Cultura y Espectáculos

Fuerte repudio de teatristas locales al drástico ajuste al sector cultural


Facundo Cruz Jorge Sharry Raúl Notta y Neme Carenzo

Crédito: (LA OPINION)

Facundo Cruz, Jorge Sharry, Raúl Notta y Neme Carenzo.

La ley ómnibus que Milei envió al Congreso abarca el cierre del Instituto Nacional del Teatro (INT) y del Fondo Nacional de las Artes (FNA); y el desfinanciamiento del Incaa, el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip). Opinan Facundo Cruz, Raúl Notta, Jorge Sharry y "Neme" Carenzo.

La ley ómnibus que Milei envió al Congreso el jueves entraña un drástico ajuste al sector cultural: abarca el cierre del Instituto Nacional del Teatro (INT) y del Fondo Nacional de las Artes (FNA); y el desfinanciamiento del Incaa (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip). 

Los consejeros, las representaciones provinciales, direcciones de áreas, trabajadores del Instituto Nacional de Teatro (INT) y la Asociación Argentina de Teatro Independiente (Artei) se pronunciaron en contra del proyecto.

Desde nuestra ciudad hicieron lo propio los directores y actores de teatro, Facundo Cruz, de Los Veleros Producciones; Raúl Notta de Fratacho; Jorge Sharry, de La Barraca; y José "Neme" Carenzo, de Habemus Theatrum.

Facundo Cruz

Los trabajadores de la cultura, particularmente quienes nos dedicamos a las artes escénicas, nos encontramos en estado de alerta al ver amenazada no solo nuestra representación nacional sino la idea de que la cultura es descartable.

Los últimos días conocimos que dentro de las medidas previstas por el actual Gobierno nacional se encuentra el desfinanciamiento del INT (Instituto Nacional del Teatro) y el Fondo Nacional de las Artes, del cine, la música, la danza, las bibliotecas, etcétera. Entendemos que no solo se trata de pérdidas de fuentes laborales, desprestigio de nuestra profesión, ausencia del Estado en la tarea de apoyar la circulación cultural. Creemos, ante todo, que es un ataque a nuestros espectadores, a la gente, que gracias a muchos programas apoyados por estas entidades podían acceder a espectáculos, a veces, de forma gratuita y otras, simplemente, acceder, poder vivenciar, obras, recitales, libros, muestras. Muchos espectadores se perderán de ser parte de festivales, encuentros y programas que permitían que la cultura circule y no sea para unos pocos.

Creemos que el ataque no es solo a quienes dedicamos nuestra vida a profesionalizarnos en el arte, que es posible porque el Estado debe asegurarlo, porque producimos cultura aquí para nuestros compatriotas y que organismos como el INT son fundamentales para difundirlo y distribuirlo, y garantizan el derecho a la cultura.

Estas decisiones nos hablan de la "peligrosidad" del arte. 

A 40 años de recuperar la democracia no podemos permitir que vuelvan a culpar a los artistas de tener ideas revolucionarias o incómodas para los poderosos, para "la casta", que se ve que, finalmente, tiene miedo.

Sin embargo, estas decisiones nos empujan a pensar que pretenden quitarnos del presupuesto. Alegando falazmente (y muchas personas creen esas mentiras empujadas por medios de comunicación cómplices y peligrosos), que el Estado gasta dinero en cosas irrelevantes como el teatro. El Instituto Nacional del Teatro es superávitario, genera para el Producto Bruto Interno más de lo que el Estado le da. Genera el fomento de producciones de manera federal en todo el país, con lo cual, gracias al INT muchas salas de distintas provincias pueden afrontar programaciones; el Instituto no da, necesariamente, dinero. Genera programaciones de calidad para las distintas comunidades del país, fomenta los encuentros y la formación, desarrolla talleres y capacitaciones, lleva el teatro desde lo profesional hasta lo terapéutico, desde la generación de espectadores en escuelas y jardines, hasta la producción de libros y material de investigación. Y tiene en su accionar una transparencia pública como pocas entidades gubernamentales y no gubernamentales, donde todo se designa por concursos públicos, por aplicaciones sometidas a jurados especializados, publica regularmente todos sus ejercicios económicos y de gestión. Y esto para alguien que vive en una ciudad en la que los puestos se ocupan a dedo, eso es algo muy valorable.

En fin, el Gobierno, desde la mentira, la violencia y el autoritarismo pretende desfinanciar y desaparecer, paulatinamente, los organismos artísticos, como si de esa manera se acallara la fuerza de cultura colectiva que siembra el teatro.

De ninguna manera. Los teatristas estamos unidos y dispuestos a no dejar avasallar los derechos conquistados, tal como lo han hecho en momentos oscuros de nuestra historia.

