Lejos del pago

Paola Timoner: una rica experiencia de vida en Israel


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Paola Yanina Timoner es pergaminense. Vivió gran parte de su adolescencia en el barrio Acevedo, donde su familia tenía un parque de diversiones. Hace 12 años que tomó la decisión de irse a Israel, donde asegura la llevó el amor, ya que estando de vacaciones en el sur del país conoció a la persona con la que iba a decidir transformar su destino, lejos del pago.

“Yo estaba de vacaciones en el sur y conocí a un chico de Israel. Me dijo si quería ser su novia. Le dije que sí. Nunca pensé que iba a ser más que una relación de poco tiempo. El noviazgo arrancó en Bariloche y siguió en Buenos Aires, hasta que él partió a su país natal y yo me quedé aquí y seguimos siendo novios a la distancia”, cuenta esta mujer que hoy vive con ese hombre, llamado Dan, del otro lado del mundo.

Por entonces trabajaba en la Heladería La Fe. Había hecho la secundaria en la Escuela Media Nº 2 del barrio General San Martín y vivía con una amiga en la zona del Club de Viajantes. “Un día recibí un mail en el que Dan me preguntaba si quería irme para allá. Le dije que sí porque yo estaba muy enamorada y lo único que hacía todo el día era llorar porque él estaba lejos y esperar la posibilidad de conectarme a Internet para poder verlo”.

La determinación de irse estaba acompañada de una gran cuota de coraje. Tenía 26 años. “Llegué y mi novio me estaba esperando. Una de mis valijas se quedó en España, nos fuimos para su casa y me quedé desde ese día en Jerusalén”.

Asegura que la vida allá es “culturalmente diferente” y refiere que el lugar en el que vive es un espacio en el que confluyen muchas corrientes culturales: “Israel es la ciudad Santa, el pueblo de Dios. Pero está también la comunidad árabe y todas las religiones, hay cristianos, musulmanes, árabes y judíos. Existe mucha diversidad cultural y eso es lo que atrae mucho”.

Entiende que lo que ocurre en Medio Oriente conmueve al mundo y lo define como un conflicto signado por la hostilidad. Sin embargo se excusa de tomar posición respecto de este tema, aunque señala que “es un conflicto muy antiguo que está muy controlado. Los problemas provienen por las tierras, es una disputa compleja por el poder del territorio, quedan lugares, ciudades y pueblos  en dominio de los árabes. Uno de los más conflictivos es el pueblo de Gaza, lo más cerca que tenemos. Ellos no aceptan al pueblo judío es un contexto de guerra y de odio”.

A pesar de ese entorno, asegura que ellos viven “de manera segura” y considera que a contracorriente de lo que podría suponerse, para ella “Israel es el país más seguro del mundo, porque es un país que está muy golpeado por guerras, por ataques, por el odio, pero también es un lugar que está preparado para cualquier ataque y eso lo hace particularmente muy fuerte. 

“La ciudad  está controlada, hay mucha seguridad. Es normal que haya soldados y policías custodiando cualquier lugar. Entrás a la panadería, al supermercado, al banco y todo está custodiado. Se puede producir  un ataque, pero en general uno se siente seguro”, describe.

 

En el teatro

Paola es maquilladora y trabaja en un teatro en Jerusalén. “Es un teatro muy antiguo y muy conocido. Soy asistente de maquillaje y encargada del vestuario, estoy siempre detrás del telón, en la parte más linda, es muy divertido mi trabajo”, refiere y confiesa que desde niña soñó con ser actriz. Su trabajo la acerca bastante a ese sueño porque le da la plenitud de sentir que “puede ser quien es”.

Producto de las giras que realiza la compañía teatral viaja por distintos lugares y sus rutinas de trabajo son intensas. Se encuentra con una cultura distinta a la de su país a cada paso. “Para la mujer esta cultura es muy distinta a la nuestra. Las mujeres son como nosotras, pero las religiosas ortodoxas tienen otro tipo de vida que se expresa desde la vestimenta hasta en sus creencias. Yo me visto como en Argentina y así me acepta la comunidad en la que vivo”, afirma.

Es respetuosa de la diversidad y asegura que ha conseguido adaptarse a lo que resulta muy distinto a lo propio. “Lo que siempre hago es respetar y no excederme en la impronta latina que traigo, para no incomodar. De por sí me gusta vestirme de manera sobria, más vale clásica, así que no me permito ponerme cosas que puedan interpretarse como una agresión. Respeto todas las religiones, no creo en ninguna. Pero nadie sabe eso, siempre soy muy diplomática”.

Dan y Paola comparten su tiempo con su perra y aún no tienen hijos. Su novio se dedica a hacer sitios de Internet y en algún tiempo trabajó como encargado de Seguridad. Nació en Filipinas porque sus padres eran diplomáticos. “El padre de Dan era embajador. Sus papás estaban en las Filipinas cuando él nació. Una de sus hermanas nació en la India otra en Israel. Actualmente su familia está en Israel desde que su papá se jubiló”, cuenta.

