En la mañana de este martes los representantes gremiales de FEB y Udocba participaron de una reunión con las integrantes del equipo directivo de un Jardín de Infantes por el episodio de abuso sexual denunciado por una maestra.
La mujer denunció que un profesor vulneró su intimidad con un manoseo en su glúteo en una sala de las secciones iniciales del establecimiento educativo.
El episodio ocurrió a principios de mayo y desde la denuncia penal está vigente una medida perimetral de prohibición de acercamiento que podría ser violada a partir del regreso del sujeto denunciado.
El educador al ser denunciado pidió una licencia médica por un diagnóstico de salud mental firmado por un psiquiatra en dos períodos desde el 15 de mayo hasta mediados de julio.
Tras el receso escolar estaría en condiciones de regresar a las aulas donde ocurrió el abuso denunciado y se podría dar el cruce inevitable de la docente con el profesor.
Al existir una medida judicial de prohibición de acercamiento sería violar la resolución de funcionarios de la Justicia penal.
Es la fundamentación de los gremialistas ante los directivos y que harán valer ante la Jefa de Inspección Distrital, Erica García, para que establezcan una medida de apartamiento de las aulas.
Las colegas de la docente afectada mostraron su solidaridad con la mujer e iniciaron un acompañamiento para ayudarla a reclamar que se cumpla el distanciamiento del educador.
El abuso
En los primeros días de mayo el profesor terminó su hora de actividades con los niños de una de las primeras salitas del Jardín de Infantes.
La docente esperaba que los alumnos concluyeran la clase parada cerca del calor irradiado por un calefactor y el sujeto se acercó a saludarla con un beso en la mejilla.
Al entrar en contacto con la mujer le pasó la mano por la espalda y la bajó hacia uno de sus glúteos para acariciarlo de manera inapropiada.
La maestra, impactada por lo sucedido, lo confrontó de inmediato, recriminándole su comportamiento con una pregunta retórica: "¿Qué hiciste? ¡Sos un desubicado!". El profesor se disculpó rápidamente, pero intentó minimizar el incidente pidiendo a la maestra que no levantara la voz ni dejara que el asunto trascendiera a sus colegas y otros miembros de la comunidad educativa.
Al día siguiente, el educador volvió a cruzarse con la maestra y trató de calmar la situación diciendo: "Yo quiero que estemos bien". Sin embargo, la víctima le recordó que se sentía profundamente afectada por lo sucedido. El profesor insistió en que "para tanto no va a ser" y trató de justificar su comportamiento como "un juego".
Las conversaciones entre ambos fueron interrumpidas varias veces por la llegada de colegas a la sala. Posteriormente, la maestra decidió informar a los miembros del equipo directivo y a sus colegas sobre lo sucedido, quienes la apoyaron y consideraron creíble su relato. En su declaración, la víctima también mencionó que el profesor había intentado tener encuentros íntimos fuera del ámbito laboral con algunas colegas y con ella misma, pero ella siempre dejó claro que no estaba interesada en ninguna relación que no fuera estrictamente profesional.