Perfiles pergaminenses

Italo Ricardo "Pipí" Beyrne, una vida nutrida de experiencias laborales en roles y lugares emblemáticos


“Pipí” Beyrne hizo un recorrido por su historia de vida en dilogo con LA OPINION

Crédito: LA OPINION

“Pipí” Beyrne hizo un recorrido por su historia de vida en diálogo con LA OPINION.

Estuvo a cargo de la caja en El Refugio, en la época de oro del Cruce de Caminos. Fue chofer del intendente Jorge Young en el regreso de la democracia. Más tarde trabajó en Acevedo Estudiantil y hace 25 años es conserje en un hotel de la ciudad. Jugó al fútbol en Sports y se entretiene conlas bochas en Centenario. Vive tranquilamente, cerca de sus hijos y nietos.

Italo Ricardo Beyrne "Pipí" tiene 62 años y a lo largo de su vida ha realizado distintas actividades deportivas y laborales, que le han permitido no solo nutrirse de ricas experiencias sino cultivar amistades verdaderas. Nació en Pergamino y creció en el barrio Trocha, un lugar del que guarda muy lindos recuerdos. Su papá fue Héctor Dante Beyrne, durante muchos años mozo de El Refugio; y su mamá, Graciela Algalarrondo, ama de casa. Creció en una familia de ideología radical; cuenta que en su casa funcionaba un comité, pero afirma que él nunca sintió vocación de participar activamente de la militancia.

"Fui a la Escuela Nº2, turno mañana, y cuando terminé la primaria como no quise seguir estudiando, comencé a abrirme camino en el mundo laboral", refiere recreando una época en la que la ciudad era muy distinta a como es hoy, donde la vida transcurría de manera tranquila y con posibilidades que se abrían para aquellos que querían hacer sus primeras armas en el plano del empleo. "Tuve varios trabajos y en todos aprendí algo", destaca este hombre que es conocido por su apodo, "Pipí" más que por su nombre propio.

Al hablar de sus padres, que fallecieron hace varios años, menciona los valores que le inculcaron y el modo en que vivieron. Su papá estaba dedicado a la gastronomía; trabajó en La Emiliana, un restaurante que funcionaba frente a la Estación Terminal vieja y más tarde en El Refugio, el emblemático bar de la ciudad donde fue mozo. Su mamá siempre estuvo abocada al cuidado de la casa y de los hijos: "Fuimos dos, mi hermana mayor, Liliana, casada con Gandino, y yo".

El empleo de su padre en El Refugio lo llevó a estar en ese lugar "desde siempre" y a grabar en su memoria vivencias que aparecen en la entrevista como relatos del "viejo Pergamino". El mismo tuvo la posibilidad de trabajar durante algunos años ahí, como encargado de la caja. "Desde 1975 hasta 1978 trabajé en El Refugio. Mi padre había recibido un ofrecimiento para comprarlo pero como no tenía el dinero, se hicieron cargo otros dueños, lo llevaron a trabajar y con el tiempo le ofrecieron ser parte, así que siempre se sintió muy a gusto estando allí y era como 'medio dueño'. Yo empecé a trabajar en la caja y tuve la posibilidad de conocer a mucha gente porque siempre fue un bar muy emblemático de la ciudad".

"Los colectivos de larga distancia no entraban a la vieja Terminal y tenían parada en El Refugio, en épocas de temporada paraban ocho o diez colectivos de los que iban a la Costa, el movimiento de gente era incesante. 

Lo mismo pasaba los fines de semana, que era el paso obligado de quienes iban a los casinos o salían a bailar. El Cruce de Caminos tenía mucha actividad y El Refugio siempre fue un emblema", relata.

Chofer de Jorge Young

En el año 1983, con la recuperación de la democracia y el inicio de la gestión de Jorge Young como intendente, tuvo la posibilidad de ingresar a la Municipalidad como chofer. Fue el chofer personal del jefe comunal y también llevaba a funcionarios del Departamento Ejecutivo, como Salvador Gil o el contador Salazar, cuando debían realizar alguna actividad fuera de la ciudad. "Fue una época en la que viajé mucho y me gustaba mi trabajo. Desde 1983 hasta 1987 fui chofer de Young, un hombre muy bueno y de una rectitud que lo acompañaba siempre en cada uno de sus actos", señala Italo y menciona que fue gracias a su padre que tuvo la posibilidad de acceder a ese empleo.

"Dentro del Municipio después fui ambulanciero. Fue desde 1987 hasta 1989 y manejaba la ambulancia del Centro de Atención Primaria del barrio José Hernández", agrega, y recuerda que en ese tiempo se hacían traslados a distintos centros de salud fuera de la ciudad con el vehículo municipal. "Mi trabajo era manejar la ambulancia, recuerdo que íbamos a muchos hospitales, entre ellos el Garrahan", agrega.

