Bruno Retamal es un joven pergaminense que el viernes cumplió el sueño de conocer a su ídolo, Martín Palermo, el exgoleador del fútbol argentino y actual entrenador de Aldosivi de Mar del Plata en Primera División. La delegación marplatense se alojó en el Hotel Howard Johnson de nuestra ciudad a la espera del cruce que sostuvo el tiburón contra Sarmiento de Junín por la Liga Profesional y Retamal fue a esperar a su ídolo en las afueras del albergue.
Retamal tiene 34 años y transcurrió su infancia admirando a Palermo, cuando "El Titán" sobresalía en Boca Juniors. El pergaminense creció viendo los goles del "Loco" con la camiseta xeneize y siempre tuvo el deseo de conocerlo personalmente. De hecho durante casi 20 años juntó recortes de diarios y revistas del exdelantero que resumen la trayectoria deportiva del atacante nacido en La Plata.
Y el viernes fue el día tan esperado por el pergaminense, que es un apasionado por el fútbol y que en la Liga de Pergamino vistió las camisetas de Racing y Juventud. Ese cara a cara entre Retamal y Palermo ocurrió alrededor de las 17:00 en las afueras del Hotel Howard Johnson, cuando el joven de nuestra ciudad lo esperó con la camiseta 18 del seleccionado argentino que Palermo usó en el Mundial 2010 de Sudáfrica.
"Fue algo increíble, tuve un montón de sentimiento. Pasé desde una alegría inmensa hasta quedar un poco denso, porque deseaba toda la vida este momento. Cuando lo tuve al lado mío me dio la sensación de tener a una persona común y corriente por su humildad. Está bueno que sea así porque con una simple foto me devolvió todo lo que uno siente por él", le confesó Retamal a LA OPINION luego del episodio que esperó vivir desde hace varios años.
Y luego detalló más sobre ese cara a cara con Palermo: "Intercambiamos palabras durante diez o quince segundos y con eso me alcanzó para pasar una tarde muy emocionante. Lo que le entregué en esos cuadernos eran recortes que juntaba de él cuando era chico. Me costó mucho juntarlos, pero de alguna forma u otra siempre los conseguía. Mi mamá o mi abuela me daban la plata para comprar los diarios o intercambiaba imágenes con amigos porque ellos sabían el fanatismo que yo tengo por Martín".