El “Colo” de la gente

Carlos Oscar Orlando, de 52 años, se transformó en uno de los personajes más queridos de la nuestra ciudad. Aquí cuenta su pasión por los autos y las bicicletas. Desde hace un tiempo comenzó con un nuevo hobby: los cascos temáticos.

Cualquiera que ande por la ciudad puede encontrarlo. Carlos Oscar Orlando, conocido como “El Colo” es un personaje entrañable de Pergamino. En su  particular bicicleta y con sus cascos temáticos diseñados por él mismo, deja su impronta en cada uno de los eventos de los que participa. Es dueño de una simpatía particular y le gusta el trato con la gente. Ya forma parte de la identidad pergaminense. En diálogo con LA OPINION habló de su vida y de sus proyectos. La entrevista se desarrolló en su mini museo, donde guarda celosamente cada una de las 800 piezas de una colección que tiene autos, motos, cuatriciclos, sidecar, triciclos, aviones, lanchas y bicicletas. Todos en escala y de diferentes materiales: chapa, plástico, papel y jabón.

“La primera vez me regalaron una cupecita del TC en el año 1995, cuando Pergamino cumplió 100 años. De chico a los autitos siempre los rompía y de grande empecé a darle valor a las cosas. Actualmente tengo más de 800 recuerdos en mi colección entre ellos autitos, motos, cuatriciclos, sidecar, triciclos, aviones, lanchas y bicicletas. Amo todo lo que tenga ruedas”, comenzó diciendo Orlando.

Nació la popularidad

Su presencia en las calles y eventos se hizo visible a mediados de los 80 cuando comenzó a circular por la ciudad en una bicicleta distinta a todas, que se caracterizaba por el color rojo fuego y las inscripciones en sus laterales. “Creo que me hice popular con la bicicleta, a la gente de gustaba que diera vueltas por toda la ciudad e hiciera ‘willy’.  Luego empecé a concurrir a las carreras de bicicletas en la zona y más tarde llego el turno de ir a Junín con la bici-auto y tarde más de cuatro horas pedaleando. Tiempo más tarde decidí ir a las carreras del Turismo Carretera, donde hice de muchos amigos y siempre valoraron el esfuerzo de estar sin pedirle nada a nadie”, contó el “Colo”. Y es total verdad: él está siempre y no solo no pide nada sino que da todo de sí para hacer del evento un momento más especial y colorido. 

Revistas y más

Su simpatía, don de buena gente y una personalidad especial hicieron que sus actos comenzaran a tomar trascendencia a nivel nacional: “Una de las cosas que guardo entre mis recuerdos son las publicaciones en diarios, revistas y canales de televisión. En el diario La Nación salí en la contratapa. También en las revista Corsa, El Gráfico, Solo TC,  TC La Revista y Gente. Valoro mucho cuando publican una foto en el Diario LA OPINION, porque es de mi ciudad y ahí trabajo mi padre por muchos años. En los programas de la tele aparecí en Carburando, Campeones, La Viola, La Cuadriculada, entre otros”, dijo emocionado.

40 cascos

“Tengo un total de cuarenta cascos, cada uno tiene un trabajo especial y los fabrico con materiales distintos. Para algunos utilizo desde un tarro de helados o un plato y desde ahí comienzo a darle forma según el evento”, dijo sobre su nuevo hobby y agregó que los muñecos o adornos los pega con Fastix, los ata con alambre o le pone tornillos. Esto habla de tiempo y dinero que el “Colo” le destina a su arte cuyo único fin es llevar alegría allí donde va. Hoy, después de estos 40 cascos, su presencia es esperada en cada evento.  

“Los cascos los pienso durante días y después llevan entre tres o cuatros horas de fabricación. No existen dos iguales. Hay para concurrir al automovilismo, ciclismo, fútbol, jineteada, boxeo, motociclismo, voleibol, tenis, básquetbol, náutico, polo, Arte Noche, Día del Niño, Navidad y Año Nuevo, Palito Ortega , Bomberos y uno de hockey que todavía no lo use porque estoy esperando que venga Luciana Aimar a Pergamino”, relata entusiasmado.

Con su arte en los cascos, el “Colo” ha logrado concitar la atención de todos y son como una “llave” para llegar a donde quiere: “Tengo en dos las firmas de Augusto Fernández y Paola Suarez, dos pergaminenses muy queridos por mí. Ellos me contaron que viajaron por todo el mundo y nunca vieron alguien como yo con los cascos y para mí es un orgullo que semejantes figuras mundiales del futbol y tenis valoren mis trabajos”.

Autitos preferidos

Si bien el “Colo” quiere y cuida cada una de sus cosas, hay piezas que son para él las más preciadas: “El primer Meteoro que no lo pude tener de chico y lo conseguí de grande es especial. Verlo acá todos los días es una enorme alegría. El primer Batimóvil y los autos de las películas famosas también me llenan el alma cada vez que los limpio o ordeno”.

El “Colo” por el “Colo”

“Nací en Pergamino hace 52 años. Fui al Jardín Nuestra Señora del Carmen, la parte de la primaria en Colegio San José de los Hermanos Marista, aunque termine séptimo grado en la Escuela Nº 10. La secundaria la hice en Los Polvorines. Trabajé en la Escuela Técnica Nº 2, en el barrio Santa Julia cortando tejas con una máquina, fui diariero, vendí detergente y lavandina y actualmente hago mandados. Me gusta disfrutar conociendo lugares, gente y soy muy feliz con lo que tengo. Amo a mi familia, Pergamino y cada evento que en mi ciudad suceda. Viví nueve años fuera (Necochea y Los Polvorines), pero nunca dude dónde quería estar: Pergamino”.

Fanático del cine

Desde que el Complejo LA OPINION Plaza abrió sus puertas, el “Colo” se hizo fan del cine. “Me encanta ir al cine, en invierno esta calentito y en verano fresquito. Miro las películas desde la primera fila y disfruto de la pantalla gigante. Las películas que en sus historias aparezcan los autos son mis preferidas, pero para mí Cinema es un hermoso lugar que debemos visitar”.

Sueño por cumplir

Emocionado y con los ojos vidriosos, confía a LA OPINION que su sueño por cumplir sería dar una vuelta como acompañante en un auto de Turismo de Carretera. “Siempre soñé con eso, creo que lo pienso desde que salí de la panza de mi madre. No tengo ningún tatuaje, pero me haría uno para reflejar en la piel ese momento. Cuando era más chico quería conocer a mi ídolo Palito Ortega y lo logré, al Pato Fillol y también lo cumplí y hasta fui copiloto durante 16 carreras en las categorías zonales del automovilismo, hasta manejé un Formula Renault y salí tercero en karting, pero dejaría todo eso por una vuelta en un TC. Vivir esa experiencia de sentir los 280 kilómetros por hora y frenar para doblar en una curva para mí es lo máximo. Si cuando subí a un zonal soñé una semana con ese momento, en un Turismo de Carretera estaría un mes soñando con esos minutos”.