En Acevedo Estudiantil

En el año 1989 se acogió a un retiro voluntario y dejó de ser empleado municipal. "Empecé a trabajar en Pergatur Remis y más tarde ingresé a Acevedo Estudiantil, donde viví una experiencia laboral muy linda con los viajes estudiantiles que se realizaban".

"Yo estuve en la parte de la cocina de los campamentos. Tengo muy lindos recuerdos de los viajes estudiantiles, siempre tuve buena relación con los chicos. Recuerdo los contingentes que llevábamos a Merlo o a Mar del Plata, yo me ocupaba de la organización de los campamentos", relata.

El Hotel, otra experiencia

Cuando cerró Turismo Acevedo fue tiempo para él de iniciar otro camino. Durante dos años fue parquero y luego comenzó a trabajar como conserje en el Hotel Wonderful. "Hace 25 años que estoy en el Hotel, cumplo turnos de 12 horas, algunas veces me toca viajar a otra ciudad donde también tienen hotel. Soy conserje, estoy a cargo de la recepción", menciona.

Aunque confiesa que siempre le gustó viajar, remarca que se siente a gusto con su tarea y la ejerce con responsabilidad. "Pienso retirarme cuando tenga la edad, he tenido algunos problemas de salud, tenía que operarme del corazón y no fue posible hacer la intervención, me colocaron un stent para descomprimir una arteria, y me tengo que cuidar bastante", agrega.

Su historia familiar

En lo personal, fruto de su primer matrimonio tuvo dos hijos: Mauricio Ricardo y Héctor Enrique, ambos en pareja. Ellos le dieron tres nietos: Nahuel (15) Luz (13) y Mateo (2).

Durante 32 años estuvo en pareja con Nancy Nacura, fallecida hace dos años y medio, con quien tuvo un hijo Fernando Nicolás que es soltero y profesor de Educación Física. 

Cuenta con pesar lo que significó para él la pérdida de su compañera y refiere que en el presente vive solo en el barrio Villa Alicia y confiesa que este ha sido un tiempo para "reorganizar la vida".

Las bochas

Si bien la pandemia ha alterado el ritmo de alguna de sus actividades, cuando no está trabajando le gusta jugar a las bochas. Históricamente lo hizo en el Italclub y luego en el Club Centenario. Allí encuentra una distracción y espacios de pertenencia donde se cultivan amistades.

"Ahora con la pandemia no hay actividades, pero ya se retomarán, comencé a jugar a las bochas de grande y es una actividad que me gusta mucho", afirma y refiere que tuvo la posibilidad de competir tanto local como regionalmente en partidos que se disputaban en ciudades como San Nicolás o Zárate.

El fútbol

De chico fue jugador de fútbol en el Club Sports. "Aunque soy hincha de Compañía, jugué en la sexta, quinta y cuarta categoría de Sports. Pero me casé siendo muy joven y dejé el fútbol para asumir otras responsabilidades", añade en la simpleza de una charla que lo lleva por distintos momentos de su vida.

Asegura que uno de los principales tesoros de la vida son sus amigos. "Siempre digo que la vida me ha regalado muchos buenos amigos y me siento afortunado por eso", resalta. Sin dar nombres propios porque seguramente incurriría en "algún olvido imperdonable", habla de sus amistades del fútbol, de las bochas, del trabajo. "Es muy importante la amistad", insiste.

Pergamino, su lugar

Confiesa que le gusta mucho viajar y ha tenido la posibilidad de hacerlo, pero afirma convencido que para vivir "no hay lugar como Pergamino".

"Me gusta mucho esta ciudad. Por trabajo he tenido la oportunidad de vivir en Buenos Aires pero nunca me adapté. Pergamino tiene esa cosa de pueblo y de ciudad al mismo tiempo, se puede vivir tranquilo. Me encanta Pergamino, no la cambiaría por nada", señala y cuenta que desde hace unos años vive en Villa Alicia, un barrio que le gusta, y en el que pudo comprar su vivienda con la parte que le tocó de la que fue la casa de sus padres donde vive su hermana. 

El futuro, rodeado de afectos

Asegura que, a esta altura de su vida, no siente que tenga asignaturas pendientes. Siempre ha vivido de manera simple y en esa sencillez ha encontrado la riqueza de las cosas. "No tengo proyectos que queden pendientes, creería que no; me he dado algunos gustos y siempre hice lo mejor que pude con cada cosa que me tocó vivir", destaca. 

El futuro lo imagina con sus nietos. Lo dice cuando la entrevista termina y como cada vez que alguien habla de las cuestiones verdaderamente importantes de la vida y de aquellas cosas que trascienden, los vínculos cobran un espacio protagónico en la charla, quizás porque son la principal construcción en la vida de las personas y aquello que queda como legado.


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