Afirma que se estableció en el lugar en el que vive y que se siente cómoda donde está: “Siento que encontré mi lugar en el mundo. Que pertenezco porque me aceptaron y cuando vos sentís eso te abrís más. Me siento muy cómoda muy libre, no tengo miedos”.

 

Siempre cerca

Refiere que su contacto con Pergamino siempre es cotidiano y se expresa en la relación con familias y amigos. El teléfono, Internet y todos los recursos tecnológicos que existen hoy sirven de vía para facilitar esa comunicación permanente. “Llamo una vez por semana los domingos cuando mi familia está reunida almorzando. Trato de hablar con todos. A mis amigas las llamo todo el tiempo y amo Pergamino”.

A la distancia lo que se extraña es el trato real con ellos, el abrazo, los paseos, las comidas. “El dulce de leche no es lo mismo comerlo allá que acá”, reconoce. Toma mate donde vive, pero acá el mate supone otro ritual que es el de compartir. “Las raíces son las que te unen al lugar en el que naciste y las costumbres son las que se extrañan. Mi bandera la llevo en el alma, no me pierdo un partido de la selección argentina”.

A pesar de la nostalgia que le da la lejanía con sus afectos, se aferró al lugar en el que vive y consiguió armar relaciones solidarias y verdaderas. “El desarraigo fue difícil. Yo me fui por amor y eso facilitó las cosas porque el amor siempre te hace más fuerte y te ayuda a sentirte segura”.

 

Superar barreras

El idioma fue una barrera que le tocó superar pero se preparó para ello. “Hoy me llevo bien con el idioma, lo hablo, lo escribo, lo leo. Es parte de la evolución.

“Igual me preparé estando todavía en Pergamino, encontré una familia judía que me enseñó el hebreo, tomaba clases con ellos. Siempre les estaré muy agradecida porque me ayudaron mucho a tener una base. Llegar sabiendo decir algunas cosas me facilitó mucho las cosas porque desde el comienzo me permitió sentir que podía comunicarme. Aprendí que lo más importante en cualquier idioma que uno puede decir es gracias, esa es la palabra más importante porque es la que te acerca al otro”. 

También su suegra la ayudó en el aprendizaje del idioma y eso le abrió las puertas para consolidarse laboralmente. “Cuando llegué para pagar mis estudios de idioma limpiaba casas de personas conocidas por la familia de Dan. Cuando me sentí más segura en el manejo del idioma, empecé a buscar trabajo en comercios; vendí ropa y también calzado, hasta que el teatro me acercó bastante a mi sueño”.

Respecto del futuro, considera que es “incierto” y fundamenta esa sensación en su poca creencia en el destino. “El futuro es ahora”.  Y en este presente no se ve en un lugar diferente al que vive. “Me costó mucho llegar a donde llegué, estoy cómoda y tengo una buena vida. Agradezco profundamente a las personas que siempre estuvieron a mi lado, confiaron y creyeron en mí. Fundamentalmente a mis amigas del alma y a mi madre que es una heroína.  Amo Pergamino y lo llevo conmigo a donde voy. Nunca dejaré de ser pergaminense, pero tanto tiempo en otro lugar, te transforma”, concluye.

 

ping pong 

 

Un lugar: La quinta de Viajantes. El pasto, la pileta, las reuniones con amigos, mis perros.

Un amigo: “Susi” Ruckauf  y Marcelo Santander. En ellos muchos otros y quisiera nombrarlos a todos. Es lo que más extraño.

Un maestro: Mi amiga “Susi”. Mis jefes: Juan Lombari, cuando trabajé en la Municipalidad y Alejandro Massa mi último jefe que me dio lecciones que me sirvieron mucho. Estaba en contra de muchas de sus decisiones, pero ahora se lo agradecí. Aprendí mucho de su rectitud.

Una calle: No anduve mucho en las calles. No salía mucho. La Peatonal es como que me trae muchos recuerdos.

Tus padres: María Cristina, una leona,  y Aldo.

Hermanos: Cinco. Una falleció hace muchos años. Yo soy la mayor: Pamela, Paula, Nazareno, Penélope, Nahuel.

Una desventaja de estar lejos: Lo que pasa  cuando uno no está. Lo cotidiano de los afectos. El día a día,  el no poder tocar a los seres queridos. Igual siento el amor de los míos a la distancia.

Una ventaja de vivir lejos: La experiencia de vida. El crecer como persona.

Pergamino: Mi raíz. Familia. Amo a la gente y me siento en casa cuando llego. Es hermosa esta ciudad. Es incomparable. No puedo dejar de amar y extrañar este lugar. 


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