Perfiles pergaminenses

Estela Blanco: la lucha por los derechos como pilar de su labor sindical y de su vida


Estela Blanco en la intimidad de una charla con LA OPINION

Crédito: LA OPINION

Estela Blanco, en la intimidad de una charla con LA OPINION.

Es pergaminense por adopción. Llegó de la provincia de Chaco con un hijo pequeño y aquí forjó un porvenir. Conocida dirigente de la Asociación Trabajadores del Estado dedicó a la tarea gremial gran parte de su vida. Es enfermera, militante y peronista. Su Perfil plasma el recorrido por una rica historia, marcada por la convicción de las ideas.

Estela Jovita Blanco es pergaminense por adopción. Nació en la provincia de Chaco, creció en el campo en el Partido de General José de San Martín. Vivió allí hasta los 18 años. Sus padres fueron Juan y Juana, agricultores dedicados a la vida en el ambiente rural. Todos los recuerdos de su niñez y adolescencia tienen que ver con esa geografía compartida con sus nueve hermanos.  

A causa de una enfermedad terminal su mamá falleció a muy temprana edad. Su padre y varios de sus hermanos tiempo después decidieron establecerse en González Catán, provincia de Buenos Aires. Solo uno de ellos quedó en Chaco, cuidando lo que por entonces tenían. Esto sucedió cuando en el año 1983 una gran inundación causó importantes daños en el campo donde vivían, circunstancia que puso a su familia frente al deseo y el impulso de abrirse camino en otro lugar. Por entonces Estela ya tenía a su hijo, Rolando. Luego de estar un tiempo viviendo en el Conurbano bonaerense, teniendo 19 años con una de sus hermanas y su pequeño se mudó a la vecina localidad de Colón. "En aquel tiempo mi hijo era un bebé. Trabajé en casas de familia, me establecí en una quinta donde me dedicaba a limpiar y a mantenerla a cambio del lugar para vivir", relata en el inicio de la entrevista en la que hace un recorrido por su historia de vida.  

Decidió establecerse en Pergamino, una ciudad que apenas conocía de venir de vez en cuando a hacer alguna compra o a pasear, pero de la que no sabía prácticamente nada. Enseguida se sintió bien recibida, a pesar de que como ella misma señala, en aquellos años era difícil tener un hijo a cargo y abrirse camino en un lugar que no era el propio. Sin embargo, siempre pudo hacerlo y las oportunidades fueron surgiendo de la mano de su vocación de trabajo. Asumió cada desafío con convicción y coraje: "Mi hijo tenía nueve meses cuando vinimos a Colón y casi dos años cuando me mudé a Pergamino. No fue fácil", sostiene. Y menciona que al llegar se instaló en una pensión en calle Italia, casi San Martín. "Era una habitación individual con un baño compartido", refiere.

De inmediato comenzó a trabajar en casas de familia, en tareas de limpieza. "Tuve la suerte de empezar a cuidar a una señora, con la que estuve durante siete años", menciona y señala que de la mano de esa posibilidad laboral otras puertas se abrieron para ella: "Ella se llamaba Blanca Traverso, y fue quien me enseñó lo que era la enfermería, me inculcó el oficio y me transmitió lo que significaba el servicio a la comunidad desde esa profesión. Viviendo con ella pude comenzar a estudiar para asistente de enfermería en la vieja Escuela de Enfermería 'Luciano Becerra'".

"Blanca asumió el rol de abuela de mi hijo, sin serlo, y me lo cuidó durante los dos años que me llevó recibirme", agrega, agradecida recordando aquellos tiempos de 1987 y 1988 cuando aprendió las competencias de la que fue su profesión.

