a domicilio y de la creación de los famosos cucuruchones, también trajeron la novedad de los churros rellenos, entre otras ideas para pasar el invierno cuando el helado era un gusto que la gente se daba sólo en la temporada estival. El autoservicio de helados en el cruce de caminos y la cueva, una heladería ambientada como Los Picapiedras, fueron otros de los proyectos innovadores de La Fe que son muy recordados hasta el día de hoy. 

Raúl trabajó sin cesar y estuvo al pie del cañón hasta sus 80 años cuando, luego de una operación, dejó de estar frente al público de su negocio, pero hasta la actualidad siempre busca la forma de estar presente aportando su experiencia a través de ideas o sugerencias. Hoy son dos de sus hijos y una nieta los que están al frente y acompañan el crecimiento de la empresa familiar. 

Tanto él como su esposa aseguran que ven en ellos la misma pasión con la que los dos comenzaron este camino. Porque si hay algo que remarca siempre Raúl es que todo esto no lo alcanzó solo. Cuando se le pregunta qué significa Elisabeth en todo lo recorrido y lo logrado, él se limita a contestar con una sola palabra: "Juntos". Todo este camino lo hicieron de la mano, a la par, consiguiendo que La Fe se convirtiera en una heladería emblemática que, incluso tras la gran cantidad de metas alcanzadas, sigue creciendo con la misma pasión con la que comenzó todo. 

Cuando en días venideros el Concejo Deliberante lo distinga, será un justo reconocimiento a un hombre que, junto a los suyos, estampó una marca distintiva de Pergamino y marcó una huella indeleble para la historia de la ciudad.


Otros de esta sección...
BuscaLO
Tapa del día
00:00
15:42
Errores:  0
Pistas:  38

Tu mejor tiempo:
12:07
Registrate o Ingresá para poder guardar tus mejores tiempos.

Nueva Partida
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Editorial
Funebres
Perfiles Pergaminenses
Pergamino
Farmacias de turno

LO MÁS LEÍDO