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Alarmas comunitarias o vecinales: un elemento que suma en la lucha contra la inseguridad


 Para adquirir el dispositivo hace falta que se pongan de acuerdo los vecinos de una cuadra (LA OPINION)

'' Para adquirir el dispositivo hace falta que se pongan de acuerdo los vecinos de una cuadra. (LA OPINION)

Se trata de una sirena colocada sobre un poste ubicado a mitad de cuadra, que se activa mediante un control remoto, que se entrega a cada familia o comercio para que den aviso cuando adviertan situaciones de peligro. Para instalarla sólo hace falta que los vecinos se pongan de acuerdo para adquirir el sistema y una pequeña inversión. De todas formas, no es la tecnología en sí la que garantiza la eficiencia del dispositivo sino la capacidad de organización para salir a la calle cada vez que se escucha la señal de alerta.

DE LA REDACCION. La lucha contra la delincuencia no permite descansos y exige el ejercicio permanente de pergeñar nuevos modos de disuasión y respuesta al delito, que siempre encuentra la manera de perforar lo hasta ahora conocido para dejar, una vez más, desamparada a la buena gente. 

Las estrategias de seguridad pública, a la luz de los hechos, no son suficientes por contrarrestar el accionar de la delincuencia. Por eso la gente común, el vecino preocupado por su integridad física, la de su familia, su entorno y también por el cuidado de sus bienes, busca la mayor protección posible, sumando a la fuerza policial factores que pongan mayores barreras entre el delincuente y su bienestar.

Así se fueron sumando medidas particulares de protección: cerraduras más reforzadas, rejas, aberturas por control remoto, sensores para que se enciendan las luces, alarmas domiciliarias (internas o monitoreadas), vigilantes privados, perros y hasta armas, aunque esto último nunca es aconsejable.

Y desde hace un tiempo comenzaron a verse en postes de luz, generalmente a mitad de cuadra, unos aparatos que llaman la atención. Son cajas metálicas, con una bocina o sirena y una luz. Algo raro para quien no sabe de qué se trata, pero muy sencillo de explicar y de mucha efectividad para que una cuadra se sienta más protegida. Son las denominadas alarmas comunitarias, o sistema de alerta barrial, que tienen distintas características, según el proveedor del aparato. Básicamente se trata de una sirena colocada sobre un poste que se activa mediante un control remoto, similar al de la alarma de los automóviles, que se entrega a los vecinos para que den aviso cada vez que adviertan situaciones de peligro.

Para instalarla hace falta que los vecinos de la cuadra se pongan de acuerdo para adquirir el sistema, que no tiene un costo elevado y se abona en una única ocasión, sin abono mensual. Se estima en unos 4 mil pesos, que deben ser prorrateados por la cantidad de casas que se sumen. La firma proveedora entregará el aparato central y un control remoto por cada vivienda adherida. Y cobrará por cada control adicional que requiera cada familia. El mantenimiento es prácticamente nulo, porque sólo requiere de una conexión eléctrica que alimentará a una batería de 12 voltios. En algunos casos la Cooperativa Eléctrica permite que se conecte a la red, y en otros casos se cuenta con la buena predisposición de un vecino que provee energía desde su domicilio.

El alcance de las alarmas es de unos cien metros a la redonda, por lo cual se propone ubicarlas a mitad de cuadra. Algunas están también provistas de luces.

Aunque las que están instaladas en Pergamino no cuentan con ese beneficio adicional, las alarmas podrían estar conectadas al centro de monitoreo de la Municipalidad y también al del Comando de Prevención Comunitaria. Allí, los operadores también podrían detectar el lugar desde dónde se originó el pedido de auxilio y disponer la respuesta necesaria.

Además, y según la tecnología con que cuente el dispositivo, las alarmas se pueden activar mediante los teléfonos celulares smartphone, lo que permitiría multiplicar la cantidad de usuarios del servicio.

De todas formas no es la tecnología en sí la que garantiza la eficiencia sino la capacidad de los vecinos de ponerse de acuerdo y salir a la calle cada vez que se escucha la señal de alerta. Por eso, en cada una de las cuadras donde se implementó el sistema, se pusieron en marcha también otras acciones como la elaboración de listados de nombres y teléfonos de contacto de quienes viven en la cuadra, mails colectivos para informar sobre las novedades de la zona o reuniones con cierta periodicidad para analizar los problemas del barrio, estén o no relacionados con la seguridad.

Las alarmas comunitarias son una herramienta más para la seguridad y la convivencia. Pero su efectividad está en función de la organización de los vecinos, que respondan a las sirenas, prendan las luces o denuncien los hechos.

 

 

Los vecinos aseguran que se sienten más protegidos

 

Los vecinos de la cuadra de avenida Rivero al 3000, en el barrio Malvinas, se pusieron de acuerdo para instalar la alarma comunitaria. El dispositivo cuenta con una sirena que se prende y se apaga mediante los controles remotos que cada vecino tiene en su casa. No está monitoreada por ninguna empresa de seguridad ni por la Policía, pero cada vez que suena todos se asoman y, si advierten algún problema, llaman a la Policía. 

La situación, meses después, fue replicada por la cuadra siguiente, la del 3100, donde también de un poste del tendido de energía eléctrica pende el aparato. Y luego se les sumó una cuadra cercana, la de Fournier al 1300, entre Rivero y Pinedo. En todos los casos el aparato externo fue enrejado por una especie de jaula para pájaros, para evitar los ataques vandálicos. De todos modos, cuando la caja recibe un golpe más violento que el del habitual manipuleo, se activa la sirena advirtiendo un sabotaje.

