Perfiles pergaminenses

Jorge Alberto "Jobeto" Abalo, en la actividad pública y en la vida, la honradez como capital


“Jobeto” mantuvo un dilogo con LA OPINION rico en vivencias que dejan aprendizajes

Crédito: LA OPINION

“Jobeto” mantuvo un diálogo con LA OPINION rico en vivencias que dejan aprendizajes.

Es agrónomo y ejerció muchos años la docencia. Fue consejero escolar y siente una profunda vocación política, impulsada por el deseo de transformar la realidad con el aporte de sus ideas y su trabajo. Retirado ya de las aulas y abocado a su familia y al contacto con la Naturaleza, se define como un ser resiliente que siempre está ideando nuevos proyectos.

Jorge Alberto "Jobeto" Abalo nació en Pergamino el 4 de febrero de 1952. Está a días de cumplir sus 70 años y siente la vitalidad de aquellos que nunca dejan de tener proyectos. Lo acompañan la salud y el respaldo afectivo de una familia que construyó sobre la base del amor y que cuidó sorteando cualquier dificultad, en la convicción de que es el pilar que sostiene todo lo demás. Traza su "Perfil Pergaminense" en una entrevista que se desarrolla en su casa, en la intimidad de un lugar que tiene la calidez como impronta. Apenas se inicia del diálogo afirma que tuvo una vida "sinuosa" y el relato de las vivencias de su juventud confirman esa apreciación. Por circunstancias a veces elegidas y otras impuestas, vivió en distintos lugares y atravesó situaciones que le sirvieron para forjar su personalidad y transformarlo en un ser resiliente que supo reinventarse, sin jamás abandonar sus valores ni sus sueños.

Sus padres fueron Raúl Adolfo Abalo y Beatriz Pelegrina Ramella. Tiene cuatro hermanos: María Beatriz, Raúl Tomas, Silvia Estela y Rafael Eduardo.

Cuando tenía 3 años su familia se mudó a un semillero cerca de Murphy, provincia de Santa Fe. Allí vivían Carola y Domingo, caseros italianos. Ella le decía 'Cubeto', apodo que se transformó en 'Jobeto' y que adoptó desde entonces casi como su nombre. Quizás en ese lugar también nació su amor por el campo.

Regresaron a Pergamino cuando tenía 5 años. Se instalaron en calle 9 de Julio al 1200, cerca de la Farmacia Sindical. Fue al Jardín de Infantes Nº 1 y más tarde hizo la primaria en el viejo edificio de la Escuela Nº 2. La vida transcurrió de manera tranquila hasta su adolescencia, tiempo en que sus padres se separaron. Recuerda esa vivencia con un dejo de tristeza, seguramente por la huella que dejó: "Con ese hecho comenzaron mis conflictos internos, tal vez por el desequilibrio de no tener un hogar fijo, de andar deambulando de casa en casa teniendo apenas 13 años". Cuenta que él se quedó viviendo con su padre, ya que su madre se estableció con otra pareja en Capital. Tiempo después ellos también se mudaron a Buenos Aires.

"Había cursado el primer año en el Colegio Nacional cuando con mi padre nos fuimos", refiere y prosigue: "Hice el segundo año en el Colegio Manuel Belgrano y luego regresé a vivir a Pergamino al lado del Club Social, en casa de mis abuelos paternos, Raúl Abalo que era odontólogo y Laura Correa". 

"Comencé a cursar tercer año en la Escuela Normal Mixta, que funcionaba en 9 de Julio y Uriburu. Mi abuelo, que había sido profesor, era muy amigo de Jorge Pertierra, y eso me facilitó el ingreso. Pero transcurrido un tiempo, algunos problemas de conducta, amonestaciones colectivas y otras andanzas, además de las malas notas en el boletín, hicieron que me dieran el pase a otro colegio. Llegué al Instituto Mariano Moreno de Alfonzo", relata y menciona que, aunque al principio viajaba todos los días, luego se estableció en el pueblo, en una habitación que su padre le alquiló a Abraham Jure. "Su hijo Horacio tenía la radio local con Gastón Calvelo, y cuando se cerraba la publicidad yo pasaba música que se escuchaba por las bocinas instaladas en la avenida del pueblo", comenta.

