Perfiles pergaminenses

Daniel "Chirola" Albuerne: la panadería, el fútbol y una vida comprometida con su pueblo


Daniel “Chirola” Albuerne trazó su “Perfil Pergaminense”

Crédito: LA OPINION

Daniel “Chirola” Albuerne, trazó su “Perfil Pergaminense”.

Acevedo es su lugar en el mundo. Allí vive. Hasta hace algunos años era el panadero, oficio que tomó de su padre. Y en paralelo cultivó una nutrida historia deportiva de la mano de su desempeño como delantero en distintos clubes. Hoy es técnico de las divisiones inferiores del club de su localidad y un hombre comprometido con las cosas que emprende. Además es colombófilo, una pasión que descubrió y a la que le dedica tiempo.

Daniel Leandro Albuerne, "Chirola", es no solo un conocido vecino de Acevedo sino un exponente del fútbol local reconocido por su trayectoria. Acepta trazar su "Perfil Pergaminense" y lo hace con la generosidad de una charla en la que recorre su paso por distintas canchas y la vida en ese pueblo natal que nunca abandonó y en el que, de la mano de su padre, forjó el oficio de panadero.

En el comienzo cuenta que adoptó el apodo con el que lo conocen todos cuando siendo jugador de Tráfico's Old Boys con un compañero imitaban a "Chasman y Chirolita". "Cuando era joven me decían 'Chirolota' y a medida que fui creciendo me convertí en 'Chirola'", refiere y menciona que tiene 67 años.

Nació el 14 de agosto de 1955 en Acevedo. Su papá fue José Carlos Albuerne, panadero; y su mamá Delia Derrico, ama de casa. Fueron seis hermanos, todos muy unidos: Tato (fallecido) Diana, Marcela, Fabián y Verónica. 

"Chirola" cuenta que fue a la Escuela N° 12 de Acevedo y completó el primario en el Colegio Marista. En esa misma institución hizo los primeros años del secundario que terminó en el Comercial.

Su experiencia laboral se inició cuando era muy chico en la panadería acompañando a su padre. "De mi viejo tomé el oficio y muchas enseñanzas", resalta y comenta que en paralelo a la actividad de la panadería durante 16 años trabajó en la Cooperativa de Acevedo. "Allí estaba el supermercado y yo me dedicaba a la parte administrativa, haciendo bancos".

"Pero siempre me gustó la panadería y de hecho, cuando falleció mi padre en 1987, me hice cargo del negocio, siendo la cuarta generación de panaderos. Quien había comenzado era el abuelo de mi padre", señala y cuenta que por entonces además de la panadería a la calle, tenían un reparto que abarcaba Guerrico, J.A. de la Peña, Pergamino y Gornati. "Cuando la panadería la tenía mi papá lo que elaborábamos llevaba el nombre 'Productos Siglos XXI' y cuando seguí yo, la marca fue 'La moderna española'".

La calidad y la dedicación a una tarea artesanal que demanda tiempo y constancia, fueron el sello siempre. "En 1989 me hice cargo formalmente de la panadería y la tuve hasta 2016 en que me jubilé", menciona.

Confiesa que retirarse del oficio no fue una decisión fácil de tomar por lo que representaba en la historia familiar, pero tomó la determinación alentado por la certeza de que había llegado el tiempo de descansar y disfrutar de otras cosas. "Fue difícil dejar la panadería porque formaba parte de nuestras vidas", resalta. 

El fútbol

Comenzó a jugar al fútbol en el club Tráfico?s Old Boys en el año 1970. "Me llevó Raimundo, que era un inspector municipal que frecuentaba la panadería. Comencé en la quinta división, practicando en las inferiores y ese mismo año participé de la selección juvenil de la provincia como integrante de la Selección de Pergamino, siendo el técnico el 'Colorado' Sierra", comenta. "Tenía 15 años por entonces y guardo muy lindos recuerdos de esa época".

"En 1975 gané el cuadro de honor que otorgaba el Diario LA OPINION al mejor jugador del año", menciona, agradecido. Y recuerda que con la Selección de Pergamino salieron campeones de la provincia en 1980.