“La idea surgió ante al grave problema de la inseguridad. Entre los vecinos hablábamos y no sabíamos qué hacer, aunque sabíamos que lo mejor era cuidarnos entre nosotros. Así, un día una vecina se enteró de este sistema, fuimos a ver cómo era y advertimos que era lo que estábamos necesitando, porque es una alarma vecinal, que no tiene contacto ni con la Policía ni con ninguna central de alarmas. Decidimos comprar el sistema y desde entonces estamos todos los vecinos con nuestros pulsadores, y ante la menor situación de riesgo que cualquiera de nosotros advierta, hace sonar la sirena que está colocada a mitad de cuadra y a unos cinco metros de altura. Cada vez que suena, nosotros sabemos, por un código interno que tenemos, desde qué casa o negocio se lanzó el alerta y acudimos en ayuda”, relató Gerardo González, uno de los impulsores de la alarma vecinal en su cuadra.

González, que además es fomentista del barrio Malvinas, destacó que “desde que la colocamos se disparó tres veces y en todos los casos hubo una inmediata respuesta de los vecinos. La primera vez que se activó fue por accidente de un vecino que le apoyó una caja encima al pulsador, y automáticamente estábamos todos los vecinos en la vereda. Después funcionó dos veces más por la presencia de personas molestas que estaban caminando por arriba de los techos, y también todos salimos a ver qué pasaba y se logró disuadir a esos sujetos”.

“Nos sentimos protegidos y sabemos de varias cuadras más que han adoptado este sistema. Ahora es como que no tenemos que depender tanto de otras cosas, porque la cuadra tiene su sistema propio de seguridad, más allá de que los hechos negativos pueden suceder igual. Pero lo importante es que nos podemos proteger entre nosotros, los vecinos”, destacó.

 

Efecto disuasivo

En el otro extremo de la ciudad, en el barrio Parque General San Martín (zona del Club de Viajantes) los vecinos de una cuadra de la calle 8 también instalaron el sistema de alarma comunitaria.

“Es fundamental llevarse bien con los vecinos de la cuadra, y en nuestro caso tenemos la suerte de tener una buena convivencia. De ese modo nos pusimos de acuerdo para comprar este sistema, que lo usamos no sólo contra los posibles robos sino para cualquier tipo de emergencias. Por ejemplo, tenemos vecinos de edad avanzada que en cualquier momento pueden necesitar la ayuda de nosotros y lo único que tienen que hacer es activar la alarma”, relató Martín Berniell, uno de los vecinos que participa del sistema.

Aseguró que “ahora está bastante calma la situación de robos, pero hace unos meses advertimos motos que estaban dando vueltas, personas sospechosas merodeando, y por eso surgió la posibilidad y decidimos instalar este aparato”. 

También señaló que “hace tiempo que nadie la activa y es una señal de que de por sí la presencia del dispositivo puede ser un elemento disuasivo para los delincuentes”.

Con relación al rol de cada vecino cuando se activa la alarma. Berniell explicó que cada uno sabe lo qué tiene que hacer: “Puntualmente cada uno tiene que llamar a una casa designada y así sucesivamente, hasta llegar al domicilio donde se presentó el problema. Además instintivamente todos nos asomamos a ver qué pasa. Después se llama a la Policía en el caso de ser necesario. Pero la idea original es cuidarnos entre nosotros”.

Berniell también dijo que las veces que la utilizaron fue más por sospechas o susto de que algo estaba sucediendo: “Alguien escuchó un ruido en el techo o en el patio, alguien vio una motito con sospechosos y activó la alarma, pero hasta ahora nunca pasó de eso”.

“Es un elemento que a uno le da algo más de confianza y seguridad”, concluyó.

 

 

Algunas características de uso y recomendaciones para los usuarios

 

- Las alarmas comunitarias son dispositivos electrónicos que se utilizan para la prevención de delitos, hechos vandálicos o cualquier otra situación donde se considere poner en alerta a los vecinos de una cuadra.

 

- Cada vecino que participa de un sistema tiene uno o más controles remotos para activar la central de alarma.

 

- Ante alguna situación de peligro o advertencia se acciona el sistema de alerta pulsando el botón del control remoto. Comienza a sonar la sirena y de ese modo todos los vecinos de la cuadra escucharán la alarma y actuarán de acuerdo a lo convenido en el plan de contingencia. En la mayoría de los casos deben salir a la vereda y acudir hacia el domicilio desde donde se disparó el alerta.

 

- La central está compuesta de un gabinete hermético donde se aloja en su interior la electrónica y una batería. En su exterior tiene adosada una potente sirena y un flash en el frente. Puede ser alimentada desde una red eléctrica de 220 voltios o desde una pantalla solar.

 

- La central tiene capacidad, generalmente, para más de 80 controles remotos. Es decir que en una cuadra de 20 inmuebles, podría haber en promedio cuatro dispositivos por cada propiedad.

 

- El aparato central posee un sensor de golpes, el cual al detectar un impacto en el gabinete procede a activar la alarma y advierte sobre un sabotaje.

 

- Ante la ausencia de electricidad externa, se activa una batería que tiene una autonomía de aproximadamente 10 días.

 

- Las centrales se instalan en el exterior, en el frente de una vivienda o en un poste de alumbrado público, a una altura de 5 ó 6 metros, buscando un punto medio de la cuadra. En cuadras de más de 100 metros se recomienda colocar dos centrales para una correcta recepción de la señal.

 

- Hay que tener en cuenta que el sistema es disuasivo, de modo que no se debe dudar en accionar la alarma ante cualquier hecho o actitud sospechosa.

 

- También puede ser utilizada para advertir a los vecinos de algún acontecimiento anómalo que suceda en la cuadra, como un incendio, accidente o requerimiento médico.

 

- Es fundamental estar comprometido con el sistema, para activar la alarma en caso de ser necesario o acudir en ayuda de quien lo necesite.


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