Desde hace tiempo la violencia se ha instalado en muchos ámbitos de la vida cotidiana y la salud no es ajena a este flagelo. Por el contrario, las instituciones sanitarias y las personas que trabajan en ellas a menudo se ven afectadas por hechos que impactan en la opinión pública cuando ocurren, pero otras veces se invisibilizan, como si se fueran naturalizándose como una consecuencia irremediable del modo en que la sociedad va eligiendo vivir y dirimir sus conflictos.
Hace pocos días el Hospital Interzonal General de Agudos "San José" se transformó una vez más en escenario de una agresión a los profesionales de salud que estaban atendiendo a un paciente en el Servicio de Guardia. El hecho causó conmoción y motivó que se hicieran las denuncias correspondientes y se diera intervención a la Justicia, que está llevando adelante la investigación. El episodio mereció el repudio del conjunto de la comunidad hospitalaria y de las autoridades del establecimiento sanitario que, a través de un comunicado, expresaron su rechazo a este tipo de conductas que ponen en una situación de vulnerabilidad al personal de salud en el ejercicio cotidiano de su tarea.
La comunicación emitida desde el Hospital San José, apenas ocurrido el hecho, expresó lo siguiente: "El Higa San José de Pergamino repudia enérgicamente los hechos de violencia acaecidos en el Servicio de Guardia en la madrugada de hoy contra nuestros profesionales de la salud. Acompañamos a quienes han sufrido estas agresiones y seguimos sosteniendo el absoluto rechazo ante este tipo de actitudes violentas sobre los equipos de salud que trabajan atendiendo las emergencias en nuestra comunidad. Exhortamos a la Justicia Departamental a tomar las medidas correspondientes, con el objetivo de imponer ejemplar sanción a los autores de estos hechos. Cuidemos a quienes nos cuidan".
Esta última oración del comunicado -"Cuidemos a quienes nos cuidan"- se erigió una vez más en la consigna e instó a una reflexión necesaria sobre las condiciones en que médicos, enfermeras, auxiliares y administrativos ejercen su labor en un contexto atravesado por situaciones sociales cada vez más complejas.
Si bien la violencia en contextos de atención de salud no es privativa de los efectores del sector público, lamentablemente encuentra en ellos un epicentro. De un tiempo a esta parte los hospitales son las instituciones de salud más afectadas por este tipo de hechos que responden a un fenómeno multicausal que merece ser atendido en toda su diversidad. Múltiples factores tienen incidencia en esta realidad que es seguida de cerca tanto por los decisores de políticas sanitarias como los trabajadores del sistema, a quienes la situación les plantea no pocos dilemas por lo que significa la presión de trabajar sintiendo que en cualquier momento y por cualquier razón pueden resultar el blanco elegido por la violencia para manifestar una insatisfacción o un descontento.
La zona caliente
La violencia no reconoce espacios ni razones, y si bien ocurre en distintos espacios del ámbito sanitario, encuentra en el Servicio de Guardia una zona caliente por cuanto por su dinámica de funcionamiento es el dispositivo que atiende la urgencia tanto pediátrica como de adultos de toda la ciudad y las cuestiones apremiantes llegan de manera continua y eso motiva que lo que se vive allí siempre esté cargado por un enorme estrés y de reacciones violentas que en algunas ocasiones surgen de los propios pacientes y muchas otras de familiares o allegados que, en la búsqueda de respuestas inmediatas, terminan por descargar su malestar en los profesionales que no hacen otra cosa que realizar su tarea, con toda la complejidad que supone atender emergencias en las que algunas veces está en juego la propia vida del paciente.