Un largo derrotero

Al terminar el tercer año, se fue a estudiar como interno a la Escuela Mecánica Agrícola "Irene Martínez de Hoz de Campos" en Miramar, provincia de Buenos Aires. Allí conoció a su mejor amigo, Luis Giampaoli, con quien a lo largo de la vida fortaleció un vínculo que mantienen hasta hoy.

"Terminé el cuarto año o el primero de la carrera de agrónomo cuando se cerró el segundo por problemas presupuestarios. Debido a eso, me fui a la Escuela Agrotécnica de 'Las Delicias' en la provincia de Entre Ríos, donde completé el quinto año o el segundo de la carrera. Ahí abandoné y regresé a Pergamino para trabajar. Mi padre tenía 'Blas Bowling' en calle Dorrego y comencé a trabajar con él. Pasados dos años, me fui a trabajar a Villa Dolores, Córdoba, a una explotación de porotos y cebolla, sociedad de mi padre con un abogado de Rosario. Vivía en el Hotel Sierras Grandes y jugaba al fútbol en el Club Atlanta. Estuve allí hasta que decidieron dejar esa explotación porque no era rentable".

"También jugué al rugby en la cuarta división de Pingüinos", agrega.

En 1974 tomó la decisión de continuar su carrera como agrónomo y terminó el sexto año para obtener el título de "Agrónomo general". Ya nuevamente instalado en Pergamino comenzó a trabajar como perito tasador del Banco de la Nación Argentina, una actividad que le permitía realizar otras labores. "A mediados de 1975, realizando una tasación, me ofrecieron el puesto de encargado para un campo cerca de Banderas".

El inventario de su historia laboral está colmado de experiencias como la compra venta de semillas y su tarea como viajante. "En 1978 con Miguel Angel Gracia, 'Pickle', le alquilamos el bowling a mi padre; tenía cuatro canchas y construimos cuatro más, nos fue bien y trabajamos mucho", agrega.

Su familia

En 1975 en la confitería Fenicia conoció a la que es su esposa. "Enseguida me acerqué y le hablé. Quedamos en vernos a la semana siguiente y compartimos un café en el bar del Hotel Americano. Nos pusimos de novios, nos comprometimos el 14 de diciembre de ese mismo año y cuatro años después nos casamos", cuenta "Jobeto", hablando del modo en que la vida lo cruzó con Graciela Ratto, con quien conformó su familia y tuvo dos hijos: María Bernarda, que es comunicadora social, trabaja en Recursos Humanos y está casada con Sebastián Vizcaíno; y Matías Santiago, que es biotecnólogo, trabaja en el Instituto Maiztegui y está casado con Jimena Albado.

"Tenemos dos nietos, Santiago y Camila, que son nuestra vida", agrega, orgulloso de su familia.  

La docencia y la participación

En el año 1978 empezó a trabajar como jefe de la sección Agricultura de la Escuela de Educación Agropecuaria Nº 1 de Pergamino y como profesor de la cátedra de Forrajeras, cargo en el que permaneció hasta 1984. 

Siempre sintió una fuerte vocación por la participación comunitaria. "En 1982 cuando comenzó la guerra de Malvinas me ofrecí como voluntario, me aceptaron, pero quedé en Pergamino a cargo del relevamiento de los depósitos de alimentos y también ayudando en el festival de donaciones realizado en el entonces Cine Monumental", cuenta.

Lejos de Pergamino

"Con mis hijos chicos, me ofrecieron el puesto de encargado de una estancia en Mechongué, Partido de General Alvarado. Era una explotación mixta de 2.031 hectáreas, ubicada sobre la ruta Nº 88, que une Mar del Plata con Necochea. Nos establecimos allí con mi familia y estando en esa comunidad formé parte de la Comisión Pro Construcción del Jardín de Infantes, una obra que se logró hacer al lado de la Escuela Rural Nº 10. También integré la Comisión de Bomberos Voluntarios y del Club Deportivo Social", menciona. En 1994, pasados 10 años, finalizó su relación laboral.

