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El miércoles comienza la novena en preparación a la fiesta de Nuestra Señora del Huerto, una advocación mariana que obró milagrosamente en los tiempos del cólera. Con la coincidencia de que el contexto actual es también pandémico, se presenta en esta novena una oportunidad para pedir por el fin de este mal que aqueja al mundo.
La comunidad de las Hermanas del Huerto de nuestra ciudad indicaron que, por la situación epidemiológica, el tiempo de preparación se desarrollará de manera virtual lo que permitirá que sea compartida con diferentes comunidades a partir de las 19:00. Todos los que lo deseen pueda acceder a través del siguiente link: https://www.facebook.com/huertanos.enaccion.7
Si bien cada día de la novena se rezará por una petición especial, desde Pergamino las oraciones estarán orientadas a pedir por el fin de la pandemia.
Por otro lado se informó que la Capilla permanece abierta en los horarios de 9:00 a 12:00 y de 15:00 a 17:00. Durante la Novena y fiesta de la Virgen se expondrá un cuadro de la misma para todas aquellas personas que deseen visitarla. Se recuerda cumplir con las normas sanitarias vigentes al ingresar a la Capilla.
Por último, el día de la festividad de la Virgen, el viernes 2 de Julio, la imagen de la Virgen recorrerá las calles de nuestra ciudad, en la que está presente hace 124 años, y ha arraigado fuertemente su devoción en decenas de miles de exalumnos y sus familias. En las próximas ediciones, LA OPINION dará a conocer el recorrido.
La Virgen frente a la peste
La historia de la festividad de Nuestra Señora del Huerto comienza en Chiávari, una pequeña ciudad de Italia cerca de Génova. Allí en 1493, una piadosa mujer del suburbio de Rupinaro, llamada Turquina, iluminada por una fe profunda, acudió a la Madre de Dios y le prometió una señal de público reconocimiento si permanecía inmune del flagelo que azotaba a la ciudad de Génova y sus alrededores: el cólera.
Al haber conseguido el milagro, Turquina hizo pintar en un lugar público la imagen de la Virgen. El pintor fue Benito Borzone, quien la retrató según las indicaciones de la señora, sosteniendo la mano de Jesús en actitud de bendecir. La nueva imagen ubicada en el huerto de Chiávari suscitó muy pronto una gran devoción. Años más tarde, en 1528, la peste volvió a la Región de Liguria y a Chiávari. Este peligro despertó más la devoción y atención de los pobladores hacia la sagrada imagen, motivo por el cual se edificó un altar a los pies del nicho.
Pasado el peligro de la peste, la gente continuó visitando a la bendita imagen. El gran milagro, por el cual se festeja el 2 de julio esta advocación, recuerda el momento en que la Virgen se apareció a Sebastián Descalzo, un vendedor de verduras que iba rezando camino a Chiávari, en 1610. En un primer momento, Sebastián tuvo miedo, cuando vio un resplandor y a una majestuosa figura de mujer que se le apareció, que luego se dirigió al nicho ubicado en el huerto y después desapareció.
"Ante la situación que vivimos en estos tiempos, queremos compartir el relato del milagro ante la asechanza de la peste del cólera en Chiavari, en ese tiempo incurable. El presente relato nos lleva a reflexionar sobre la presencia de Nuestra Madre del Huerto, quien intercedió ante su Hijo para evitar la propagación de ésta enfermedad", destacaron desde la comunidad local del Huerto.
El milagro de las golondrinas
En 1835, la peste del cólera dejaba a su paso miles de víctimas mortales en toda Europa. En los pueblos cercanos a Chiávari, el dolor llamaba a todos los hogares. La población sentía el temor a la muerte y el arrepentimiento por sus pecados.
El pueblo se reunió alrededor del párroco de la iglesia de San Juan Bautista, Antonio Gianelli, quien infundía aliento y fe llevando tranquilidad a los espíritus. "Era el árbitro de todos los corazones, el señor de la ciudad", dicen los testigos de la época. Triduos y novenas reunieron al pueblo ante la imagen de la Virgen del Huerto y el Crucifijo. El 25 de agosto de 1835 ambas imágenes son llevadas en procesión por las calles de la ciudad.
De pie sobre un palco levantado frente al Santuario de Nuestra Señora del Huerto, San Antonio Gianelli, con rostro demacrado por la penitencia, descalzo, con una corona de espinas y una soga al cuello, se arrojó al suelo de rodillas y con él todo su pueblo, eran alrededor de 7.000 personas. Delante del Crucifijo y la imagen de la Virgen del Huerto, rezó llorando y exclamó: "Hiere, oh Señor, al pastor, pero salva al rebaño". De pronto una bandada de golondrinas (que habían huido hacía tiempo de la zona por la peste), revoloteó sobre la Cruz y luego sobre la cúpula del templo de la Virgen. Gianelli exclamó entonces: "El milagro ha sido concedido". Chiávari quedó inmune de la peste.
Con esto queremos hacer notar la presencia de nuestra Madre del Huerto y su hijo Jesús, quienes obraron prodigiosamente por su pueblo.
"Rogando su intercesión, la Comunidad Religiosa del Colegio Nuestra Señora del Huerto junto a la comunidad educativa y Personal no docente, invitan a todos los habitantes de la ciudad de Pergamino a rezar por el cese de la pandemia", expresaron los organizadores de la novena.