Las guardias hospitalarias están descriptas dentro de los programas de prevención de la violencia en salud como los espacios donde suelen producirse con mayor frecuencia hechos violentos y lo ocurrido en el Hospital San José se suma a esta estadística. En el caso del nosocomio, la Guardia -tanto de Adultos como de Pediatría- funciona de manera activa durante las 24 horas de los 365 días del año, lo que hace que un importante caudal de consultas urgentes se canalice a través de ellas. A esto se le suma que llegan al Servicio de Guardia la atención de personas que sufren accidentes de tránsito y un sinnúmero de cuestiones que revisten urgencia. Durante los fines de semana, a lo habitual se le suman la violencia callejera, los hechos delictivos y la atención de cuadros que surgen por el consumo de alcohol u otras sustancias y que terminan generando situaciones de salud que se requiere atender con cierta premura. Fundamentalmente en la atención de estas cuestiones es que la Guardia de algún modo se transforma en un espejo y en una caja de resonancia de lo que sucede en la sociedad en relación a la violencia. Alcanza con observar la dinámica que toma la Guardia en determinados días y horarios y el tipo de casuística que atiende para confirmar que el combo resulta explosivo si se considera el hecho de que, si bien el sistema asistencial se ha fortalecido para brindar las respuestas adecuadas, el recurso humano siempre resulta finito.
En contextos sociales de alta demanda de atención, los tiempos de espera y una cultura de uso de la Guardia del Hospital que no siempre es la adecuada, y un estado general de tensión hacen que más temprano que tarde, la violencia ocurra. Y en este escenario se torna necesario reforzar los sistemas de prevención, trabajar de manera sostenida en la concientización de los propios usuarios del sistema de salud y acompañar a los profesionales y trabajadores sanitarios, entendiendo que están ahí para cuidar la salud del conjunto de la población y que lo hace con los recursos que tiene a disposición para ello y en condiciones que están llamadas a seguir mejorando, siempre.
Una dinámica compleja
No solo en el caso del Hospital San José, sino en la mayoría de los establecimientos sanitarios del subsector público, la Guardia convive con distintas realidades. Así como se atiende lo urgente, aquellas situaciones en las cuales está en riesgo la vida; también llegan consultas calificadas como de "código verde" que podrían resolverse en un consultorio externo o en el primer nivel de atención. Sin embargo, hay una costumbre de la propia comunidad de recurrir a la Guardia y hacerlo porque la visualiza como el principal efector de salud de la ciudad y ese que está disponible las 24 horas del día. Lo contradictorio de esto es que esa misma población que referencia en este espacio la calidad de su atención, es la misma que termina por agredir a un trabajador de salud porque entiende que lo hizo esperar más de la cuenta.
Si a ello se le suma la accidentología vial que se atiende exclusivamente en el nosocomio y las emergencias que se den en cualquier ámbito, el espacio cobra una relevancia sustantiva en términos sanitarios y también se transforma en blanco de eventuales agresiones. En paralelo a ello, lo que se vive durante los fines de semana tiene una dinámica particular: la alcoholemia, el consumo de sustancias y los hechos de violencia que terminan con víctimas -muchas veces graves- encuentran en la Guardia hospitalaria el único espacio de atención y lo que experimentan los profesionales que cubren esos turnos es sumamente estresante porque las personas llegan atravesadas por crisis que son difíciles de contener y en un estado en el que se inhiben todos los mecanismos de tolerancia y la expresión de la violencia muchas veces tiene no solo a médicos sino a enfermeros y auxiliares, como víctimas que deben soportar insultos, agresiones y agravios que solo cobran visibilidad en la escena pública cuando eso alcanza la agresión física y motiva una denuncia.
Si bien desde hace mucho tiempo el nosocomio cuenta con dispositivos orientados a disuadir hechos delictivos o violentos y no solo existen cámaras sino personal de seguridad afectado a la tarea de vigilancia, cuando la violencia irrumpe y avasalla un espacio que debería quedar exento de ciertos embates, todos los resortes resultan insuficientes.
El hecho
La agresión a un profesional del Servicio de la Guardia de Adultos del Hospital San José se produjo el fin de semana pasado cuando tres personas ingresaron de manera violenta al nosocomio y propinaron golpes al personal. Intervino la custodia apostada en el lugar que dio aviso al Comando de Patrulla y se logró la aprehensión de las personas involucradas. Se realizaron las denuncias correspondientes y se dio intervención a la Justicia para que prosiga con la investigación bajo una causa que fue caratulada como "Aprehensión por daños y resistencia a la autoridad", y que por la gravedad del hecho y el contexto en el que ocurrió merece de una acción diligente que otorgue una condena ejemplar que contribuya a disuadir este tipo de conductas en ámbitos sanitarios.
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