La vuelta al pago 

Finalizada su experiencia de trabajo en la estancia, y ya establecidos nuevamente en Pergamino, inició una nueva actividad: "Comencé a traer papas, gracias al contacto con 'familias paperas', pero un mayorista no me pagó y para hacerme del dinero me fui cobrando la deuda con otros productos y puse una verdulería que atendimos con mi esposa".

En 1995 fue nombrado perito tasador del Banco Provincia sucursales Centro y El Socorro, tarea que desempeñó hasta 2005. A la par de ello, comenzó a tomar horas nuevamente en la docencia, siempre en la Escuela Agrotécnica, donde llegó a tener 24 módulos, y un cargo de instructor.

Guarda buenos recuerdos de su paso por la escuela, pero reconoce que nadie se da cuenta de lo que pasa un docente, sobre todo en colegios donde los chicos entran temprano a la mañana y salen a las cinco de la tarde. "Para ellos la escuela es su casa y para uno como docente son hijos, con todo lo que eso implica".

En 2013 tomó la decisión de jubilarse cuando advirtió que algo había cambiado, que había un desinterés por parte de los jóvenes y un respeto que se había perdido. Algo que muchos docentes jubilados también han señalado al trazar su "Perfil Pergaminense".

La política

En 2008, cuando se generó el conflicto entre el Gobierno nacional y el campo, lo invitaron a participar en política en el espacio Unión PRO. "En 2009 Andrés Andriolo me ofreció por pedido de Marcelo Pacífico ocupar un lugar en la lista de concejales. Le contesté que estando en educación prefería integrar la nómina de consejeros escolares. Resulté electo y cumplí mi mandato en el periodo 2009-2013", cuenta.

Reconoce que fue un cargo que lo hizo sentir muy orgulloso de poder colaborar con la mejora de la calidad educativa. "Siempre visité las escuelas, principalmente las rurales, y escuché a los directores y sus necesidades", refiere y afirma que "trabajar, tratar de cumplir, no prometer y gestionar fue mi consigna y compartí la tarea con un consejo conformado por gente muy valiosa como Cecilia Roselli, Analía Soljan y Fabián Churín".

Ama la política, aunque lamenta que en el país esté "tan mal practicada".

Finalizado su mandato como consejero escolar, siguió militando desde un lugar de profundo compromiso social, de manera silenciosa. Valora la libertad como el bien preciado de los seres humanos y cuestiona cualquier forma de clientelismo.

Confiesa que rechazó algunos ofrecimientos para cargos ejecutivos y reconoce que tiene la aspiración a poder ser concejal alguna vez. 

"En 2014 me sumé al espacio de Patricia Bullrich y comencé a afiliar gente para formar el partido Unión por la Libertad en la Provincia de Buenos Aires, objetivo que pudimos alcanzar", agrega. Fiel a su vocación de poder colaborar, a raíz de su contacto con la diputada Paula Urroz logró conseguir becas estudiantiles de la Cámara de Diputados para que chicos de Pergamino pudieran estudiar. También estuvo cerca de Héctor "Cachi" Gutiérrez y habla de política con distintos dirigentes, entre ellos Ezequiel Saccani, a quien respeta mucho.

"Me hubiera gustado hacer algo en el campo de Desarrollo Social porque a la gente se le miente permanentemente y más en épocas electorales", reflexiona este hombre que tiene su honradez como principal capital.

Sembrar, para cosechar

Cerca de la política, apegado a los afectos, retirado de la docencia, resiliente, vive el presente ocupado de su casa y de una quinta en cercanías de Pinzón. "Es una propiedad de mi esposa en la que tenemos huerta y un monte de frutales. Allí disfruto del contacto con la Naturaleza y trato de inculcarles ese amor a los nietos", afirma, sabiendo que el secreto de la vida está ahí, en sembrar para cosechar valores intangibles, esos que transmitidos de generación en generación dejan el alma en paz y les permiten a los hombres de bien trascender en esas pequeñas acciones, donde se juega lo verdadero.


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