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En medio de un clima político turbulento que se ha vivido estos días, lo que generó un desánimo en la Argentina tras la muerte del fiscal Nisman, tanto que todos los jueces se van excusando y hoy la causa no tiene magistrado, una buena noticia nos sorprendió en el plano de la economía. La presidenta Cristina Kirchner llegó a una Pekín donde es pleno invierno de esos continentales. Con gorro de lana blanco, ingresó en el Hotel Saint Regis y solo saludó a los periodistas y subió a su suite del piso 19. Su propósito es firmar una decena de convenios comerciales y de inversión, en energía, minería y agricultura, profundizar los acuerdos sellados con su par Xi Jinping en julio último en Buenos Aires y fortalecer la alianza estratégica.
Quizá estos pasos atinados que se están dando ahora de salir al mundo a buscar inversiones que, en realidad, no tenemos, debería haber comenzado antes. Pero ya están ingresando algunos dólares de los primeros negocios con el gigante asiático, lo que hizo bajar el dólar blue y las reservas se están mejorando. Y eso sin dudas es positivo.
Cuando llegó la presidenta, era de noche, hacía dos grados y la niebla tapaba los imponentes paisajes: la plaza de Tiananmen, la Ciudad Prohibida, el Templo del Cielo y el Palacio de Verano.
En China como hacen frecuentemente, sobre todo cuando tienen invitados de otros países o ven rebeldía en sectores jóvenes, bloquean Internet, Twitter y toda forma de comunicación grupal. No obstante Cristina tuiteó que China era impresionante. ¿Se lo habrán tuiteado desde Buenos Aires?
Ayer comenzó la visita de Estado. Cristina se reunió en el Saint Regis con empresarios chinos. Recibió a los de Gezhouba Group Company Limited, socia de Electroingeniería en la construcción de las represas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner, en Santa Cruz. También estará con China Energy Engineering Company Group Limited, con Atanor SCA y con Huapont-Nutrichem Company Limited, luego de lo cual recibirá a 30 empresarios chinos y dio su primer discurso público.
Hoy cerrará el Foro Empresarial Chino Argentino, con 100 ejecutivos argentinos y 300 chinos. De allí se trasladará al mítico Palacio del Pueblo, donde tendrá la esperada reunión bilateral con su par de China, Xi Jinping,
Repasarán los 20 convenios firmados en julio por 18.000 millones de dólares, la apertura del mercado a productos argentinos, la construcción de represas, la recuperación del Belgrano Cargas y el intercambio de monedas (swap) por 11.000 millones de dólares dirigido a fortalecer las reservas del Banco Central y que China se abastezca de soja.
Tras una cena de honor, abrirán una videoconferencia a las 21:00 -once horas menos en la Argentina- con Santa Cruz, para firmar con Gezhouba el inicio de obra de las represas. Un consorcio de tres bancos chinos liberó el primer tramo de 287 millones de dólares de un crédito de 4.700 millones hasta 2020. El ministro de Planificación, Julio de Vido, está en Pekín desde el jueves para ese anuncio.
La verdad es que China es un formidable socio estratégico, es una potencia y no teme hacer inversiones siempre que le convengan. De todos modos es un mercado al que cuesta mucho ingresar, porque los chinos estudian todas las posibilidades, ven el cumplimiento de los acuerdos y recién luego se los puede llamar socios. Es su forma de hacer negocios internacionales, con paciencia y estudiando al que está enfrente. Nosotros ya logramos pasar es barrera y no es poco.
El ministro de Economía, Axel Kicillof, inauguró una sucursal del Banco Nación en Pekín; De Vido firmará hoy además acuerdos en el tema nuclear, para construir Atucha III con asistencia financiera y equipamiento chinos. Otro será de minería, y el tercero, de cooperación aeroespacial. No tiene relación con la base de observación espacial lunar en Neuquén, que despertó controversias por su posible uso militar. En el Gobierno niegan el uso militar.
A su vez, la Unión Industrial Argentina (UIA) emitió un duro comunicado en rechazo del pacto de cooperación con China. Con lenguaje inusual, la entidad reclamó un “amplio debate” y “mayores niveles de transparencia” para el acuerdo. En realidad en la Argentina, si unos se ponen contentos otros critican, siempre fue es y será así.
Los industriales en vez de pensar en asociarse a sus pares chinos para encarar proyectos de mayor envergadura, piensan que los asiáticos les restarán espacio.
No se puede dejar a todos contentos.
