Perfiles pergaminenses

Martín Benavídez y su vocación de servicio volcada a la defensa de los trabajadores 


Fantico de independiente hincha de Ford familiero peronista y apasionado por Pergamino así se define Martín Benavidez

Crédito: LA OPINION

Fanático de independiente, hincha de Ford, familiero, peronista y apasionado por Pergamino, así se define Martín Benavidez.

Al frente de Sutiv desde 1985, este pergaminense de 58 años, dice que su decisión de estar en la actividad gremial surge de las ganas de ayudar al otro. De su padre heredó la militancia peronista y el fanatismo por Independiente. También es un apasionado del automovilismo e hincha de Ford. Se dice "muy familiero, le gusta leer sobre historia y escuchar rock.

Martín Horacio Benavídez nació el 6 de marzo de 1964 en Pergamino, sus primeros pasos los transitó en el barrio General San Martín hasta que la familia decidió mudarse a una casa de calle Trincavelli 58, entre avenida Rocha y Lorenzo Moreno. En el barrio Trocha creció y transcurrió su infancia, adolescencia y juventud.

Su papá Jorge Rubén, ferroviario, metalúrgico y peronista, y su mamá Nidia Ester Maldonado, costurera, imprimieron en Martín la pasión por la militancia y su preferencia por el rubro textil. Para quienes no lo conocían cabe aclarar que el Perfil de este domingo es el secretario general del Sindicato Unico de los Trabajadores del Vestido de Pergamino (Sutiv).

En el barrio Trocha

Con una sonrisa en la cara evidencia la feliz infancia que tuvo en el barrio Trocha junto a sus amigos y su hermano mayor Jorge que actualmente vive en Rosario. "Tuve una infancia feliz, signada mucho por el fútbol, las payanas, la colección de figuritas. A una cuadra de casa, donde está el campo de deportes del Sindicato Luz y Fuerza, era la cancha de fútbol del Club Sports, que era nuestro segundo hogar; jugué hasta la cuarta o quinta división", recuerda Martín, que en la cancha fue defensor vistiendo la camiseta número 6. De ese momento de su vida recuerda a Rubén Riera, Walter Giménez, Néstor Tessone, Ariel Céccoli, Carlos Viglierchio, Walter Giuliani.

Cursó sus estudios en la Escuela Primaria Nº 2 y cumplimentó los dos primeros años de la secundaria en el exColegio Nacional. "Mis viejos eran de clase media laburante, nos inculcaron el estudio pero yo hice dos años del secundario", señaló Martín que a sus 16 años incursionó en el mercado laboral, primero en el área metalúrgica y después pasó por un taller mecánico. "Todo laburo que salía lo hacía porque en esa época mis padres se habían separado, yo quedé viviendo con mi mamá y la realidad económica era complicada por eso laburé en Cherta, en Galán Hermanos, fabricando broches", enumera.

La lectura y la música

Mientras tanto, en su adolescencia, Martín era un joven ávido por la lectura y el rock nacional. "Pasé de leer revistas de historietas a libros de historia sobre las guerras mundiales y otros como 'Los miserables' de Víctor Hugo. Para la lectura no hay grieta, me gusta mucho porque leer me transporta a otro lugar, me abrió mucho la cabeza en mi juventud sobre todo", contó Benavidez.

Sobre sus gustos musicales durante la adolescencia, el entrevistado reconoció que sus padres eran tangueros y les gustaba mucho el folklore. "Mi segundo nombre es Horacio dedicado a Guarany, que era el ídolo de mis padres. Cuando era joven escuchaba un programa que hacía Eduardo Costamagna en Radio Mon durante el verano, que se llamaba Bronceadísimas, en el que pasaban música nacional e internacional. Me empecé a entusiasmar con la música. Fue mi hermano quien me hizo conocer Sui Generis y me prestó un disco de Creedence; eso me cambió la cabeza". Así detalla Benavídez su vínculo con la música, y se declara fanático del rock, asegura que "lo lleva en la sangre". "Me gusta todo tipo de rock, desde el heavy metal hasta el más suave. Me gusta mucho Spinetta, mi hija menor se llama Ludmila por una canción del flaco", afirma, y se muestra agradecido por haber podido asistir a numerosos recitales. "Tuve la posibilidad de disfrutar de varios shows tanto de artistas nacionales como internacionales, por ejemplo fuimos con mis hijos a ver a Bon Jovi. El 6 de marzo de 1981 también tuve la oportunidad de ver a Queen en Rosario en uno de los primeros recitales de grandes magnitudes que hubo en Argentina", sostuvo.

