Editorial

La mitad de los argentinos lleva una vida sedentaria, con sus consecuencias


Mens sana in corpore sano”, una sabia advertencia que nos viene de un pasado muy remoto. Cualquiera sabe que la salud se genera orgánicamente, pero la buena alimentación y el ejercicio físico contribuyen a un mejor pasar y, sobre todo, a llegar a la tercera edad en mejores condiciones. Los deportes prolongan la vida porque mantienen el cuerpo en buen estado, lo que permite enfermarse menos y vivir más tiempo.

Sin embargo no todos tienen un espacio en el día como para hacer una rutina diaria, además de aquellos que realmente, como no les gusta, no salen a correr o no van al gimnasio.

Este tema fue medido en un sondeo que realizó la Universidad Abierta Interamericana (UAI), que llegó a conclusiones que preocupan ya que el 49,1 por ciento de los argentinos lleva una vida sedentaria, oficina, computadora, auto y cama. No obstante, el 65 por ciento reconoce que realizar ejercicio físico es clave para tener una buena salud. Sin embargo no tienen tiempo y muchas veces tampoco ganas de ir al gimnasio o, aunque sea, salir a caminar por una plaza o espacio verde. Pero la mayoría de los encuestados dijo que el problema con el que se encuentran es la falta de tiempo para cambiarse, ir al gimnasio y recién después retornar a sus hogares. Sobre todo en las grandes ciudades, donde para todo hay largas distancias, este asunto se torna mucho más complicado que en ciudades pequeñas.

Por otra parte los cardiólogos advierten que cualquier forma de gimnasia es uno de los mejores ansiolíticos que existen, mejora el sistema cardiovascular, mejora a los hipertensos, hace bajar el azúcar en sangre a diabéticos y baja el colesterol malo, en  líneas generales.

Ahora, existen formatos de actividad física diseñados para los tiempos actuales hay por ejemplo clases de media hora de duración y hasta existen programas de entrenamiento en video para hacer en casa, algunos que permite trabajar todo el cuerpo en siete minutos. No es la panacea pero si se hace diariamente ofrece resultados. Hay quienes optan por tener en sus hogares cintas o bicicletas fijas. En fin, el que realmente desea hacer actividad física, aunque no tenga tiempo busca la forma de hacer algo, poco o mucho, lo que pueda.

En un acto de sinceramiento para muchas personas la actividad física está del lado de las obligaciones y no del placer, entonces se torna una carga pesada de sostener. No les gusta y entonces terminan por buscar excusas para no hacerse un hábito del ejercicio, sea en un gimnasio o en la casa. Otros también lo toman solo para adelgazar y como siguen comiendo, a veces más que antes incluso, rechazan el ejercicio porque no los ayuda con el peso. La gimnasia ayuda a quién se ayuda en una dieta, pero es además para mantener la salud en líneas generales, no ir al gimnasio una hora para después comerse una pizza con fainá.

De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud, los adultos de entre 18 y 64 años necesitan tan solo de 150 minutos semanales de actividad física aeróbica, es decir, 21 minutos diarios o media hora cinco días a la semana, como para estar en forma. Y si la actividad es vigorosa, los minutos necesarios se reducen a 75, o sea diez por día.  De modo que es cuestión de organizarse para ganar algo de salud y de buena vida.

La problemática pasa por analizar cuáles son los resortes psicológicos que hacen que mucha gente, aún sabiendo y reconociendo las bondades de la actividad física, no busca la manera de realizarla, sino las excusas para evitarla. Según muchos psicólogos, hay motivaciones inconscientes por las cuales no las eligen para hacer. De la misma forma que en la gran oferta gastronómica que hay en Buenos Aires para almorzar, por ejemplo, en medio de la jornada laboral, hay quienes eligen una ensalada y quienes se desesperan por la comida chatarra, aunque ambas cosas tengan el mismo costo. Pero no le hacen lo mismo al organismo. Lo mismo sucede en Pergamino con  quienes comen asiduamente fuera del hogar por razones laborales o incluso por placer. Hay que recordar esa frase “somos lo que comemos” porque nos va a hacer reflexionar sobre el tipo de alimentación que estamos llevando adelante.

También la distribución geográfica es un dato en ese sentido, por eso hacíamos la distinción entre grandes urbes y pequeñas ciudades. En Capital Federal y el Gran Buenos Aires, un 55,8 por ciento de la población realiza alguna actividad física, mientras que un 54,3 por ciento tiene ese hábito en el sur del país. Pero el norte y el centro son los lugares donde las personas menos se ejercitan, según el informe de la universidad. Habrá que recurrir a la sociología para comprender el porqué de esta distribución poblacional y sus inclinaciones.

Pero hay una cuestión que no es menor: en las escuelas de nuestro país, la hora de gimnasia es considerada poco más que una hora libre, son muy pocas a la semana y no se les da la importancia que tienen en otros países, donde los colegios tienen equipos de distintas disciplinas, compiten y el ejercicio físico hasta puede ser la razón para obtener más puntaje para una beca universitaria. 

La cuestión educativa en los niños es clave para que rechacen la cultura de la comida chatarra y aprendan a buscar una vida más sana en el ejercicio físico, no solo en la escuela, sino también en el hogar.


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