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El joven líder se impuso el domingo con el 66,1% de apoyo ciudadano. Ayer comenzó a trabajar para las legislativas que se realizarán dentro de cinco semanas y que necesita ganar para tener mayoría en el Congreso y lograr aprobar las promesas de campaña.
Paris, (Telam) - El presidente electo de Francia, Emmanuel Macron, comenzó a preparar ayer sus primeros días en el poder, anunciando una visita a Alemania, conversando con líderes extranjeros y, sobre todo, lanzándose de lleno a la difícil tarea de asegurarse una mayoría parlamentaria para poder aplicar su ambiciosa agenda de reformas. A cinco semanas de las legislativas, el novedoso movimiento que el exbanquero de 39 años creó hace 13 meses, al inicio de un ascenso meteórico que lo llevó a convertirse en el presidente electo más joven de Francia, no perdió ayer ni un minuto en los preparativos para la crucial batalla electoral de mediados de junio.
Sin mayoría en el Congreso, Macron podría ser un presidente sin poder real, incapaz de hacer aprobar las reformas laboral, jubilatoria y tributaria que ha prometido a los votantes poco entusiasmados con su programa y desencantados con la clase política en general. Aunque el joven líder, que jamás había ocupado un cargo electivo, se impuso el domingo con el 66,1% de apoyo ciudadano, el número de sufragios sacados por su rival, la ultraderechista Marine Le Pen (33,9%), así como el de votos blancos y nulos, fueron récord absoluto y parecieron reflejar ese descontento del electorado.
La asunción de Macron será el próximo domingo, confirmó ayer el presidente saliente, Francois Hollande.
Para mostrarse a la altura de las circunstancias, el dirigente mutó el aspecto relajado que ofreció durante la campaña por otro más parecido al de un estadista, tanto en su discurso de victoria del domingo a la noche como ayer en una ceremonia solemne junto a Hollande para conmemorar la derrota nazi en la Segunda Guerra Mundial.
La pompa de la ceremonia, con el imponente Arco del Triunfo al fondo de la Avenida de los Campos Elíseos de París, ayudó a dar un aire presidenciable a un líder que nunca antes se había sometido al escrutinio del pueblo pero que dio pelea y ganó la primera elección a la que se presentó, nada menos que una presidencial.
Se trató de la primera vez que Hollande y Macron se mostraron juntos en público desde agosto de 2016, cuando el entonces ministro de Economía pegó el portazo para postularse a la presidencia como independiente, una decisión que molestó al impopular jefe de Estado socialista.
Ayer, sin embargo, Hollande recibió con una sonrisa y un apretón de manos a Macron. La ceremonia marca décadas de paz en Europa Occidental, algo que el liberal Macron ha hecho uno de sus caballitos de batalla frente a Le Pen, que hizo campaña con la promesa de salir de la UE y del euro y de volver a introducir el franco como moneda nacional francesa.
Sin haberse mudado aún al Palacio del Elíseo, el presidente electo ya empezó a preparar sus primeros días en el poder. La eurodiputada francesa Sylvie Goulard dijo ayer que Macron visitará Berlín en el que será su primer viaje al extranjero, y que quizás haga otro viaje para saludar a tropas francesas destacadas en el exterior.