"Mi carrera siguió; participé cuatro años en la primera división de Tráficos, con la llegada del 'Chivo' Martínez en un momento en el que se habían incorporado jugadores como Morresi, Neme, Digilio, Torrecillas, Machado, Marilao, Paredes, grandes exponentes para armar un buen equipo. Recuerdo que me incorporé con Cuesta", refiere y señala que desde 1972 hasta 1976 estuvo en ese club.

Jugar en el Servicio Militar

Cuando lo convocaron para cumplir con el Servicio Militar, le tocó Marina y al incorporarse coincidió con jugadores de clubes de Pergamino, con los que conformaron un equipo: "Estábamos Bojanich, Delfino, Ferrari, Bevacqua; armamos un equipo y comenzamos a competir mientras cumplíamos con la Colimba".

El camino recorrido en el fútbol fue constante. Al regresar del Servicio Militar se integró al plantel del Club Progresista de Guerrico. "Fue el 30 de septiembre de 1977, había un plantel muy competitivo integrado por jugadores que venían de San Nicolás; había un muy buen nivel y llegamos a pelear el campeonato", recuerda, memorioso de cada etapa vivida de la mano del deporte.

"Cuando me inicié en el fútbol jugaba de 8 y terminé jugando de 9", resalta y comenta que en varias oportunidades fue el goleador del campeonato. 

Por sus condiciones y por la constancia con la que se abocó al desarrollo de la actividad, tuvo la posibilidad de desplegar su talento de la mano de grandes referentes y aprender de ellos. "En 1978 cuando fui a jugar a Manuel Ocampo, bajo la dirección técnica de 'Baby' Colángelo, incorporaron al 'Chavo' Cárdenas, Dante Mírcoli, Balbuena, Vieytes, jugadores muy experimentados".

Fue testigo y protagonista de momentos de oro del fútbol local y señala que hubo un tiempo en que se incorporaban jugadores de renombre, en coincidencia con el momento en que Lucini se incorporó al Torneo de Pergamino y trajo a grandes referentes.

"En Manuel Ocampo jugué tres años; después volví a Guerrico y fue cuando perdimos el campeonato con Argentino. Fallamos en el último partido, algo que confirmó la certeza de que no siempre teniendo el mejor equipo se gana", sostiene.

Afirma que el fútbol le dio enormes satisfacciones y le permitió nutrirse de ricas experiencias. "En la época en que yo jugué nos pagaban los viáticos y quizás no nos daban dinero, sino materiales de construcción para que cada uno pudiera hacerse su casa o mejorarla, eran otras épocas del deporte", agrega.

En el año 1982 se incorporó al Club Argentino, con el que fue subcampeón. "Con este equipo hasta el día de hoy nos seguimos reuniendo para festejar el cumpleaños de cada uno", refiere señalando la importancia de los vínculos afectivos que se cultivan en la práctica del deporte.

"Jugué allí durante tres años; primero cuando estaba como técnico Horacio Mata; luego con Daniel García; y más tarde con Walter Dimattía", precisa.

Cuando comenzó a jugar en Douglas Haig tuvo su "explosión como jugador" y lo atribuye a diversas variables. Sucedió durante los años 1983 y 1984. "Fui el golpeador del fútbol de Pergamino durante esos dos años. Era un juego más técnico; en realidad en fútbol es uno, pero se practica de manera diferente. Ese plantel tenía mucha calidad de jugadores y de mi parte también otra madurez", refiere. Y remarca: "Teníamos un plantel muy parejo".

"Estuve hasta parte de 1985 en que volví a Argentino de la mano de Daniel García. Al año siguiente me fui a Sports, bajo la dirección técnica de ?'Baby' Colángelo. Me incorporó a mí, a Bojanich, Gómez, Lamolla y Montes", menciona y recuerda que luego jugó en Juventud Obrera de Manuel Ocampo. "Después pasé a Alfonzo, cuando el técnico era 'Chulengo' Riera y salimos subcampeones", relata en una sucesión de pases y experiencias, goles y anécdotas que guarda en su memoria y constituyen recuerdos que se inscriben en la historia misma del fútbol de la ciudad.

