Editorial

¿Moyano y Macri están peleados o están jugando al truco?


Tras ser imputados en una causa por asociación ilícita y fraude en el club Independiente, Hugo Moyano  y su hijo Pablo salieron a minimizar el hecho, pero apuntaron contra Mauricio Macri, por considerarlo autor intelectual de la movida judicial en su contra.

De cara a una extensa entrevista en Crónica que fue levantada por todos los medios televisivos, gráficos y radiales, el camionero jugó sus cartas, acusó al Gobierno de soberbia y dijo que no lo van a arrodillar. Se refiere concretamente a las reformas laborales que pretende impulsar el macrismo y que tiene a los Moyano enfrentando la propuesta. 

Para que no queden dudas de su enojo, hasta le hizo un guiño a Cristina Kirchner con quién terminó abiertamente peleado en los últimos años de su gestión. “Para reconstruir el peronismo hay que incluir a Cristina”, dijo  y puso en duda la vinculación de la expresidenta con hechos de corrupción. 

La defiende porque ella afirma ser una perseguida política, un argumento que precisamente utiliza el camionero a estas horas. En este aspecto, todo es muy obvio. La situación judicial de Moyano se está complicando, que tiene una causa por enriquecimiento ilícito abierta ante el juez federal Claudio Bonadio por una denuncia de la diputada de Cambiemos, Graciela Ocaña. Y otra en que se investiga a su sindicato por el uso de facturas apócrifas. La problemática por lavado de dinero en Independiente es rechazada por Moyano afirmando que usan al barra “Bebote” Alvarez para implicarlo.

Su hijo Pablo, secretario gremial de la CGT y número dos de Camioneros, también salió a despegarse. “No estamos mencionados en ningún tipo de denuncia; es todo mediático”, planteó.

Además, interpretó que la imputación responde a una cuestión política e involucró al Gobierno: “Es un ataque por habernos opuesto a la reforma laboral”, señaló y dijo que “Bebote” no es creíble “es una lacra que se aprovechó 20 años del club”. A su denunciante por enriquecimiento ilícito la diputada de Cambiemos Graciela Ocaña, dijo que el no la llama “la hormiguita” que es su apodo, sino la “cucaracha”. Dijo que nunca trabajó de nada, que vivió siempre de los cargos del Estado.

Pero la puñalada, en la que Hugo Moyano inicia la temporada alta de los cruces duros es cuando dice que “si me llevan preso quiero estar en la celda de al lado de Franco Macri”…

Este mensaje es el menos encriptado de todos, pero el que más doble lectura permite, porque la realidad es que los Macri y los Moyano tienen larga historia en común y se conocen los negocios mutuamente. Años de negociaciones exitosas cuando el presidente era alcalde de la Ciudad, cuando el camionero se alejaba de Cristina invariablemente se acercaba al jefe porteño y era recibido con los brazos abiertos. 

El juego político entre el presidente y el sindicalista quizá esté escalando a otro nivel de enojo, pero veremos en los hechos qué es lo que sucede. Porque Moyano prepara una protesta camionera muy grande pero para fines de febrero: ¿se toma todo ese tiempo para negociar? No sería extraño conociendo cómo Macri y el sindicalista han jugado al truco por años con la política.

El que salió a contestarle al camionero fue jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Y dijo: “Todo ese tipo de declaraciones patoteras no es lo que los argentinos quieren, no es la Argentina de hoy. Moyano no se dio cuenta que la Argentina está cambiando”. Como es fácil advertir una réplica más que liviana. Como es más que obvio, vinculó el enojo de Moyano con las declaraciones que la semana pasada hiciera Luis Barrionuevo, que amenazó veladamente (y no tanto) al Gobierno afirmando que todos los que le pisaron la cola al león (el sindicalismo) se tuvieron que ir antes del poder. Nadie salió a replicarle con dureza, porque al fin el gastronómico ha sido el puente histórico del macrismo con la CGT. 

Rodríguez Larreta tenía una buena relación con Moyano. De hecho, uno de los principales contratos que tiene el Gobierno porteño es para la recolección de residuos con camiones. 

¿Se rompe también la relación con el jefe porteño? Tendríamos que verlo en los hechos, por ahora es un juego donde se muestran las cartas pero no se da por terminado el juego.

No es casual tampoco que mientras la dirigencia política del macrismo y los intelectuales del PRO hacían cola pidiendo la renuncia del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, no solo por su empleada en negro sino por haber intervenido el sindicato del Somu y haber incorporado doscientos cincuenta empleados, entre ellos todos sus parientes, el gremialismo se mantuvo absolutamente silencioso. Por debajo incluso le daban su apoyo al funcionario con el que al fin, tienen buen diálogo. 

Quizá las relaciones entre el sindicalismo más encumbrado como Moyano y Barrionuevo hayan llegado a su fin, pero tomemos recaudos por si, como viene sucediendo, se termina negociando.

 

En realidad, de cualquier modo que termine este conato entre macristas y la CGT, que no sean los trabajadores los perjudicados, que se resuelvan las cuestiones con sensatez. 


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