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El obispo Hugo Santiago dijo que “es importante caminar acompañado”


  Cientos de peregrinos llegaron al Santuario de la Virgen del Rosario el domingo en las primeras horas de la tarde (OBISPADO SAN NICOLAS DE LOS ARROYOS)

'' Cientos de peregrinos llegaron al Santuario de la Virgen del Rosario, el domingo en las primeras horas de la tarde. (OBISPADO SAN NICOLAS DE LOS ARROYOS)

Se refirió así a la 3ª Peregrinación Diocesana a San Nicolás. En la vecina ciudad unos 800 caminantes pergaminenses participaron de la misa que se celebró el domingo en el Santuario dedicado a la Virgen del Rosario.


El pasado fin de semana se concretó la tercera edición de la peregrinación diocesana al Santuario de la Virgen del Rosario de San Nicolás, y fue la 33ª edición de la caminata que realizan cada año cientos de pergaminenses para esta fecha.

Por cumplirse el centenario de la aparición de la Virgen de Fátima, este año, la peregrinación partió el sábado pasado desde la Parroquia que lleva el nombre de dicha advocación mariana, ubicada en J. J. Jiménez 549.

Fueron aproximadamente 800 los peregrinos que unieron nuestra ciudad, lugar de María Crescencia con San Nicolás, localidad que lleva como patrona a la Virgen del Rosario.

Después de haber pasado por los pueblos de J. A. de la Peña, Acevedo, Guerrico, Conesa, Erézcano, General Rojo hasta llegar a Campo Salles, los cerca de 800 caminantes de nuestra ciudad llegaron el domingo al Santuario, acompañados de otros peregrinos provenientes de distintas ciudades, el domingo a las 14:00, donde fueron recibidos por el obispo diocesano, monseñor Hugo Santiago.

 

A la casa del Padre

Ya ubicados en la “casa de la Madre”, monseñor presidió, acompañado de diferentes sacerdotes de la Diócesis, la misa en la que, primeramente, agradeció a quienes organizaron la peregrinación diocesana.

Luego de la lectura del Evangelio, el obispo Hugo Santiago en la homilía explicó la Palabra de Dios: “Dios padre es casa, donde Jesús permanece, y eso habla a las claras de una relación permanente que Jesús tiene con el Padre. Es él quién se presenta como camino para llevarnos a la casa de su Padre para que sanemos nuestras heridas y encontremos paz. Es el lugar donde nos inmortalizamos y en el que el Padre nos espera con los brazos abiertos”, manifestó Santiago.

 

Lejos del Padre

Por otro lado, sostuvo que “hay mucha gente que ha cortado su relación con Dios y está pagando el carísimo precio de la soledad. Vivimos en una sociedad que se llama socializada pero no comunicada y vemos que hay muchas personas que están juntas en los shoppings pero en realidad están solas, hay muchas personas que están permanentemente en las redes pero están solas.  Esa soledad por haber interrumpido nuestra relación con Dios no se llena ni con todo el oro del mundo porque como dijo San Agustín: ‘Nos hiciste Señor para estar junto a ti’”.

 

Peregrinar hacia Dios

Asegurando que “estar en la casa del Padre significa estar en permanente contacto con él para ser renovados, fortalecidos”, Santiago estableció un paralelo con el accionar del peregrinar: “Ustedes han peregrinado hacia esta casa, el Santuario, que es antes que nada la casa de Dios, y por eso ustedes vienen con sus enfermedades, con sus preocupaciones, con sus necesidades, a decirle: ‘Padre aquí estoy, te pido esta gracia’. “Es importante descubrir que en la casa de Dios hay una presencia fuerte de él porque aquí se guarda el cuerpo, sangre, alma y divinidad en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, cualquier templo es casa del Padre. Todos debemos ir a los templos cuando estemos tristes, preocupados pero también para agradecer, allí siempre van a encontrar paz”.

 

Madre que consuela

El Santuario es también la casa de la Virgen, dijo el obispo y agregó que “María también es hogar, es cobijo, es consuelo. ¿Qué madre no sana las heridas de sus hijos? ¿Qué madre no le va a dar alegría al hijo que viene triste? Con mucha más razón la Virgen”.

Además señaló que “llegamos a la casa del Padre y de nuestra Madre para decirles aquí estamos como familia, venimos a festejar, a agradecer, a pedir porque venimos lastimados del camino, porque también estamos un poco solos. A ella le pedimos que nos sane el corazón, que nos anime, que nos enseñe a comunicarnos”.

 

Símbolo de vida

Por último enfatizó en que “la peregrinación es un símbolo de la vida porque en la vida uno camina con la esperanza de llegar a una meta. En la peregrinación pasa lo mismo, ustedes salieron esperanzados con el objetivo de llegar a la casa de la Madre pero en el camino se encontraron con los obstáculos, primero cuidar para que no se les hagan las ampollas y segundo lidiar con el cansancio. Lo mismo pasa en la vida, ¿Quién no tiene un propósito en la vida? Pero a medida que se avanza nos vamos chocando con las dificultades que nos hacen dudar si realmente vamos a llegar a la meta.

Por eso, así como en la peregrinación, en la vida, nos damos cuenta de que es importante caminar acompañado. Tenemos que caminar juntos”.


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