Editorial

Cuánto nos falta para combatir en serio la corrupción


Se ha debatido mucho en la Argentina respecto de las herramientas legales con que contamos para el combate a la corrupción, entendiendo que serían insuficientes porque no se contempla una amplia figura del arrepentido (existe para casos de lavado de activos o estupefacientes) y que por esta carencia la Justicia no llegaría en forma rápida y certera a condenas.

Aun siendo que debiéramos contar con más herramientas legales que las que tenemos, las que nuestro Parlamento en definitiva se niega a aprobar como hemos visto en más de una oportunidad, la problemática más seria que tenemos a esta altura tiene estrecha relación con la Justicia, el modo de investigación que tenemos y las pruebas que estando a la vista son ignoradas. Claramente la aparición de Leonardo Fariña como “arrepentido” ayudó a conocer más profundamente la ruta del dinero K en lo que hace a la obra pública, sobre todo en el sur argentino, en cabeza de Lázaro Báez detenido por esta causa. Lo mismo puede suceder con la aparición de Martínez Rojas en el caso de la aduana, promete transformarse en una caja de Pandora, una vez que haya sido citado a declarar. Martínez Rojas dice tener más detalles para contar y mucha documentación sobre el caso que lo acorraló en el extranjero.

Martínez Rojas está por definir cuál sería la protección que pretende obtener del gobierno de los Estados Unidos, país en el que se refugió para evitar, según dice, que lo maten en Buenos Aires. Funcionarios de Washington escucharon la información que dice tener para conocer parte de la trama del supuesto lavado de dinero que se organizó bajo la gestión K gracias a las múltiples ilegalidades. Al fin, ampliará su declaración indagatoria ante el juez Marcelo Aguinsky y la fiscal Gabriela Ruiz Morales, bajo pesquisa en diferentes causas en el fuero Penal Económico, que habría permitido la entrada de containers a la Argentina con material clandestino. Y también el posterior giro de divisas a precio de dólar oficial en pleno cepo cambiario que se depositaba en cuentas de Hong Kong a nombre de sociedades “fantasma”.

Sin embargo, la realidad nos muestra que no siempre hace falta que aparezca un arrepentido como único modo de lograr evidencias en una causa de corrupción. Los casos de enriquecimiento exponencial de funcionarios, cuando no también de sus choferes, jardineros y secretarios, muestran en forma descarnada que hay fortunas hechas sobre la base de estafar al Estado. En el caso de los funcionarios, la lógica que aplica es que sus ingresos son públicos y conocidos, de modo que basta una simple cuenta o un pantallazo a sus patrimonios para que sea flagrante que se han enriquecido de un modo ilegal. Y en el caso de los que realizan una actividad particular, impera el sentido común que permite constatar que ni siendo altos ejecutivos de una empresa multinacional podrían haber ahorrado tanto y en tan poco tiempo como para incrementar de semejante manera su acervo. En términos judiciales, pueden equipararse a delincuentes en flagrancia, ya que el delito está a la vista de todos. 

Si a los pocos años un funcionario o su empleado han logrado una explosión absurda de su patrimonio, es más que evidente que no la logró ahorrando mes a mes algún excedente de su salario, porque necesitaría varias vidas para lograrlo. Del mismo modo que funcionarios que tenían fortuna personal antes de ingresar a la función pública, que nos cuenten a todos los argentinos cómo hicieron para quintuplicarlos en un par de años.

Cierto es que si ponemos la lupa en los enriquecimientos obscenos e inexplicables de quienes pasan por la función pública, con la voluntad férrea de hacer Justicia para un país que históricamente viene siendo saqueado por la corrupción y que en los últimos años disfrutó de más impunidad y descaro que nunca, podremos decir que hemos iniciado el combate a la corrupción. Con solo mirar, cuantificar y mirar unos años hacia atrás, no hace falta ningún arrepentido para imputar a quien se enriqueció de manera ilícita, ya sea dentro del Estado o en sus adyacencias. Lamentablemente, en Comodoro Py tienen una visión claramente quedantista de esta problemática, en algunos casos por impericia y en otros por intereses cruzados, no olvidemos que también circulan denuncias sobre el enriquecimiento exponencial de algunos magistrados, una de las razones por la cual se suspendió al camarista Freiler en estos días. En este caso debemos lamentar que lo que en realidad impulsó la movida fue la posición política del funcionario judicial y su enriquecimiento fue usado como motivo, cuando debió ser al revés, el Consejo de la Magistratura debió apartarlo sencillamente porque no puede explicar el incremento de su patrimonio y no contaminar tanto la política y la grieta en este asunto.

La lentitud con que llevan las causas que involucran a sectores que han pasado por el poder, los intereses cruzados políticos y económicos y la compulsión que muestran jueces y fiscales cuando un funcionario dejó el poder para investigarlo, nunca antes, es lo que permite que los señalados por causas de corrupción se victimicen como “perseguidos políticos”, cuando en realidad lo que los persigue es el Código Penal, aplicado en forma tardía y lentamente pero que va llegando al fin. 

Al haber este tipo de flagrancia en cuanto al modo de enriquecimiento, no caben las ideologías ni las convicciones políticas; se puede adherir a una idea, a un concepto, a un modelo de llevar el país, pero no es coherente ni saludable prestar fe ciega a quienes lo enarbolaron. Porque ellos no son los dueños de las ideas y porque son humanos, falibles, que pueden haber cometido errores comprensibles pero también delitos. Y el delito debe ser perseguido y sancionado, aunque se trate de nuestro padre, hijo o líder político. Todos deberíamos desear lo mismo porque se trata de dinero que nos pertenece. Y en este punto es inevitable pensar que mucho de lo que ahora se está haciendo en materia de obra pública tiene que ver precisamente con que hay un dinero para hacerla que antes era saqueado del Estado. Alguno podrá decir que Macri hace porque se endeuda, pues ese endeudamiento productivo es posible también porque hay cuentas saneadas. Con el kirchnerismo no se tomaban créditos internacionales porque sencillamente no nos los daban debido precisamente a los desmanejos y sobreprecios que se veían. Solo Venezuela alguna vez extendió un préstamo a tasas usurarias. Muy parecido a lo que nos sucede a los ciudadanos: si tenemos los papeles en regla, los bancos nos prestarán dinero a tasas regulares; si no, tendremos que caer en la usura.

En fin, que si antes, con tanto faltante, mal o bien el país caminaba, es evidente que sin robar como -dados los incrementos patrimoniales- hicieron algunos funcionarios kirchneristas, para ellos y a favor de amigos, el país necesariamente tiene que estar mejor.

 

Y está mejor, en términos generales. Pero ver que falta tanto camino para trabajar seriamente contra la corrupción nos preocupa, sin embargo solo vamos a lograrlo si en la Justicia, además de las leyes, impera el sentido común, ese que nos hacer ver y deducir fácilmente cuando algo no está bien.


Otros de esta sección...
BuscaLo Clasificados de Pergamino y su región
Buscar en Archivo
Tapa del día
00:00
15:42
Errores:  0
Pistas:  38

Tu mejor tiempo:
12:07
Registrate o Ingresá para poder guardar tus mejores tiempos.

Nueva Partida
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Editorial
Funebres
Perfiles Pergaminenses
Lejos del pago
Farmacias de turno

LO MÁS LEÍDO