Especial 100 años

Para Graciela Venini: “LA OPINION continúa siendo un medio independiente”


  En el Centenario de LA OPINION Graciela Venini posa en la actual redacción del Complejo LA OPINION Plaza LA OPINION

'' En el Centenario de LA OPINION, Graciela Venini posa en la actual redacción del Complejo LA OPINION Plaza. LA OPINION

La nieta del fundador don Enrique, e hija del director del Diario, don Julio, expresó su orgullo por ser parte de la historia viva del matutino. Contó su historia en la vieja redacción de Merced al 500. Recordó a su abuelo como un “hombre íntegro” y destacó la importancia de que el Diario siguiera en manos de Hugo Apesteguía.


Don Enrique Venini es el nombre de un pergaminense que ha trascendido la historia de esta bendita ciudad ya que, con su impronta audaz, ha sido el fundador del Diario LA OPINION, medio gráfico que mañana cumplirá sus 100 años.

Fue el 13 de febrero de 1917 marcó un punto de inicio para la extensa trayectoria de este matutino de Pergamino y para toda la región. Ese día, con el afán de de dotar a la ciudad de una hoja periodística diaria, independiente e informativa nació este medio que hasta estos días se erige cumpliendo con los objetivos fundacionales.

Don Enrique fue el fundador y su hijo Julio quien ejerció, desde los albores de su adolescencia, múltiples roles en el matutino hasta llegar a ser el director. A escasas horas del centenario de esta institución periodística, Graciela Venini es la cara visible de los fundadores de LA OPINION.

Periodista de oficio, Graciela actualmente, junto a su marido Miguel Vencius, dirigen los destinos del Nuevo ABC Rural, y es la historia viva del Diario, aquella que relata cómo era el transcurrir de las horas en la vieja redacción del Diario de Merced al 500.

En un mano a mano, Graciela deja entrever su orgullo por ser parte de la familia que fundó el Diario y cuenta su experiencia, primero como familiar directa, y luego como periodista.

- ¿Su vida está marcada por LA OPINION?

- Desde que nací hasta que el Diario fue vendido por mi padre Julio, incluso bajo la dirección de Hugo Apesteguía estuve en LA OPINION hasta que decidimos lanzarnos junto a mi marido Miguel Vencius con el Nuevo ABC Rural que es un emprendimiento particular.

- ¿Qué recuerda de sus primeros pasos por el Diario?

- Ir al Diario era como ir a la casa de mis abuelos, ellos vivían por 9 de Julio (entre Pueyrredón y Bartolomé Mitre) pero sobre Merced estaba emplazado el Diario. Ir al Diario era para mí lo más natural del mundo, ingresaba junto a mi abuelo y mi padre a la redacción, iba al taller donde funcionaban las máquinas, lo tenía naturalizado pero aún así nunca dejó de ser un mundo fascinante.

- ¿Qué le contaban de la fundación del Diario?

- Mi abuelo fue un hombre muy audaz, un visionario, con muchas intenciones de hacer cosas buenas a pesar de que no tenía una gran formación académica porque venía de una familia muy humilde proveniente de Junín. Era de oficio imprentero. Junto a dos compañeros de trabajo tuvieron la peregrina idea de formar un diario, de gran raigambre socialista en un principio, pero que siempre albergó el objetivo de transmitir lo que pasaba en la ciudad, en un Pergamino en el que estaba todo por hacerse ya que ni siquiera existían muchas de las instituciones que hoy están sólidamente conformadas. 

 

A fuerza de pulmón

Detrás de todo gran hombre existe una gran mujer, y don Enrique pudo fundar LA OPINION gracias a la inconmensurable colaboración de su esposa, Ramona Casieri. Todo era a fuerza de pulmón en aquella época, se trabajaba mucho para cumplir con el propósito para el que fue fundado el Diario: reflejar fehacientemente las necesidades de la ciudad. Para ello Enrique puso en práctica su gran solidaridad, fue el puente vivo entre los que necesitaban dar a conocer algo y los lectores habituales del Diario.

En 1917 Pergamino era un pueblo. No había un órgano periodístico y por eso en sus inicios LA OPINION también tuvo un rol social. En sus páginas se podía saber sobre las actividades sociales, cumpleaños, casamientos, se contaba incluso la historia de los viajeros, historias de amor de aquella época, el Diario era el reflejo de todo lo que sucedía.

 

La época de Julio

Con el tiempo Enrique quedó como único propietario de La OPINION. El desarrollo del Diario estuvo acompañado del crecimiento de la familia. Bien es sabido que uno de los sucesores de don Enrique fue su hijo Julio que luego de terminar sus estudios primarios se dedicó exclusivamente al trabajo en el matutino. “Mi papá (Julio) estaba muy entusiasmado con el Diario y en esa época mi abuelo Enrique le dijo que podía trabajar en LA OPINION pero que iba a empezar desde abajo, aprendiendo todo, por eso empezó como linotipista, pasó por varios oficios hasta llegar a ser redactor”, relató Graciela.

