Editorial

Las estrategias electorales muy lejos de la cotidianeidad de la gente


Los períodos electorales traen siempre sorpresas en la Argentina, no solo porque absolutamente todo se politiza sino porque a raíz de esta cuestión se cambian por 60 días los comportamientos de los dirigentes, aun de los que conocemos hace más de una década. Esto no debería de extrañar ya que hablamos de personas que hacen un trabajo denodado (no el que quisiéramos los vecinos) por captar la preferencia del votante.

Lo que cada vez es más evidente es que todo el sistema público también “cambia” en las etapas preelectorales. Todo lo que viene funcionando de una manera, mal o bien, de repente modifica sus procederes. Puede ser que se ralenticen, se aceleren o directamente den giros rotundos e impensados, solo para acoplarse al tiempismo electoral. Seguramente no estamos gobernados por los mejores pero sin dudarlo son excelentes tiempistas. 

La búsqueda de votos todo lo tiñe y las estrategias comiciales tapan, claramente, la realidad de los hombres y las mujeres de a pie. Se trata de necesidades de campaña, no de necesidades de la gente. Seres humanos al fin, no se puede fingir todo el tiempo cuando se está bajo un spot de luz permanentemente. 

Lo que no es algo aceptable es que las instituciones sean sometidas a estos mismos criterios tiempistas. Esto es lo que divorcia al Estado de la sociedad. 

Los organismos, oficinas, poderes del Estado debieran estar exentos de este juego y su accionar tendría que ser siempre el mismo: dar las respuestas necesarias en tiempo y forma. 

Pero no es así y los ejemplos son evidentes, casi sin necesidad de leer entrelíneas.

Vaya por caso Julio De Vido y sus varios expedientes judiciales. Ayer apareció un pedido de desafuero y detención. No podemos decir que las causales de estas medidas sean producto de la campaña porque son importantes las imputaciones que tiene el exministro de Planificación no en uno sino en varios casos. De hecho desde esta página nos hemos cansado de plantear que el ahora diputado era un protegido y que correspondía, al menos, su declaración indagatoria y el desafuero. A la luz de los hechos recientes, no nos equivocábamos respecto de que los motivos estaban. Pero sucedió ahora y lo que podía ser satisfacción por un correcto accionar de la Justicia, pasa a ser la desazón de comprobar, una vez más, que en este país todos bailan al ritmo de las elecciones. Resulta que el hombre que figura en todas las causas y que no responde por ninguna, que todo lo que supuestamente hizo fue en los últimos 15 años, recién ahora es puesto en jaque, justo a dos meses de los comicios.

Ahora nadie lo defiende y todos asienten para decir que “parece que le soltaron la mano”. Y a continuación, expresiones como “y claro, si personas así tiran para atrás en una elección”. El tema es que nunca debieron darle la mano, la Justicia debió actuar con independencia y no seguir los ritmos de las necesidades políticas.

También festejamos el cierre del conflicto docente, porque al fin hace medio año que estamos esperando terminar con esta problemática, sin embargo y con las Paso a dos meses hizo que más de un tema quedara para otra oportunidad con tal de cerrar el enfrentamiento del Gobierno con el gremio. 

Es que son épocas para mostrar resultados en todos los órdenes y a como dé lugar. Total después de las elecciones vemos, es el pensamiento que sobrevuela a los candidatos sean legisladores o funcionarios (lo que es más grave) o no.

Para analizar los ejemplos que tenemos a la vista, es de destacar que el fiscal federal Carlos Stornelli pidió el desafuero y la detención del exministro de Planificación y hoy diputado Julio de Vido, acusado de un gigantesco desvío de fondos vinculados a la minera de Río Turbio. También pidió la detención de Roberto Baratta, exsubsecretario de Coordinación y Control de Gestión del ministerio y hombre de estrecha confianza de De Vido. Ambos fueron responsables -de acuerdo con el dictamen de Stornelli- de un fraude contra el Estado de al menos 264 millones de pesos. Pero el monto de la estafa podría ser mucho mayor: entre 2005 y 2015 salieron de las arcas públicas 26.000 millones de pesos destinados al complejo Río Turbio, un proyecto de una central eléctrica, una mina de carbón y el tren Eva Perón. El tren no funciona y la mina, que debía reactivarse y alimentar la central, produjo en 2015 lo mismo que en 1951: 48.000 toneladas anuales. Según lo proyectado en 2010, debía estar produciendo ya 2.000.000. El dictamen de Stornelli advierte que el complejo minero “tiene un 70 por ciento menos de las galerías que lo proyectado” y “produce un 85 por ciento menos que lo establecido”.  Y aquí viene la cuestión: si nos fijamos los años y los elementos recabados que tiene la investigación del expediente, por un lado vemos que la decisión es lógica pero también que los tiempos están desfasados y justo sale todo a la luz a dos meses de los comicios. Obviamente De Vido denunció una persecución en su contra y el presidente Mauricio Macri dijo que Cambiemos votará el desafuero. Será ahora el juez Luis Rodríguez quien decida si hace lugar al pedido del fiscal. No tiene trabas para citar a indagatoria a De Vido, pero no puede arrestarlo sin el previo desafuero. De modo que por el momento tenemos la noticia pero no sabemos si el magistrado hará lugar al pedido de la Fiscalía. Esto es lo que hace que todo se sienta con tufillo electoral, porque es claro que esto permite al Gobierno poner el tema de la corrupción al tope de la agenda.

Por lo demás, es una vergüenza que De Vido aún tenga fueros y que no se lo haya citado siquiera a declarar en las tantas causas que lo tienen como protagonista, mientras su segundo, José López está preso, otro colaborador Ricardo Jaime también y él, gozando de buena salud.

Citábamos como otro ejemplo de tiempismo electoral al acuerdo docente. Al fin, se dio por concluido el conflicto más largo de los últimos tres años. Se lograron cerrar, así, seis meses de conflicto, que incluyeron 17 días de paro en la primera mitad del año. Ahora las clases comenzarán con normalidad luego del receso de invierno. “Esta paritaria no es el resultado de los paros. Se logró con los chicos en las aulas”, dijo Vidal, mostrando como un éxito el acuerdo. Pero ahorró decir que en el “apuro” por cerrar el problema antes de los comicios, no se arregló cómo se van a devolver los días perdidos de clases y una propuesta interesante como incorporar el presentismo, quedó en el camino. Desde este punto de vista y aunque no se trata de un cotejo, el cierre tiene sabor a triunfo del gremio y llegó justo para desactivar el paro que ya estaba anunciado para el retorno a clases, los primeros días de agosto, 15 días antes de las Paso.

Por supuesto que saludamos el acuerdo que lleva tranquilidad a los 280.000 docentes y los 4,5 millones de alumnos del territorio bonaerense. Las clases comenzarán, así, con normalidad tras el receso escolar de invierno. 

En fin, que a De Vido se le debió haber pedido el desafuero hace siglos y que lo que se les dio a los docentes pudo haber estado en marzo sobre la mesa. 

Lo que es seguro es que al terminar el día, muchos jueces, funcionarios y legisladores, habrán dicho: “Misión cumplida para la campaña”.

 

Es evidente y molesta.


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