La necesidad de conciencia sobre el plan de fertilización llegó para quedarse. Después de tantos años de agricultura con un balance nutricional desfavorable, "los números están en rojo". La disminución de la disponibilidad de algunos nutrientes explicaría parte de la brecha productiva actual.
Hoy nos planteamos si la inversión en genética es suficiente para maximizar rindes acompañada con una fertilización únicamente apuntada al cultivo (fósforo, nitrógeno, azufre), cuando una gran cantidad de informes y estudios realizados por el INTA y Fertilizar reflejan las variaciones en la salud del suelo, con pérdida de materia orgánica, desbalances de pH e importantes desbalances de fosforo, azufre, calcio y magnesio
"Al momento de la siembra sabemos que el piso del fósforo y el azufre es de 10 ppm (partículas por millón) para la soja, mientras que el maíz con esos valores o un poco menos no está tan expuesto", explica Fernando Bogliatti, ingeniero en Producción Agropecuaria, y aclara que "tanto el maíz como el trigo necesitan también nitrógeno medidos en nitratos que contenga el suelo, variables básicas que todo técnico y productor saben y aplican".
Por la vida del suelo
Partiendo de la premisa de que los suelos están vivos, puntualiza que "se debe tomar conciencia que tienen microorganismos que ayudan a solubilizar los fertilizantes que aplicamos, gran mayoría de manera química (quizás sea momento de incorporar productos naturales al ambiente), sumado a los macro elementos ya almacenados", y que "esos microorganismos viven y se mueven gracias a los meso elementos que tienen los suelos, como calcio y magnesio, que deben estar muy bien equilibrados según el porcentaje de saturación que tiene cada uno, ya que son los que le dan vida al sistema del suelo".
Cómo recuperar fertilidad
Para Bogliatti, con amplia y reconocida experiencia en fertilización, describe que "para medir y sostener la fertilidad de los suelos es imprescindible realizar análisis de suelos; monitorear pH; aumentar dosis de fosforo donde se amerite; controlar niveles de cationes básicos como calcio, magnesio y potasio; intensificar las secuencias de rotación, y realizar rotaciones con pasturas o cultivos de servicio para aumentar el ingreso de carbono al suelo".
Finalmente, sostiene que todos los actores de la producción agropecuaria "debemos tomar conciencia que de ahora en más si no miramos este problema, cada vez va a tener más impacto el régimen pluviométrico o estrés de temperaturas" y que "el manejo racional de la fertilización podría incrementar el promedio de los rindes".