 

Las ganas de ejercer

Si bien mamó la rutina habitual del Diario, hubo un momento en que Graciela sintió esas ansias profundas de formar parte de esa cotidianeidad. “Me casé muy joven, enseguida fui mamá, hasta ese entonces me había dedicado a mi familia, pero cuando los niños crecieron sentí esa necesidad de estar cerca de LA OPINION, justo en la época en la que fallece mi primo, Enrique Kessler que en ese momento ejercía la jefatura de redacción. Con la muerte de Kessler se inició una época de zozobra ya que ‘Quique’ se estaba preparando para ejercer la dirección del Diario que hasta el momento estaba en manos de mi padre ya que mi abuelo había fallecido. Un día le dije a mi papá que quería empezar a trabajar en el Diario y no me importaba de qué, sino que necesitaba probar suerte allí, comprometerme con aquello que había fundado mi abuelo. Empecé haciendo la fotocomposición junto a otras compañeras que me enseñaron mucho. Luego me dediqué a vender avisos, después fui encargada de compras de todos los productos que se necesitaban en esa época”, contó Graciela y aclaró que “me gustaba la redacción, quería escribir noticias, por eso primero me ubicaron en la recepción de la redacción y de a poquito me fui incorporando. En esa época no había mujeres que escribieran, fui la primera, me secundó Susana González hasta que llegó Claudia Aiello. En un momento en que el hermano de ‘Quique’, ‘Tani’ Kessler se había hecho cargo de la redacción”.

- ¿Cómo prosiguió su carrera periodística?

- Estuve a cargo del suplemento Vida y Cultura a través del que ofrecíamos la más amplia información sobre el acontecer cultural, incluso organizábamos un concurso literario muy importante que contaba con un jurado prestigioso. Eso reflejaba la vida cultural de Pergamino, y vino a marcar un antes y un después en el Diario porque le dimos preponderancia a las actividades culturales que acontecían en la ciudad.

Después me hice cargo de un suplemento semanal, llamado “La mujer y el niño”, dedicado exclusivamente a las temáticas que afines a las mujeres y a los más pequeños. Tuve la colaboración de Jorge Sharry, y ambos éramos coordinados por Roberto Veros, que era el jefe de redacción. Fue él quien tiempo después nos propuso hacer un suplemento dominical llamado La Opinión Plus en el que trabajaban muchos periodistas. 

- ¿Y así creció la redacción?

- Logramos conformar un equipo muy lindo de trabajo en el que confluían los periodistas de la vieja camada, como Lorenzo Pío Caldentey, Pedro Rivero, Héctor Del Giúdice, Ricardo Piraccini y los periodistas de la nueva camada, gente joven que comenzó a llegar con otra impronta por lo que la redacción se tornó muy entretenida.

 

La llegada de Apesteguía

Cuando el Diario fue vendido a Hugo Apesteguía, Graciela continuó trabajando en la redacción mientras que su marido Miguel Vencius se hizo cargo de la jefatura de taller. “Trabajé uno cuantos años con Hugo, muy aliviada luego de haber superado la dificultad económica que teníamos”, manifestó la entrevistada.

El camino de la transición, desde las viejas máquinas Olivetti hasta las primeras computadoras se concretó bajo la dirección de Apesteguía. “Nos fuimos un día del Diario dejando nuestras máquinas de escribir y al retornar al día siguiente nos encontramos con las computadoras así que tuvimos que hacer un gran esfuerzo para aprender sobre las nuevas tecnologías. Los jóvenes estaban ansiosos por aprender pero para los mayores fue un cambio muy brusco”. Recordó Graciela.

De ese momento hay miles de anécdotas que contar, por ejemplo, que “Piraccini se sentaba frente a la computadora pero solo para escribir, él esperaba que algún periodista amigo le prendiera la computadora y hasta ingresara al sitio en el que por fin él escribía. Por su parte Caldentey escribía y en cada renglón que terminaba daba un golpecito al costado de la máquina porque todavía tenía el hábito de escribir en la máquina Olivetti. La utilización de las nuevas tecnologías nos hizo hacer desastres, por ejemplo, un día se nos borró todo el diario, desapareció. Gracias a Dios apareció Gustavo Curti que fue el encargado del área digital”.

 

Sus guías

Enrique, su abuelo, y Julio, su padre fueron los grandes referentes de la vida de Graciela que, visiblemente emocionada destacó las cualidades de ambos, “grandes seres humanos, visionarios, hombres íntegros. Para mi ser nieta del fundador e hija del director de LA OPINION es un gran orgullo, siempre lo fue y lo será porque ellos marcaron una época y, con su accionar impecable, construyeron una vasta trayectoria que hoy hace que el apellido Venini sea respetable. Don Enrique y don Julio han dejado una huella imborrable en Pergamino”. Y en su relato no olvidó a quienes admiró por su capacidad intelectual, entre ellos, “Lorenzo Caldentey que era una persona que tenía una formación impresionante; Héctor del Giúdice, Roberto Veros que fue mi jefe de redacción y el que me dio la seguridad de que yo podía dedicarme al periodismo ya que no contaba con ningún tipo de información académica. De todos modos el periodismo se lleva adelante y se perfecciona a medida que se ejerce porque es una labor que requiere apasionarse”.

 

Un diario de pergaminenses

Que siguiera Hugo Apesteguía con el Diario fue un hecho altamente positivo, sostuvo Venini ya que LA OPINION “continuó siendo conducido por un pergaminense, siguió siendo una empresa familiar que entendía, y aún cumple los objetivos por el que fue creado este medio gráfico: el órgano a través del que se muestre todo lo que sucede en la ciudad, un medio independiente y que dé cabida a todos”.

Los cien años encuentra a LA OPINION cumpliendo los propósitos por el que fue creado, las raíces que plantó don Enrique Venini ahora están dando sus frutos, resta seguir trabajando, asumiendo todos los días nuevos desafíos que permitan que el árbol siga creciendo.


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