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El Hogar de Jesús y San Vicente, dos instituciones dedicadas a la contención del adulto mayor


 El Hogar de Jesús cuenta en la actualidad con 47 ancianas  (LA OPINION)

'' El Hogar de Jesús cuenta en la actualidad con 47 ancianas. (LA OPINION)

Desde hace más de 100 años ambas casas brindan alojamiento y bienestar a adultos mayores. Hoy LA OPINION invita a conocer puertas adentro de estas entidades tan queridas y necesarias, de las que todos estamos llamados a ser parte.


Los asilos, casa hogar, albergues o también llamados geriátricos, son sitios de gran importancia social. En ellos, personas de la tercera edad que no pueden valerse por sí mismas o cuya familia no puede darles la atención adecuada, encuentran el lugar ideal para adquirir nuevas destrezas y convivir con pares.

Son instituciones que brindan protección física y mental a las personas de la tercera edad, proporcionándoles casa, alimentación, vestido y atención de la salud, todo lo que hace a su bienestar. También, en la medida de sus posibilidades y valiéndose de la colaboración que pueda brindar la comunidad, procuran ofrecerles alguna recreación y actividades complementarias. Para ello, es importante que los pergaminenses “activos” tengan presente que hay una población “pasiva” que pasa sus días en estas casas y que sus horas son más felices cuando alguien les comparte sus artes o habilidades. 

Porque contrario a lo presentado a través de estereotipos, la vida no acaba en uno de estos centros, ni son lugares en los que la gente queda recluida. Tampoco excluyen el trato con seres queridos y familiares. Mucho menos a la comunidad que quiera ser parte, ya sea a través del aporte de una cuota, sumándose a las comisiones de trabajo o, como decimos más arriba, llevándoles a los abuelos un rato de esparcimiento.

 

Hogares centenarios

En nuestra ciudad, que ahora cuenta con varios espacios privados dedicados al cuidado y ancianos, desde hace más de 100 años dos asilos nacidos de la caridad católica se ocupan de alojar y atender abuelos: el Hogar de Jesús y San Vicente de Paul. Ambos tuvieron su génesis, y perduran, por la solidaridad de un grupo de personas que se sintieron movilizados por el prójimo más vulnerable. 

La única diferencia entre ambos radica en el género ya que al Hogar de Jesús solo asisten mujeres mientras que San Vicente se ha constituido como espacio de varones. 

En el siguiente informe, LA OPINION abre las puertas de los dos asilos más antiguos de la ciudad para conocer su realidad y necesidades.

 

El Hogar de Jesús

Marta Julio es la presidenta de la Sociedad Damas de Caridad, que administra el Hogar de Jesús, un establecimiento que cuenta con 127 años desde su fundación. Inicialmente se creó como un espacio de contención para las personas que no tenían dónde ir, los indigentes.

El terreno donde se emplaza la obra gianellina fue donado por el Gobierno municipal de aquella época. El hogar de ancianas, el establecimiento educativo en el que se dictan todos los niveles y la capilla, se hallan entre las avenidas Yrigoyen y Rocha y las calles Lorenzo Moreno y Santiago del Estero.

 

Matrícula casi completa

De acuerdo con lo expuesto por las Damas de Caridad, hay una capacidad para 52 abuelas y en la actualidad hay 47 ancianas conviviendo en el hogar. Existe una matrícula importante de abuelas pero también de empleadas, ya que son poco más de 30. 

En la dinámica de trabajo existen tres turnos fijos semanalmente, que funcionan de lunes a sábados al mediodía; hay mujeres que trabajan específicamente los fines de semana, otras que cubren el turno de la noche, cocineras, enfermeras, mucamas y un plantel médico. Todos se desempeñan para priorizar el bienestar de las abuelas. Otra cuestión es la edilicia: “Tratamos de mantenerlo (el edificio) como podemos ya que cada reparación tiene un alto costo y la situación económica actual es un poco apremiante”, aseguraron las Damas en contacto con LA OPINION.

 

Cómo acceden

El ingreso de las ancianas al Hogar de Jesús se puede dar por dos vías: por derivación de Pami o de manera privada. “Pami interviene cuando registra que una abuela, por no poseer casa y por contar con bajos recursos, es decir, la mínima jubilatoria, puede ingresar al hogar. No obstante cuando la adulta mayor posee casa a su nombre o percibe mensualmente jubilación y pensión se la insta a abonar la cuota que sale el servicio que se le brinda”, explicaron las entrevistadas.

 

Estructura edilicia

En cuanto a la infraestructura, las Damas de Caridad contaron que hay dos sectores, uno llamado “María Crescencia” y otro “Juan Pablo” en alusión al exPapa; éste último cuenta con una planta alta también en la que se ubican las abuelas que están aptas para subir y bajar escaleras.

En cada pabellón hay habitaciones con dos o tres camas, al lado de cada una de ellas hay una luz y un timbre que las ancianas pueden accionar para llamar a las trabajadoras de turno. También hay un comedor, los baños adaptados para las ancianas y un patio al que las abuelas pueden salir cuando deseen. Incluso en las paredes de cada espacio hay pasamanos que sirven para ayudar a las abuelas que no se sienten seguras al caminar.

La habilitación de los hogares no es una tramitación fácil de realizar  ya que son múltiples los requisitos que son necesarios cumplimentar. “Son tres las habilitaciones que hay que tener, del Municipio, Provincia y Nación, todas dependen del Ministerio de Salud. En nuestro caso el Municipio nos ayudó bastante con el otorgamiento de subsidios que nos permitieron hacer algunas obras de infraestructura y la colocación de pasamanos, pisos de goma, detectores de humo, ventiladores de techo, levantar inodoros. Con todo eso pudimos tener nuestra habilitación en 2008”, explicaron las administradoras.