En Atención Primaria

En el año 1988 comenzó a trabajar en la Municipalidad de Pergamino haciendo reemplazos. Al año siguiente le hicieron un contrato, pero a través de una cooperadora que no existía legalmente, lo que motivó que tuviera que iniciar un proceso judicial en defensa de sus derechos. "Entré defendiendo mis derechos y eso de algún modo me marcó el camino que luego me llevó a la actividad sindical", remarca. "Como era un proceso largo, pudimos conciliar y fue así que quedé en la planta del personal municipal, siempre trabajando en el área de salud", agrega.

"A lo largo de mi carrera trabajé en distintos Centros de Atención Primaria de la Salud y mis últimos años de actividad laboral fueron en el vacunatorio", señala en la continuidad de la charla.

Ya estando en el Municipio, durante algunos meses trabajó en el Servicio de Maternidad de la Clínica Pergamino, pero la imposibilidad de compatibilizar horarios la hicieron inclinarse por su tarea en la atención primaria, donde desarrolló toda su carrera. 

El sindicato

"En el año 1999 cuando se inició la gestión de Héctor Gutiérrez me aboqué de lleno a la actividad sindical en ATE y dejé de prestar servicio en las salas", relata. Su actividad sindical y su participación habían comenzado antes siendo delegada.

Al hablar de su labor sindical destaca que desde el primer día fue algo que le implicó un trato directo con la gente en una tarea vinculada a "enseñarles cuáles son sus derechos". "Siempre estuve al servicio del empleado municipal, luchando por sus derechos, trabajando para ganarlos y en los últimos años para que no los perdieran o los reconquistaran".

"Desde que ingresé a trabajar en el Municipio fui delegada de ATE por el sector. Fui delegada del CAP 12 de Octubre con Mirta Farías por el Centro de Desarrollo Comunitario del barrio. En el 1995 comencé a formar parte de la comisión directiva en distintos cargos, primero como prosecretaria de Finanzas, más tarde como prosecretaria de Organización, y finalmente como secretaria de Administración", describe, y cuenta que en marzo de 2016 recibió el reconocimiento que anualmente realiza la Municipalidad de Pergamino por su trayectoria sindical.

Una mujer de la militancia

Estela se define a sí misma como una mujer que mamó los principios del peronismo desde muy chica: "En principio soy peronista. Es desde allí que tomé las ideas de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Eso me impulsó siempre a participar. Pero en lo laboral y sindical nunca inmiscuí mi ideología partidaria para que mi posicionamiento no condicionara la tarea que se realizaba desde una entidad sindical y desde un trabajo como el de la salud en el ámbito de la Municipalidad. Traté siempre de ser muy amplia y de anteponer el respeto a los derechos y la lucha por ellos a cualquier cuestión político partidaria".

Confiesa que es peronista desde siempre y cuenta que sus padres eran inmigrantes paraguayos que se casaron en el año 1950 y se establecieron en Argentina para forjarse un porvenir: "Todo el progreso que ellos conocieron fue en la época de Perón".

Aunque era muy chica cuando se instaló el proceso militar en el país, recuerda ese tiempo oscuro del país y las marcas profundas que dejó. "Quizás todo lo que sucedió y mi propia biografía familiar han hecho que calaran en mí muy hondo las ideas vinculadas a poder defender los derechos de los demás y trabajar en un marco de libertad para que nunca sean vulnerados".

"Mis compañeros siempre fueron pares, nunca miré a nadie de arriba más que para tenderle una mano si estaba caído. Esa es mi convicción de la actividad sindical, de la política y de la vida. Somos todos iguales, con más o menos valores, con más o menos dinero, pero con los mismos derechos. Esa convicción es la que acompañó todo lo que hice y la que en lo personal siempre me ayudó a salir adelante", expresa en una apreciación que la define. Confía en el empoderamiento de las mujeres y del colectivo Lgtbi y cree profundamente en la igualdad. Esa ha sido y es su bandera.

