Carmen Torrecilla contó su experiencia como testigo en el juicio Saint Amant II

La comerciante y doctora de historia de nuestra ciudad brindó su declaración días pasados en una audiencia que se llevó a cabo en San Nicolás. Allí relató sus vivencias luego de albergar a la familia de Alberto Kipen, que fuera detenido en marzo de 1976 por haber sido uno de los fundadores de Apinta, gremio que agrupa a los trabajadores del Inta.

DE LA REDACCION. El año pasado en nuestra ciudad se desarrollaron las audiencias testimoniales en el marco del juicio Saint Amant II por los delitos de lesa humanidad que fueron cometidos durante la dictadura cívico militar, entre 1976 y 1982. En este contexto numerosos testigos declararon en el recinto del Concejo Deliberante, en el marco de las diferentes causas ocurridas en Pergamino.

Luego de que se concretaran las audiencias en nuestro medio, los encuentros tuvieron continuidad en San Pedro para pasar después a cumplir su etapa final en San Nicolás. 

Caso Kipen

Varias son las causas en las que diferentes personas dieron su testimonio. En la última de las once audiencias que se llevó a cabo en nuestra ciudad, se expusieron los testimonios en torno a la detención de los ingenieros Alberto Kipen y Alberto Goldberg, que en ese momento se desempeñaban en el Inta.

Alberto Kipen fue uno de los fundadores del gremio de los trabajadores del Inta, Apinta, en Pergamino y fue testigo directo del secuestro de Carlos Llerena Rosas, directivo de Apinta que fuera encontrado asesinado en Ezeiza. En 1974 lo declararon prescindible del Inta por su actuación en Apinta motivo por el que Kipen se dedicó al asesoramiento particular en diferentes campos. El 1º de abril de 1976, militares ingresaron a su casa y se lo llevaron preso.

Luego del hecho, su esposa Alicia Cevedo se asesoró por el doctor Jorge Young y pidió auxilio en la casa de unos amigos, la familia de Pablo Batallánez. 

Hasta ese momento no había información precisa de dónde se encontraba Alberto y ante los reiterados allanamientos registrados en su casa, Alicia decidió irse con sus hijos a Paraná, de allí se refugió en Buenos Aires y retornó a Pergamino tras hablar con Federico Mazzei, empleador de Alberto Kipen, amigo de Masera que prometió ayudarla en todo lo que fuese necesario hasta encontrar a Alberto.

Luego de hablar con el juez Milesi, Alicia pudo ir a visitar a su esposo a San Nicolás y luego a Sierra Chica hasta que éste recuperó la libertad. 

Por lo atemorizada que vivía junto a su familia, Alicia decidió rehacer su vida junto a su esposo y cuatro hijos en la vecina localidad de Colón.

Toda la información que se detalla anteriormente, corresponde a la declaración de Alicia Cevedo, esposa de Alberto Kipen, durante la audiencia que se desarrolló en nuestra ciudad. No obstante, los jueces supieron por otro testigo que Alicia junto a sus cuatro pequeños hijos fue hospedada por espacio de dos meses por una vecina que, amablemente, la cobijó y le brindó protección cuando Alberto Kipen había sido detenido. Esa mujer es la reconocida comerciante y doctora en historia, Carmen Torrecilla, que fue citada a declarar semanas atrás, en el marco de esta causa, a la localidad de San Nicolás.

Contando la experiencia

Con el objetivo de relatar su experiencia como testigo de la causa Kipen, Torrecilla dialogó con LA OPINION. Contando lo vivido, aseguró que sabía, por los medios de comunicación, que se estaban desarrollando estos juicios en Pergamino pero manifiesta que no se interesó demasiado porque  “soy de las personas que hacen las cosas en su momento y después permanecen en silencio”.

- ¿Cómo y cuándo empieza tu relación con la familia Kipen?

- En marzo de 1976, momento en que se instalaba en el país el mal llamado Proceso de Reorganización Nacional, asisto al Banco Nación del barrio Acevedo y me encuentro con el doctor Jorge Young. Yo militaba con él en el Partido Radical. En ese momento Jorge me cuenta que se estaban llevando a muchas personas de las que no se conocía el paradero, a lo que yo le pregunté qué podía hacer y me dijo que hablara con todas las personas que yo conociera, que tenían una ideología, para alertarlos de que se escondieran. Me acordé de mis vecinos de enfrente de casa (Larrea al 400), familia que estaba conformada por una pareja con cuatro hijos con los que yo no tenía contacto alguno. Lo único que sabía era que el hombre trabajaba en el Inta y ella en la Cooperativa de Acevedo, Alberto Kipen y Alicia Cevedo.

Ese día me crucé y me encontré con una señora mayor que cuidaba a los 4 hijos del matrimonio, el mayor tenía 8 mientras que el más pequeño tenía apenas 2 años. Temerosa la mujer me contó que se habían llevado detenido a Alberto Kipen y que su mujer lo estaba buscando. Allí me quedé esperando a Alicia, le conté lo que sucedía, pero ella me aseguró que quería quedarse en esa casa hasta que logré convencerla dado que yo estaba segura que la iban a venir a buscar. 

- ¿Cómo prosiguió la historia?

- En ese momento Alicia se trasladó junto a sus hijos a mi casa y a los 40 minutos vemos desde la ventana que frenó un auto Peugeot 404 celeste con 5 hombres, policías, que ingresaron a la casa del matrimonio Kipen.

Alicia se quedó dos años a vivir en Pergamino y dos meses estuvo en mi casa, con sus hijos. Nos arreglamos como podíamos. Alicia continuó trabajando mientras su esposo estuvo preso por espacio de 6 años.

- ¿Por qué decidió ayudar a una familia que apenas conocía?

- Porque soy una fiel creyente de que las cosas hay que hacerlas en el momento que corresponden porque después es tarde. No estaba sola en esta lucha, sino que me acompañaban mis compañeros militantes entre los que destaco a Héctor Gutiérrez, Silvia Mendoza y Jorge Young con quienes participábamos de las reuniones que organizaba el padre Gastón Romanello todos los miércoles.

- ¿Cómo fue tu experiencia en el juicio?

- Muy positiva. Estuve en San Nicolás. Me parece justo que se condene a los culpables de los aberrantes hechos que se cometieron en la Dictadura Militar, pero considero que esto no debe estar politizado como está, asociado al kirchnerismo, porque los derechos humanos son una cuestión de todos.

Por otra parte, traté de dar un testimonio claro que fue valorado por los jueces.

- ¿Cómo es su relación actual con Alicia y la familia Kipen?

- La familia Kipen rehizo su vida en otra ciudad, en Entre Ríos. Mantenemos un contacto permanente. Nos enviamos cartas. Alicia me escribe cosas muy bonitas que me emocionan.