Cambalache Político

VOLVEREMOS

La última semana muchos cachirulos se la han pasado amagando con que “puede haber novedades” y otros más osados lanzaban “volveremos”. El comentario es inequívoco de una suerte de amenaza de que la Integración Cívica puede salir a la cancha con lista propia en octubre.

El asunto llegó a oídos de varios macristas que bramaban en contra de esta posibilidad. Pero la decisión, al fin, la tendrá el Cachirulo ¿se quedan en Cambiemos o rompen y van por afuera con lista propia?

Si uno tuviera la respuesta Tota saldría a la calle con una corneta para que lo sepa todo el mundo y ver las reacciones de la dirigencia ante la novedad. Lamentablemente la decisión no está tomada, así que no sabemos nada aun.

Cachirulo desoja la margarita y nosotros también a la espera de novedades. Lo que nos asegura la gente del sector es que se preparará con todo para postularse en 2019 como intendente otra vez.

Pero para eso falta mucho doña, así que esperemos a ver qué pasa esta semana.

KILOMETROS

Los que están haciendo buen kilometraje para el auto doña son los que aspiran a ir en la lista de legisladores en todos los espacios: Lisandro Bormioli, Manuel Elías, Marita Conti, María Ratto entre otros viven arriba del auto, porque hay continuas reuniones seccionales, en distintos distritos de la sección.

Y acá el que no está presente lo pueden degollar (no literalmente Tota no se asuste) y cuando quiere acordar no está más en los planes de la lista.

Para colmo, como estamos frente a una elección de medio término y los votos se desparraman bastante, casi todos quieren ir encabezando las listas doña. Salvo en el oficialismo donde planean sacar varios legisladores, en el resto de los sectores opositores a los que nos referimos, prefieren ir a lo seguro. Pero le cuento un secreto doña, encabezar una lista seccional es más difícil que jugar al voleibol con ojotas, para que engañarnos.

PREOCUPADOS

Y sin doña, muchos peronistas kirchneristas (no todos lo son en ese espacio) lloraban a lagrima viva en la semana que dejamos, cuando se supo que Cristina va sin el PJ en su frente. Los muchachos van a votar a la expresidenta pero no agarrar la boleta del Partido Justicialista le duele hasta el alma. “Son cuarenta años de pejota” decían algunos acariciando una agenda con el escudo partidario labrado en el cuero.

Pero bueno, a llorar al campito doña, al fin si quieren votar a Cristina no podrán llevar la boleta del PJ, todo en la vida no se puede…

DIEZ Y DIEZ

Mire doña, este año diez concejales dejan la banca y otros diez tienen dos años más de mandato. ¿Cómo darse cuenta de quien se va y quién se queda? Le damos algunos tips bien simples para detectar a unos y otros.

Los que se quedan tienen la cara distendida, rosada, hablan del tiempo, si hace frío o hace calor, comen una factura y se toman un café como si fuera la última vez. En fin, para ellos la vida es bella.

Los que se van ya están pálidos, los pelos los tienen como flechas mirando el cielo, no sienten ni frío ni calor, sólo piensan en la lista y sus posibilidades de renovar la banca. Tienen el estómago cerrado y en fin, para ellos la vida es, por ahora, un mar de incertidumbre.

FOTONOTICIA

Y si Tota, en el Concejo Deliberante nadie respeta los tiempos reglamentarios cuando tiene que fundamentar. Y así como a algunos treinta segundos le sobran porque tienen poco que decir, otros se toman regia media hora abusando de los oídos ajenos, porque le sobran argumentos. A otros le sobra la guitarra doña, pero dejémoslo ahí.

Cansado de tener que discutir con los concejales que no quieren cumplir el reglamento, Lucio “que año bravo” Tezón tomó el toro por las astas y puso un enorme reloj sobre su cabeza. La idea, que al principio movió a la risa y la broma, a poco del debut en la sesión de esta semana que dejamos se comprobó su utilidad. Ya no se puede discutir que se habló más o menos que el reglamento porque ahí está el enorme reloj para poner las cosas en blanco sobre negro.

No olvidemos que estamos en un año electoral y muchos ediles están con unas ganas de darle a la lengua que ni se imagina y una sesión no puede ser una lucha constante con el abuso de habladuría, Tota.