Editorial

Errores oficiales y aprovechamientos privados


La inundación pasó como un hecho maldito de la Naturaleza y cada vecino pudo comenzar a reconstruir, como supo y pudo, todo aquello que dañó el agua. 

Y estamos ahora atravesando una etapa difícil, cuando hay que borrar las huellas de lo pasado, lentamente a medida que las paredes se van secando y la angustia se intenta disipar. 

En este marco es que se comprometió la ayuda de la Municipalidad, con fondos provinciales, a los inundados. No se trata de una reparación completa que, como es fácil comprender, está fuera del alcance de las autoridades. Pero es un aporte, para algunos considerado poco y para otros fundamental.  

La distribución de los subsidios en una proporción tan alta de vecinos que padecieron las inclemencias del agua, supone siempre un desafío. No solo por la implementación, sino porque es necesario entender que estamos frente a vecinos cuya sensibilidad está a flor de piel.

La percepción de los damnificados acerca de los métodos aplicados por las autoridades locales en esta contingencia fue, desde el principio, mala. Se escucharon críticas desde el momento mismo del inicio, acerca de lo endeble del alerta emitido, hasta lo ocurrido desde el día después, especialmente cuando llegó el momento de cuantificar el perjuicio. El vecino que se inundó se sintió destratado en las tramitaciones es Defensa Civil, advirtió impericias en la asistencia, todo lo que es inobjetable por tratarse de apreciaciones personales. Objetivamente, puede rescatarse que todo el dispositivo municipal se activó de inmediato, tanto en lo operativo como en lo político. Y es así que en pocas jornadas la ciudad recuperó su fisonomía y se obtuvieron importantes compromisos para la realización de obras paliativas y recursos para asistencia económica. La inmediatez de la respuesta, no obstante, vino con fallas, errores, que caen como pedradas en el ánimo del vecino. También las desprolijidades fueron aprovechadas por la “viveza criolla” que nunca falta en nuestra sociedad. 

La más reciente acción fue la publicación de tres listados en tres semanas consecutivas, donde constan los nombre de quienes serán ayudados monetariamente por el Estado en este trance. Pero los problemas se hicieron visibles cuando la última nómina vio la luz, ya que fue allí donde los vecinos que no aparecieron en los tres anteriores ni en el último, dieron rienda suelta a su enojo. Aun cuando se habilitó a partir del 20 de febrero y los días sucesivos paran entregar un turno en el Palacio Municipal a fin de recibir la documentación respaldatoria para el cobro en el caso de no aparecer en los listados.

No son pocos los errores que se han cometido al realizar las nóminas, la misma Municipalidad reconoce en su información a la población que advierte “ante las numerosas consultas” que se vienen efectuando.

Esto habla a las claras de una tarea que no resultó precisamente eficiente, más teniendo en cuenta que se trata de una materia muy sensible como las problemáticas derivadas de la inundación.

Los funcionarios explican que su intención fue realizar las entregas lo más rápido posible, y en este sentido es valorable que estén ya realizando las entregas a través del Banco de la Provincia, cuando otras localidades están recibiendo recién los subsidios de los anegamientos que padecieron el año pasado.

Sin embargo es evidente que los padrones utilizados para confeccionar los listados están claramente desactualizados. Al fin, la tecnología proporciona las herramientas pero la ineficiencia de la faz humana del Estado, que debe darles el contenido, las hace obsoletas. Por eso vecinos que tienen sus escrituras y abonan hace años en la misma dirección las tasas municipales no aparecieron en los padrones. Y en cambio otros vecinos que no se inundaron y que en algunos casos hace años ya no son propietarios del inmueble sí estaban. Se conocen algunos casos de vecinos decentes que denunciaron el error y no se aprovecharon a cobrar el subsidio. Pero otra porción se presentó descaradamente para hacerse del beneficio.

Así se han registrado algunas problemáticas que demuestran que hay muchos vecinos poco confiables: titulares de inmuebles que se quedaron con el subsidio y no le entregaron los fondos a los inquilinos del mismo. Familiares de un fallecido que se han enfrentado, a golpes de puño en la puerta del banco, por quién cobra el subsidio por esa vivienda anegada. 

Y como parece inevitable cuando hay dinero por medio, hay vecinos que no se inundaron y fueron a cobrar el subsidio porque aparecieron en los padrones. 

Es un combo difícil de digerir que se sumen ineficiencias oficiales con estas actitudes reprobables de los vecinos. No se comparece la solidaridad de que somos capaces ante la desgracia ajena, que se hace visible en casos como las inundaciones, con estos modos indeseables en cuanto se ofrece una ventaja económica a los que han padecido el desastre.

Evidentemente el ser humano tiene luces y sombras, como el Estado tiene errores y aciertos. Y ambas situaciones debemos asumirlas para luego trabajar por cambiarlas.

Lo que nos espera la semana que viene es el inicio de la reparación de las equivocaciones; aquellos que no han aparecido en los listados deberán presentar la papelería respaldatoria de su situación de dominio, o de locatario. Lamentablemente, aunque haya quejas, hay casos de titulares fallecidos cuyos familiares no podrán cobrar la ayuda si no presentan la declaratoria de herederos que acredite vínculo jurídico con el dueño del inmueble inundado y si este trámite si aun no está iniciado, es de mayor costo que el subsidio mismo. Esta es una situación que debiera ser atendida particularmente por la Asesoría Letrada del Municipio.

Llegado a este punto sería interesante que los funcionarios comunales explicaran para qué solicitaron a los vecinos que hicieran cola al rayo del sol, tras haberse anegado, para obtener un certificado de inundación en la Dirección de Defensa Civil, que ahora dicen “no es requisito para el subsidio”. No se termina de entender para qué se realizó entonces ese empadronamiento, que no fue fácil ni rápido para los vecinos. Así como tampoco parece hacer la diferencia que hayan concurrido las asistentes sociales comunales a los domicilios para verificar los daños.

Toda esta tarea no parece haber sido tenida en cuenta y la realidad es que ahora los listados exhiben muchos errores que es necesario corregir. Sobre todo para beneficiar a los que han padecido esta enorme y desgraciada inundación. 

Luego sería importante que reciban las denuncias o investiguen los casos de aquellos que han cobrado indebidamente el subsidio. Sería un gesto de claridad, una enseñanza para aquellos que creen que del Estado, como siempre se detectan errores, hay que aprovecharse a como dé lugar. 

La terrible inundación que vivimos ya generó suficiente angustia a los vecinos. Es hora de que la reparación llegue a quienes aún esperan y que se pueda ordenar la ayuda de modo que solo cobren quienes corresponde.


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