La confección

De pequeño, Martín "mamó" la costura ya que su mamá se desempeñaba como costurera. Después de la Guerra de Malvinas, en el año 1983, Benavidez realizó el Servicio Militar en la Octava Brigada Aérea de Moreno. Luego de esa experiencia, comenzó a trabajar con "Toto" Olivieri para Calvin Klein, que producía en el edificio de Annan. 

Primero pasó por el quinto piso, que era donde se confeccionaba el jean, pegando los botones y las tachas de los pantalones; después empaquetaba los jeans para que fueran al lavadero hasta que llegó a ser auxiliar de la encargada y era quien distribuía el trabajo. Por último lo trasladaron al primer piso donde se planchaba. "Fue lo mejor que me pudo haber pasado porque aprendí realmente el oficio. Estuve allí hasta que Calvin Klein se fusionó con Wrangler y algunos nos fuimos para el barrio Acevedo", contó el dirigente gremial.

Asunción en Sutiv

Al poco tiempo de comenzar a trabajar, con tan solo 21 años, fue elegido delegado gremial. En ese tiempo Sutiv estaba representado por Sarlengo y Acuña y contaba con más de 5.000 afiliados habida cuenta que era la época de "oro" de la industria textil en nuestra ciudad. "Fui delegado desde 1985 hasta que en 1994, con un grupo de compañeros apostamos por cambiar la historia de nuestra institución; teníamos ideas nuevas que habíamos planteado a la conducción de ese momento pero no habíamos tenido eco. Con muchas ganas y compromiso decidimos presentarnos con una lista. Más allá de las cuestiones burocráticas que tuvimos que enfrentar, la voluntad de la gente fue la que nos llevó a ganar las elecciones y a continuar desarrollando nuestra labor en el gremio", relató Martín al tiempo que recordó que como dirigentes pasaron años muy difíciles: "Desde 1995 hasta 2002 la industria cayó abruptamente y cerraron muchas empresas grandes como Wrangler, Filus, porque se abrió la importación de manera desmedida".

Vocación de servicio

Sobre su trabajo al frente de un sindicato destacar la vocación de ayudar: "Mi trabajo como dirigente sindical tiene que ver con mis ganas de servir, darle una mano al trabajador que sufre mucho porque hay que estar nueve o 10 horas en un taller, en algunos lugares soportando las faltas de respeto. Mi intención y mi espíritu es mejorar la situación de los trabajadores, brindándole beneficios sociales. En algunos casos se puede avanzar en otros no tanto pero yo jamás dejo de gestionar, trato siempre de encontrar una respuesta a la gente que asiste con una dificultad".

Peronista desde la cuna

De su padre heredó la pasión por la militancia peronista. Recuerda la importante cantidad de libros que tenía en su casa, aquellos que su mamá le pidió ocultar en la época de la dictadura. "Mi mamá tenía miedo y le pedía que por favor escondiera los libros de Perón pero mi viejo nunca escondió nada y continuó con su militancia de manera clandestina, se cuidaban mucho pero nunca dejaron de militar".

Ya en su adolescencia, Martín mantenía reuniones con jóvenes peronistas y el padre Galli en la Parroquia Santa Teresita. "Era hermoso escuchar al cura Galli", reflexiona.

Con la democracia recuperada, en 1983 retomó la militancia pero desde el llano: "Jamás pedí ningún puesto. Con la política me pasa lo mismo que con el gremio, la siento como una posibilidad de ayudar al otro más necesitado. Tenía ese espíritu de lucha, asistiendo a los barrios, pintaba paredones cuando Sequeiro se postuló por primera vez como intendente, trabajamos mucho para él. Siempre vivencié la política como un modo de ayudar, de acompañar y contener".

