Editorial

Poco a poco se va vislumbrando el paisaje de las presidenciales


El período de alianzas se acerca peligrosamente y las definiciones ya empiezan a entreverse con más claridad, hay rumores e interpretaciones de todo tipo, tanto en el macrismo, en el massismo y en el sciolismo. 

Las últimas noticias lo demuestran, aunque van variando ya no día a día sino según pasan las horas. Con altas y bajas, conformes y disconformes, lo que cada vez cobra más certeza es la posibilidad de un acuerdo a nivel nacional para que el radicalismo y el macrismo lleven una fórmula presidencial común en las elecciones de octubre.

No sólo se ha vuelto esa alternativa más factible tras el acuerdo sellado en Gualeguaychú, con la presencia de Mauricio Macri y Ernesto Sanz, para confluir en una coalición electoral en las primarias abiertas que tendrán lugar en Entre Ríos, donde Alfredo de Angeli (PRO) y Atilio Benedetti (UCR) irán a las Paso como aspirantes a gobernadores. Otros factores hacen pensar que la convención nacional del radicalismo, que se reunirá el 14 de este mes en la misma ciudad entrerriana, podría abrir la puerta a una coalición de la que participen esas dos fuerzas políticas con miras a las primarias nacionales de agosto. Un signo inequívoco de que se va en ese camino es la novedad de ayer de que Hermes Binner, pata socialista de Unen, declinó sus pretensiones presidenciales. Y en un mismo acto, propugno porque la candidata del sector sea Margarita Stolbizer. Es que dentro de estos “menjunjes” que son las alianzas electorales se plantean situaciones que son difíciles de sostener ideológicamente (aunque algunos no tengan empachos en ningún caso). Y es entendible, en esa línea, que a Binner, figura máxima del socialismo nacional, le resulte insostenible ser parte de una fuerza que incluya a Mauricio Macri. 

Así como el santafesino, que tomó una drástica decisión, otros tantos quedarían desairados con el acercamiento al PRO, por ejemplo los radicales que pugnan por ir con Sergio Massa a los comicios.

En paralelo, Julio Cobos ratificó ante la dirigencia de las principales entidades agrarias que hará todo lo posible para que el próximo sábado 14 la UCR no sólo defina los límites de sus alianzas a nivel nacional sino también, y sobre todo, el nombre del candidato radical a presidente para las Paso del 9 de agosto y todos saben que habla de él mismo, respaldado por el hecho de que en las encuesta mide mejor que su correligionario Sanz.

El 14 será el día clave para saber si el radicalismo va todo junto con Macri (porque la alianza con Sanz es un hecho), o se divide y quedan los dirigentes en libertad de acción. Habrá que ver, una vez tomada la decisión en la Convención (que es el plenario del partido), cuáles son las consecuencias orgánicas, por ejemplo, si los que no acaten serán expulsados. No sucedería nada así si lo que se vota es una “tercera vía” que propugna que quienes quieran ir con el PRO vayan y quienes pretenden aliar con Massa hagan lo propio. Esto permitiría a los gobernadores sellar los acuerdos en su territorios, porque que hay provincias donde encabeza Massa y otras en que Macri cosecha más voluntades. Por ahora febriles negociaciones en todos los distritos. Lo cierto es que cada gobernador o intendente sabe perfectamente con quién le conviene aliarse para no perder el poder territorial, pero favorecer la libertad de acción traería como consecuencia la dispersión del voto nacional.

Desde la óptica de los candidatos en cuestión, la ecuación hace otro juego: si la decisión de la Convención Nacional de la UCR es ir con Macri, Massa termina de perjudicarse, porque en el peronismo la mayoría de sus dirigentes prefirieron quedarse con Scioli o con el kirchnerismo, pero no con el exintendente de Tigre. De manera que le queda poco espacio para alianzas al Frente Renovador. Ahora si en el encuentro radical dan libertad de acción, un sector se iría con Massa y se repartiría más el juego.

En la vereda opuesta, todo está por verse, la presidenta sigue saliendo a todos lados con Florencio Radazzo que, aunque postulante a las Paso, no mide para los comicios generales y pretende a Diego Bossio, titular de Anses, como candidato a gobernador de Buenos Aires. 

Por otro lado, Daniel Scioli y el intendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde, se mostraron juntos en un acto que no sólo reinició el retorno del intendente, que antes anduvo coqueteando con Massa, al Frente para la Victoria sino que, además, lo posicionó como candidato a gobernador.

En el kirchnerismo corren todo tipo de rumores sobre acuerdos, renunciamientos históricos y desacuerdos. Se habla de una fórmula Scioli- Urribarri (ultra K) y Randazzo pediría otro espacio. También se dice que Julián Domínguez -que pretende la Gobernación- se ha acercado a Scioli, no teniendo espacio para postularse con los K. Un gesto más de que PJ y kirchnerismo no son la misma cosa, que están sujetos inexorablemente hasta los comicios porque uno sin el otro no accedería al triunfo. Pero es claro que si quien lo logra es finalmente Scioli, habrá ganado el Partido Justicialista y no el kirchnerismo, aun con Uribarri integrando la fórmula. ¿O alguien puede decir que cuando triunfó Cristina-Cobos ganó el radicalismo? Es posible que sobre el fin de este mes de marzo, principios de abril, el panorama esté casi armado, o van a una Paso rabiosa entre Scioli y Randazzo o todo se acuerda en la Quinta de Olivos.

 

Como se ve, el panorama es variopinto, pero cada vez más el paisaje que tendremos este año en el cuarto oscuro se va revelando.


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