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Ante el desafío de expandir la actividad: ¿es posible aumentar la producción de carne?


 En los próximos cuatro a siete años la Argentina debería aumentar su producción sustancialmente (IPCVA)

'' En los próximos cuatro a siete años la Argentina debería aumentar su producción sustancialmente. (IPCVA)

Una tipificación que valore el producto por sobre la res permitiría ganar hasta 120 kilos más por animal, sin perder calidad. El Inta y el Ministerio de Agroindustria de la Nación presentaron una propuesta.

DE LA REDACCION. La ganadería argentina enfrenta el desafío de expandir la actividad global y, en ese contexto, aumentar la producción individual es un factor clave para satisfacer la demanda doméstica y estratégico para mejorar la oferta internacional. El Inta, junto con la Secretaría de Ganadería del Ministerio de Agroindustria de la Nación, presentó una propuesta de modificación del sistema que se emplea para tipificar las reses y la carne durante la 9ª Jornada de Actualización en Genética Bovina.

“Argentina está en una transición y reubicación de la carne, tanto en mercados internos como externos. En el mundo la palabra Argentina se relaciona a la calidad de la carne, pero las preferencias han cambiado y los sistemas de producción también”, afirmó Aníbal Pordomingo, coordinador del Programa Nacional de Producción Animal del Inta.

Como consecuencia de un sistema que califica a los bovinos según el grado de engrasamiento o cobertura, la categoría animal -vinculada con la edad y el peso- y la conformación, el negocio de la carne se fue hacia reses más chicas.

“Estamos faenando animales muy pequeños en edad, pero a su vez de muy bajo peso, y pretendiendo vender la calidad a través de una categoría muy joven”, planteó.

Según el especialista, esos parámetros están contextualizados “en un sistema pastoril, donde la energía está condicionada por la calidad del pasto”. En cambio, en los planteos que actualmente se encuentran en expansión, “con mayor uso de grano y mayor intensificación, no necesariamente estas correlaciones son reales. El escenario de producción es más diverso que en el pasado, hoy hay muchas formas distintas de producir”, expresó.

En la vaquillona, por caso, generalmente se faenan animales de 320 a 350 kilos, porque si los supera pasa a la categoría de vaca, donde el precio de mercado es menor. Sin embargo, en los sistemas de alimentación actuales la carne de una hembra de 420 a 450 kilos tiene la misma calidad o mejor que la de un novillito.

“En esa categoría, por ejemplo, se podrían producir 100 a 150 kilos más de carne, como hace el resto del mundo, por encima de lo que se produce actualmente y con el novillito a novillo, lo mismo”, precisó el especialista, y agregó: “debemos derribar el mito de que un animal grande es menos palatable”.

Como la tipificación actual no premia al ganadero por producir más por animal, este se destina a la faena con menor peso, y así se pierde la oportunidad de vender más kilos: “Podemos producir entre un 30 y un 40% más de carne en el país con un sistema que no castigue a animales 100 kilos más pesados en todas las categorías”, indicó.

La alimentación cambió los paradigmas que le dan estructura al sistema de tipificación de reses y carne vigente en la Argentina. En este sentido, Pordomingo consideró que “no ha sido de utilidad para valorar objetivamente por calidad, ni para educar al consumidor sobre las características de la carne emergente de los sistemas de producción actuales”, ya que “se basa en mirar al animal desde su conformación”.

 

Para la demanda local y externa

Además de lo que se pierde de generar con el mismo stock, para poder abastecer la demanda interna a futuro, en los próximos cuatro a siete años la Argentina debería aumentar su producción sustancialmente. “Si se quiere tener algo de mercado externo y abastecer los 50 a 55 kilos de carne por habitante por año es necesario producir más carne por animal nacido”, estimó.

A este cuadro se suma “que la demanda internacional de carne de calidad se orienta, en general, hacia cortes de mayor tamaño, peso y grado de terminación y homogeneidad que los producidos en los últimos años, dirigidos hacia un mercado doméstico, acostumbrado a medias reses pequeñas y heterogéneas”, expresó Pordomingo.

“El único país que utiliza hoy este tipo de estrategia es la Argentina y eso hace que seamos bastante ineficientes en la producción global de carne”, precisó. “Los sistemas pastoriles frecuentemente exceden los dos años de edad a la faena, pero los de suplementación y los de terminación a corral son modelos muy estables porque raramente superan los tres años de edad a faena y son centrales en los negocios de exportación”, observó.

 

Una cadena más competitiva

Implementar métodos de valorización del rendimiento y la calidad es estratégico para generar argumentos en defensa del producto y de la competitividad, y corregir estrategias de manejo o de diseño de planteos ganaderos y procesos de la faena y las pos-faenas. Con la intención de convocar a los diferentes eslabones de la cadena de la carne a tomar parte en este debate, surgido por iniciativa del Foro Argentino de Genética Bovina, del Ministerio de Agroindustria de la Nación y del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), fue elaborada esta propuesta.


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