Una gran familia

A la par de su militancia y de su afianzamiento como dirigente gremial, Martín construyó su vida personal a la que define como "muy linda". Se casó a los 21 años con Sandra Leclercq, a quien había conocido siete meses antes en Specktra: "Tuvimos un noviazgo corto, de siete meses", afirma y cuenta que, unidos en matrimonio, vivieron en diferentes casas que alquilaron hasta que tuvieron la oportunidad de ser parte del proyecto de autoconstrucción del barrio Mila I, en calle Bombero Esquivel y avenida Florencio Sánchez. "El Mila fue un barrio de ayuda mutua, que se generó en la época de Alfonsín y durante la intendencia de Young en Pergamino. Salí beneficiado para obtener una vivienda pero debíamos participar del proceso de construcción. Estuve dos años trabajando de 18:00 a 21:00 en lo que fue la construcción de nuestras casas mientras que la Provincia nos otorgaba los materiales. En 1988 nos mudamos a nuestro hogar que es mi actual lugar de residencia", expresa Benavídez.

Una vez asentados en su vivienda llegaron los hijos: Melisa, que tiene 35 años, es kinesióloga y está en pareja con José Luís Enrico, ambos son padres de Julián de seis años y Manuel de tres; Facundo tiene 30 años es el secretario adjunto de Sutiv, músico, baterista, vive en Guerrico junto a Silvana Anastasini y son papás de Vito, de tres años. Le sigue Agustín de 26 años que en los próximos meses se recibirá de abogado y por último Ludmila que también es estudiante de Abogacía pero en la ciudad de Rosario.

Bien pergaminense

Declarado "familiero", Benavidez asegura que junto a su familia "hemos pasado momentos buenos y malos pero siempre aposté a mi mujer y a mis hijos. Tuve la posibilidad de irme a vivir a Buenos Aires pero no acepté, quería que mis hijos crecieran en esta ciudad y no estoy arrepentido".

Se reconoce un apasionado por Pergamino a la que califica como su lugar en el mundo. "Cuando me voy de viaje extraño, me gusta mucho mi ciudad, el lugar donde vivo, la gente, hablar con mis vecinos, con mis afiliados, escuchar a la gente, eso me llena el corazón", expresa pero también reconoce que "si tuviera que dejar Pergamino me gustaría pasar mis días en un lugar con mar".

Del "Rojo" y de "Ford"

Por fuera de su trabajo al frente de Sutiv y de sus largos ratos con la familia, Martín disfruta en sus tiempos libres del fútbol, es hincha de Independiente, fanatismo que heredó de su papá con quien compartía visitar el estadio "Libertadores de América" en cada juego en el que "el rojo" hacía de local. 

"Fierrero" sostiene que otra de sus pasiones es el automovilismo, simpatizante de Ford, no se pierde de mirar las transmisiones de las carreras de TC ni tampoco del TN. "Este año voy a empezar a aceptar las invitaciones para volver a las pistas del automovilismo", enfatiza.

Sostén y motor

La familia grande y unida que construyó es el pilar de Martín, quien lo ayuda a sobrellevar el reciente fallecimiento de su compañera de vida por espacio de 37 años: Sandra. "Para transformar ese dolor, de haber perdido una gran compañera, me estoy abocando mucho a la familia. Tengo hijos maravillosos que me contienen y acompañan y el amor de mis nietos que me salva. Me aferro a ellos que son mi motor principal para mitigar el dolor", expresó profundamente conmovido.

Respeto por el otro

"En la vida jamás me olvido de dónde vengo y eso lo conjugo que las ganas de aprender, por eso me gusta mucho la lectura y ser curioso", afirma convencido Benavídez y en la finalización de la nota pondera uno de los máximos valores que aplica en su vida: "Siempre me movilizó el respeto por el otro, eso es lo que pregono entre mis hijos".


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