Hace 25 años Patricio D'Ottavio hacía realidad el primero de sus tres cruces: el Río de la Plata

Hace un cuarto de siglo, el nadador pergaminense Patricio D'Ottavio concretó su primera gran hazaña deportiva: cruzar el Río de la Plata. En 12h. 29m. 36s. nadó unos 44 kilómetros entre el Puerto de Colonia, Uruguay, y Punta Lara, Argentina, para convertirse en el décimo sexto nadador en lograrlo sobre más de 100 intentos. La fecha exacta del 25º aniversario del cruce al río más ancho del mundo se cumplirá el próximo jueves, 29 de diciembre. Ese día de 1997, D'Ottavio nadó de noche (largó a las 0:50) apuntalado por el velero "Bandurria" y durante varias horas de la travesía debió soportar condiciones climáticas adversas.

Hoy, a días de cumplirse 25 años, D'Ottavio repasó para LA OPINION el primero de los tres grandes cruces que realizó y lo metieron en la historia del deporte de la ciudad. Al año siguiente cumplió otro sueño, cruzar el Estrecho de Gibraltar. Y en 2000 un desafío solo posible para nadadores con su tenacidad: atravesar a nado el mítico Canal de la Mancha.

El principal fin que buscaba con el cruce del Río de la Plata era "mostrarle a la ciudad cómo era nadar en aguas abiertas", afirma. "En ese entonces hacía un par de años que había empezado a participar en las competencias del circuito mundial, entonces el objetivo era mostrarle a Pergamino cómo era esta disciplina. Apareció la idea de tratar de cruzar el río más ancho del mundo y por eso logré la cobertura de LA OPINION, la transmisión de Radio Mon y que también se filmara y se pudiera hacer un programa en Canal 4, mostrar a la ciudad una travesía de aguas abiertas", explica.

Hasta ese momento, con 27 años, participaba en pruebas del circuito mundial que iban desde los 25 hasta los 88 kilómetros. Sin embargo, el cruce del Río de la Plata aparecía "como un desafío más importante". Además del entrenamiento, se necesitaba de una organización y logística importante. "En esa época no había ninguna asociación ni ente que lo regulara por lo cual vos tenías que salir a buscar el barco, hacer todos los trámites de autorización ante las prefecturas argentina y uruguaya, coordinar toda esa logística significaba un desgaste porque ya había tenido un intento fallido en el que ni siquiera pude tirarme al agua a principios de 1997 porque el barco falló, entonces venía con una carga adicional para poder concretarlo y por suerte lo pude hacer de la mejor manera", cuenta.

El protagonista de esta travesía, se refirió a ese fallido intento. "La planificación era hacerlo en febrero o marzo del 97 después de las carreras del circuito mundial, pero el barco nos iba postergando la fecha y llegamos al punto que estábamos en el puerto de Buenos Aires para subirnos a la embarcación e irnos a Uruguay y nos dejaron una nota diciendo que no lo podía hacer y fue una decepción muy grande", recuerda.

"Entonces tuvimos que rearmar toda la planificación y concretarlo a fines de diciembre en un año inestable porque estaba 'La Niña' con lo cual había muchas lluvias y en el día de hacer el cruce se programó largar a las 12 de la noche y se retrasó 50 minutos por una tormenta eléctrica", amplió.

-¿Cómo viviste aquel cruce, qué contratiempos tuviste que superar para completarlo?

-Era la primera vez que iba a nadar de noche, con lo cual llegué con una carga diferente por tener que hacer algo nuevo, nadar varias horas de noche hasta que amanezca. El objetivo era tratar de completarlo ya que el cruce anterior se había hecho en 1995 y por todas las cuestiones del armado de la logística no era algo normal. Estaba muy bien entrenado y sabía que tenía el apoyo de Pergamino que estaba pendiente del cruce, eso fue un aliciente anímico fundamental para poder lograrlo.

Fueron 44 kilómetros, largué en el puerto de Colonia y fui en línea recta hasta Punta Lara, en las primeras ocho horas hice 32 kilómetros y desde la octava a la novena hora por un cambio del viento solo avancé 800 metros y para nadar los kilómetros finales tardé cuatro horas y media, fueron cuesta arriba por no tener la marea a favor y además el viento que se iba incrementando.

Consultado por lo que sintió al finalizar el cruce del Río de la Plata aquel 29 de diciembre hace ya 25 años, dijo: "Fue una satisfacción enorme, además ver que me estaban esperando cuatro compañeros de natación y otros entrenadores; sabiendo que se estaba transmitiendo con flashes en vivo para la radio y que tenía todo el apoyo de Pergamino.

-¿Haber completado el cruce del Río de la Plata fue el empuje para ponerte el objetivo de encarar los dos que vendrían después o ya los tenías en mente desde antes?

-No, después que lo pude concretar recién ahí dije ahora el segundo eslabón seria unir Europa con Africa a través del Estrecho de Gibraltar y después tratar de culminar con el broche de oro, el Canal de la Mancha; ahí surgieron los otros dos.

La natación, parte de su vida

Un cuarto de siglo después de cruzar el Río de la Plata, Patricio continúa en actividad disfrutando la natación, además de lograr positivos resultados tanto en pileta como en aguas abiertas. "La natación es parte de mi vida, no realizo un entrenamiento como en esa época de alto rendimiento, simplemente lo hago por una cuestión de salud física y mental. Desde que pasé nueve meses sin poder nadar por la cuarentena valoro mucho más la salud y la posibilidad de nadar, que es algo que mientras pueda lo voy a hacer. Ahora más que nada disfruto de esta actividad que es tan placentera más allá de alguna que otra competencia", contó sobre cómo vive su deporte en la actualidad.

Y en el cierre de la charla con el Diario, dejó un importante mensaje para todos: "El que sabe nadar salva su vida, hay que tomarlo como un derecho humano en el hecho de que todas las personas deberían saber y tener la posibilidad de aprender a nadar para poder salvar su propia vida en cualquier situación ligada con el agua. Y seguramente si hay un buen trabajo de aprendizaje, después vamos a tener muchos más nadadores que puedan destacarse en el deporte".