La jubilación

Estela ya inició los trámites para jubilarse. Dice que fue una decisión que terminó de madurar en la pandemia. "Tengo enfermedad pulmonar crónica, así que durante 2020 no pude trabajar por mi factor de riesgo para Covid, tomé la licencia que me correspondía. En ese tiempo me quebré la muñeca, me tuve que operar y aún estoy recuperándome. Cuando este año quise volver le propuse al intendente que me asignara un lugar en el que pudiera desarrollar alguna función, atendiendo a que mis compañeros estaban trabajando muy fuertemente en la pandemia y que si esto no era posible, analizáramos la posibilidad de jubilarme. Mis años de aportes fueron suficientes, me propusieron la jubilación y acepté". 

Hoy que ya no tiene el compromiso de la actividad, tiene una vida tranquila. Asume con calma que se va iniciando una nueva etapa: "Sé que puedo seguir siendo afiliada y dirigente si quiero, pero aún no sé qué haré. Eso lo dirán el tiempo, los afiliados y el contexto".

Su universo íntimo

Hoy su hijo, ese con el que llegó a esta ciudad siendo un bebé, tiene 38 años. Se llama Rolando Andrés, está en pareja con Laura Gauna y además es papá de Lautaro, el único nieto de Estela y a quien ella define como "el sol que ilumina su vida con sus 18 años".

Estela estuvo muchos años en pareja con el dirigente Oscar Velázquez, fallecido en 2014 y un hombre al que conoció en la militancia política y sindical. "Estuvimos juntos desde 1993 hasta que falleció en 2014. Su muerte no solamente fue una pérdida para mí en lo personal sino para la ciudad en lo institucional porque se fue un gran dirigente". 

"Nos conocimos en la militancia partidaria y sindical, empezamos a salir, formamos pareja, no tuvimos hijos en común. El era papá de Paola y Marcos, con quienes siempre tuve una buena relación", refiere. "Aprendí mucho sobre la defensa de los derechos de los trabajadores en la convivencia con él y agradezco a la vida por haberlo cruzado en mi camino para vivir tantos hermosos momentos".

Fiel a sus principios

Hoy que las rutinas son distintas, Estela disfruta de pasar tiempo en su casa. "Se reubican las energías personales cuando uno se corre un poco del ritmo vertiginoso de la actividad". Y también descubre que ha dejado cosas de lado: "Hoy me estoy reencontrando con esas cosas. Me gusta trabajar la tierra que es de donde vengo, también, ocuparme de los quehaceres de la casa. Me gusta mucho estar sola, aunque disfruto de estar en compañía, pero no me perturba la soledad", dice.

"Cuando me fui de ATE en 2019 reconozco que en un principio fue un golpe perder la conducción, pero la vida hace esas cosas, te da un palizón para reubicarte, se aprende de eso", confiesa.

Volvió a su tierra natal en 2015, fue al cementerio y regresó a la casa donde creció. Se reencontró con sus vecinos y vivió con emoción cómo algunos lugares y relaciones permanecen como entre paréntesis esperando el momento del encuentro. Pero se siente pergaminense y es feliz de estar en esta ciudad que le abrió las puertas para que ella pudiera forjar su porvenir. Vive en el barrio Acevedo. "Me siento muy feliz de vivir en esta ciudad, conozco muchas cosas de Pergamino que personas que nacieron aquí no conocen", afirma y asegura que por su participación pública nunca aspiró a ocupar cargos políticos. "Sigo siendo militante aunque hoy no se puede hacer la militancia tal como la conocemos, en la calle o en la unidad básica". También sigue siendo peronista y abraza aquellos proyectos que promueven "la unidad en defensa de los intereses del pueblo".

Como mamá se siente orgullosa de haberle inculcado a su hijo el valor del trabajo honesto. "Le enseñé a defender sus derechos, a trabajar para ganarse honestamente la vida. Creo que le pude incuclar buenos valores y me hace feliz verlo realizado, además de su trabajo es un conocido director técnico de fútbol, aunque hoy está un poco alejado del deporte. Ser su mamá me ha dado muchas satisfacciones" resalta, agradecida a la vida.


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