"Con el tiempo me fui a jugar a Juan Anchorena de Urquiza. Y en 1992 incursioné en la liga nicoleña cuando jugué en General Rojo; y luego en Sports de Salto y en Roberto Cano de Rojas", agrega y comenta que su retiro fue en Progresista de Guerrico.

La dirección técnica

"Jugué de manera ininterrumpida desde los 15 hasta los 40 años. Asegura que retirarse fue una decisión personal que tomó cuando sintió que era tiempo de "transmitir a otros lo aprendido". Fue así que se dedicó a la dirección técnica cuando dejó de ser jugador. "En 1997 dirigí a Guerrico, también dirigí a Racing, siempre llevando a jugadores conocidos; y en estos últimos años fui director técnico de las inferiores de Guerrico y actualmente dirijo en las divisiones inferiores de Acevedo".

"Uno siempre quiere devolver lo que aprendió, más en el pueblo. Dirigir en Acevedo es un honor y un compromiso", resalta. 

La Liga Rural

Entre los hitos de su trayectoria menciona: "En el año 2000 "refundamos la cancha de Acevedo con alambre olímpico y vestuarios. Y junto a Solmi, de Mariano Benítez, creamos la Liga Rural. La idea surgió de una charla en la panadería y la ayuda que nos brindó Rubén Fernández, director de Deportes" por ese entonces.

"Como Club nos incorporamos a la Liga de Fútbol de Pergamino jugando el Cuatro Ligas también como técnico de Acevedo", agrega.

Otra pasión

Hincha de River Plate y de Tráfico's Old Boys, cuando está lejos de la cancha se aboca a disfrutar de un presente tranquilo y dedica tiempo a otra de sus pasiones: la colombofilia.

"Soy colombófilo, el deporte de las palomas", dice y comenta que comenzó en 2016. "Me habían regalado palomas mensajeras y eso me hizo un amante de este deporte".

"La colombofilia es el arte de criar, cuidar, entrenar y competir con palomas mensajeras de carrera", explica. Miembro de la Sociedad Colombófila de Pergamino, encuentra en esta actividad algo que lo gratifica. "Mi acercamiento a esta actividad se dio de la mano de Julio Gornati, que era colombófilo, se retiraba y me regaló las palomas. Después conocí a Miguel Marzo, otro pilar. Comencé a competir en 2016 después de una charla con Carlos Ferreyra y desde entonces es una pasión".

La vida familiar

Está casado con Blanca Martínez y es papá de dos hijos: Julián (34) licenciado en Producción Agropecuaria; y Leandro (32) que está a punto de recibirse de licenciado en Administración de Empresas. "Los dos viven en Pergamino y juegan al fútbol en Acevedo".

La militancia política

Proveniente de una familia radical, tuvo militancia política, aunque por sus actividades nunca aspiró a ocupar cargos más allá de aquellos espacios de representación que supuso la vida partidaria. "He militado y acompañado a mi padre", refiere y recuerda la campaña de Raúl Alfonsín: "Mi padre fue vicepresidente del Comité de Distrito de Pergamino y yo presidente del subcomité de Acevedo. Recuerdo que en esa campaña que fue inolvidable trajimos a Acevedo al candidato a vicepresidente Víctor Martínez y a Juan Manuel Casella. Organizamos un almuerzo en la Sociedad Italiana que fue multitudinario. Eran otros tiempos de la política y de la militancia", afirma. Y prosigue: "Hoy ya no estoy en política. Siendo alfonsinista, es muy difícil militar en el contexto actual".

Fiel a sus raíces

Se define como un hombre apegado a sus afectos, a quien le gustan las rutinas simples y el contacto con los seres queridos. Tiene un fuerte arraigo a sus orígenes y ama a su pueblo. Tiene allí sus vínculos más entrañables. Acevedo es su lugar en el mundo y lo dice sobre el final, cuando una reflexión sobre la vejez lo interpela: "Me imagino hacerme viejo en el pueblo, terminar mis días aquí", señala y vuelve sobre el recuerdo de su padre cuando afirma: "Mi viejo fue un precursor de muchas de las cosas que se hicieron en este pueblo al que amaba y eso se transmite". Lo que dice define sus valores y una esencia compartida por aquellos que han transcurrido la vida en lugares amados, esos que se sienten parte de la propia identidad.


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