 

Nunca solas

Las edades de las abuelas oscilan entre los 70 y los 95, años aunque en la actualidad reside una anciana de 97 años. “Muchas de las abuelas que ingresan lo hacen por propia voluntad ya que no pretenden ser una carga para sus hijos, mientras que otras son internadas por sus familiares ya que no les pueden brindar la atención adecuada. Algunas se adaptan rápidamente mientras que a otras les cuesta un poquito más. No obstante la integración es rápida porque conviven entre pares y además hemos organizado diferentes actividades para que se entretengan. Dos veces por semana viene un profesor de gimnasia, también nos visitan docentes y alumnas de la carrera de Trabajo Social que organizan actividades, también las abuelas participan de misa, rezan con un grupo de oración, semanalmente vienen señoras que están con ellas en la hora del almuerzo y les obsequian alfajores. Además todos los meses celebramos los cumpleaños de las abuelas con los chicos de la escuela. Todas estas actividades son muy positivas para ellas porque lo que más necesitan es la compañía”, explicaron las Damas de Caridad. 

 

Necesidades varias

Sustentado esencialmente por la solidaridad de la comunidad, amén de algún subsidio y las posibilidades de sus eventuales huéspedes, estos lugares necesitan de la ayuda permanente de la población para hacer frente a algunas problemáticas que se presentan, mayormente edilicias ya que son construcciones añosas y que deben ir adaptándose a nuevas exigencias en materia de seguridad. 

Consultadas las Damas de Caridad respecto de cuáles son las necesidades más imperantes que registra el hogar hoy, manifestaron a LA OPINION: “Estamos necesitando un horno pizzero, chapas de seis metros para el techo de uno de los comedores, también tenemos intención de pintar el hogar pero necesitamos recurrir a la comunidad porque con el dinero que ingresa tenemos que hacer frente al pago de los sueldos de las más de 30 empleadas que tenemos y al mantenimiento del hogar y de las ancianas”.

Por último, desde el Hogar instaron a la comunidad a colaborar a través de la campaña de socios existentes cuya colaboración mensual mínima es de 50 pesos. 

Cualquier tipo de colaboración será bien recibida, los interesados en hacerlo pueden comunicarse al 411831.

 

San Vicente

El Hogar de Ancianos San Vicente de Paul es el otro espacio para la tercera edad, en este caso varones, que tiene más de un centenario de vida. Pertenece a la Sociedad San Vicente de Paul, que en nuestra ciudad opera en diferentes ámbitos, cada uno con su perfil y comisión ad hoc: Guardería San Pantaleón, Damas Rosadas (en el Hospital San José), el Hogar de Ancianos y la Comisión de Caballeros). La sede central se halla en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Desde sus inicios, en 1901, el Hogar San Vicente no ha cesado en su propósito de asistir a los ancianos varones. Paradójicamente, todas las tareas de administración son llevadas a cabo por mujeres, cuya comisión directiva es presidida hoy por Nora Navarro de Maureso y María Insausti como vice presidenta.

 

Recursos económicos

En la actualidad hay 34 abuelos conviviendo en el espacio de calles Francia y 11 de Septiembre que tiene  una capacidad máxima de 40 plazas. Por su estadía, los abuelos deben aportar al Hogar el 85 por ciento de la jubilación. A esta recaudación se suma la cuota de socios adherentes; lo que se genera por las coronas de caridad y colaboraciones que la gente los primeros viernes de mes, en que se celebra misa por estos difuntos a los que se les pidió la corona, y lo que produce un campo donado (ganancia que se distribuye en partes iguales a todas las obras vicentinas).

El Hogar de Ancianos de San Vicente no tiene personería jurídica y esto en muchas oportunidades se ha convertido en un impedimento parea percibir subsidios o ayudas económicas ya que la personería la posee la Sociedad San Vicente de Paul que se ubica en Buenos Aires, organización de la que dependen las obras vicentinas que desarrollan su labor en nuestra ciudad y en varios puntos del país. Es decir que de la ayuda que pueda recibir la casa central, es relativo lo que pueda llegar al hogar, y a su vez no puede recibir subsidios directos para sus fines específicos.

Por propia voluntad

Cada uno de los abuelos que ingresa debe hacerlo por propia voluntad y tiene que valerse por sus propios medios. En toda regla hay excepciones y el Hogar San Vicente recibe a algunos abuelos indigentes, en situación de calle, que son derivados por la Secretaría de Desarrollo Social. “Los abuelos tienen que ser mayores de 70 años e ingresar por sus propios medios, es decir, que puedan caminar, bañarse y comer”, explicó Nora Navarro de Maureso, presidenta de la comisión directiva.

El Hogar cuenta con comedor, cocina, enfermería, despensa, lavadero y los pabellones en los que los abuelos duermen.

En San Vicente los abuelos son visitados por los aprendices de peluquería, pedicuría, alumnas de la carrera de Trabajo Social, grupos de mujeres que acompañan y organizan actividades para que los abuelos se entretengan.

 

Ayuda de la comunidad

En sintonía con el Hogar de Jesús, desde San Vicente se convoca a la ciudadanía no solo a ofrecer una colaboración económica o donación sino que también, quienes deseen pueden acompañar a los abuelos en su transcurrir diario.

Los interesados en realizar donaciones, solicitar coronas de caridad, asociarse a la campaña de socios o bien extender una mano solidaria, pueden comunicarse al 418750.


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