Porque estamos absolutamente convencidos que la cultura es un derecho y el arte debe ser para todos.

Raúl Notta

Frente a un presidente que se negó a contestar sobre si creía o no en la democracia, y frente a un personaje como Sturzenegger, autor de la actual desregulación y la descalificación al INT, quien también fue partícipe de la estafa del mega canje junto a Cavallo y de montar una gran bicicleta financiera en la era macrista en beneficio de los fondos de inversión -algunos amigos- que fugaron un préstamo al exterior, considerado una de las estafas económica más grande de la argentina (no hay plata dice Milei, si mira alrededor por ahí aparece), ya no son tiempos para sorprenderse, sino tiempos de luchas para evitar la destrucción de organismos artísticos y culturales que promueven, desarrollan, gestionan, industrializan, difunden nuestras identidades que nos conjugan como Nación en un marco legal propio de un sistema democrático y de un Estado de derecho.

La cultura es una herramienta de transformación social que busca la inclusión y fomenta el encuentro de los argentinos por medio de espacios de diálogo e intercambio cultural, dentro y fuera del país; espero y deseo que el peronismo y el radicalismo, artífices y cultores de la cultura de nuestro pueblo, rechacen estas medidas, si no sería otra derrota de la política. Es tiempo de descuento.

Jorge Sharry

Ante todo, quiero aclarar que no estoy de acuerdo con el DNU (llamado "ley ómnibus") en su totalidad por dos motivos fundamentales: ninguno de los puntos que abarca son "de necesidad y urgencia" y en uno de ellos el actual presidente de la Nación pretende arrogarse funciones legislativas con lo que pasaría a tener la suma del poder público, hecho que está prohibido expresamente por la Constitución Nacional Argentina y que no es más que la aspiración de alguien con ambiciones de poder desmedidas y no del que viene a cumplir un servicio con el pueblo argentino para lo que fue elegido. 

Entre todos los tópicos de ese "mamotreto" redactado por un delirante como el señor Sturzenegger, que es un ministro con sueldo, pero sin ministerio, habla de la derogación de la Ley Nacional del Teatro Nº 24.800 y la disolución del Instituto Nacional de Teatro, organismo federal creado después de una larga lucha de los actores y actrices de todo el país en el año 1997, época democrática del presidente Menem. Esa ley es absolutamente federal y lleva a todos los grupos independientes del país (incluyendo a los de nuestra ciudad) a la posibilidad de acompañarlos con sumas de dinero que ayudan a la producción de sus obras como a su crecimiento artístico a través de cursos, seminarios y ediciones de libros técnicos y teóricos, que se distribuyen gratuitamente.

Me solidarizo también con el Fondo Nacional de las Artes, entidad icónica de la cultura de nuestro país que con este DNU pretenden disolver.

Ambas cosas son realmente horrorosas y una falta de respeto a la cultura nacional y a los artistas que dan parte de su vida para que tengamos aquí, en Argentina, uno de los mejores teatros independientes del mundo, reconocido por todos los países.

Por supuesto que confío en los legisladores que, seguramente, evitarán que suceda este espantoso suceso y que se acepte un DNU que los obligaría a renunciar, ya que la función legislativa quedaría en manos del Ejecutivo.

"Neme" Carenzo

"Sordos ruidos oír se dejan". Nadie puede argumentar que existían ruidos que se dejaban oír, porque eran vociferados a los cuatro vientos. Quienes no los escucharon fueron y son sencillamente porque no los quieren escuchar.

Como así tampoco podemos negar las dificultades que veníamos arrastrando, pidiendo también a gritos un cambio, pero un cambio que no socave los cimientos políticos, sociales, laborales, científicos, culturales, etcétera. Cimientos construidos en luchas y conquistas de muchas décadas.

En lo concerniente al ámbito cultural y más específicamente a la disciplina que me ocupa, el teatro, es simple y terrible/nefasto el cierre, a través de su desfinanciamiento, del INT, entidad que mantuvo con su invalorable aporte el arte de Talía en todos los rincones del país (subsidios para salas independientes festivales, apoyo a grupos, etcétera) y no siendo un antro de punteros y militantes partidarios como argumenta el ignorante y nefasto Sturzenneguer (poco de lo primero y mucho de lo segundo).

Objetivos muy parecidos y claros: desaparecer manifestaciones culturales, evitando que las mismas sean generadoras de opciones que logren despertar a una sociedad en su mayoría anestesiada.

No bajar los brazos, resistir como y desde donde se pueda.

Ante una sociedad enferma, el arte no cura del todo, pero al menos provee medicamentos que alivian el dolor y quizás ayuden a empezar una lenta y prometedora recuperación.


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