Editorial

A los que cumplen les siguen llenando la mochila de piedras


La burocracia en la Argentina es parte de la maquinaria de complejidades que genera el Estado, a costo de los ciudadanos por supuesto, lo que justifica más dependencias, más empleos públicos y, obviamente, recaudación. Todo sobre los hombros de los sufridos de siempre, los que cumplen, los que pagan, los que acatan todo lo que se les pide.

Especialmente hay normativas que se imponen para acosar la clandestinidad, todas con su costo y no exentas de burocracia, pero sucede que quienes nunca cumplen siguen sin hacerlo y en cambio son quienes transita por la vida acatando las leyes los que perciben cada vez más opresión y gasto para poder hacer lo que natural y voluntariamente hacen: cumplir.  

Naturalmente que cada nuevo trámite, cada pago de sello, cada requisito, tiene una amplia justificación por parte de las autoridades: se nos dice, por ejemplo, que es un modo de controlar el delito, que estaremos más protegidos, que habrá menos evasión o que cortaremos algún sucio negocio. Pero la verdad es que en los hechos siempre resulta distinto y en cambio vemos muy pocos resultados de esa “protección” que justifica la nueva obligación. Como decimos más arriba, terminan asumiendo estas nuevas responsabilidades quienes están acostumbrados a caminar por la legalidad. Los reales destinatarios de las exigencias siguen como si nada. Valga como ejemplo aquella normativa de la gestión de Scioli que obliga a los usuarios de motos de estampar sus cascos con la patente y usar chalecos refractarios también identificados.  

Esta manía de ampliar la burocracia y el peso sobre los ciudadanos para lograr mínimos resultados continúa con Vidal. En este planteo se inscribe el grabado de autopartes, obligatorio en la provincia de Buenos Aires, una carga más y que requiere de altas dosis de paciencia por otra parte. Comenzó con Scioli pero la gobernadora la perpetuó. 

Sacar un turno para estos días puede ser una tarea compleja y al conseguir un turno se consigue con dos meses mínimo de plazo. 

Al entrar en vigencia la Ley Nº 14.497, resulta obligatorio grabar las patentes en las autopartes de los vehículos. Junto a la provincia de Buenos Aires, debe cumplirse esta medida en la Capital Federal, y las provincias de Mendoza y Córdoba. Es decir que en la operatividad, ya de movida, la exigencia no cumple con el cometido de la trazabilidad para amedrentar el comercio clandestino (post robo) de autopartes, habida cuenta que fácilmente se puede concretar el delito a través del país, de acá a Rosario sin ir más lejos, sin mayores consecuencias. En los distritos que es obligatorio tanto para las altas de los autos y las motos 0 kilómetro como para las transferencias de usados, no es más que un trastorno y un nuevo gasto que más temprano que tarde hay que hacer, tanto para no estar sujeto a multas como para concretar operaciones de compraventa.

A esta obligación entró en vigencia en mayo de 2015 con nulos resultados pero con muchas complicaciones se suma lo dificultoso que es cumplirla. Son muy escasos los lugares a los que concurrir para hacer el trámite; para Pergamino y alrededores un solo prestador; lo mismo sucede en distritos más amplios, como en La Plata por ejemplo. Lo que hace que además de pagar se deban padecer esperas, colas y turnos a largo plazo. No deja de ser además un gesto desleal del Gobierno para con los prestadores de estos servicios el dar la exclusividad a uno solo de ellos. Claramente no es responsabilidad del comerciante sino de las autoridades, que además de concentrar el negocio en uno, les complican la vida a los ciudadanos.

Y como si todo eso fuera poco, el costo del trámite es de 820 pesos, cuando si en realidad lo que se persigue es un bien general para desalentar el delito, debería ser a un valor simbólico, cuando no gratuito.

Como beneficio al conductor, abonando el formulario y con el turno prefijado se puede circular por la ruta hasta el día del turno que se le brindó en la planta. Otra ventaja es que el grabado se hace una sola vez a lo largo de la vida útil del vehículo, a menos que una de las piezas se dañe en un siniestro. En ese caso, se la vuelve a grabar sin costo.

La realidad es que los propietarios de vehículos suelen quejarse porque consideran que tiene un fin recaudatorio, al momento de hacer el trámite y luego con la percepción de las infracciones, y piden a la gobernadora María Eugenia Vidal que no recargue tanto las obligaciones de los sufridos bonaerenses, pero desde el Ministerio de Seguridad afirman que el objetivo del grabado es desalentar el robo de autos para la comercialización ilegal de sus partes. Lo plantean como herramienta que es parte de una política integral en materia de seguridad pública.

No hemos visto aún estos beneficios de los que habla el Ministerio, suponemos que si en algún momento a esta medida recaudatoria se la acompaña con seguimiento de las autopartes en robos y otras estrategias de control, quizás en el futuro se vea el sentido.

Lo cierto es que de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 12 de la Ley Nº 14.497, el grabado de autopartes es requisito indispensable para la comercialización de vehículos automotores entre particulares y/o empresas, como así también para la verificación frente a la autoridad correspondiente. En todos los casos el grabado es un requisito indispensable para circular y es exigido por la autoridad de control a todo vehículo radicado en la provincia. En fin que los cumplidores deben hacer el trámite y pagar el sellado, mientras quienes viven del robo de autos y sus partes, pueden seguir tranquilamente en la suya en la gran mayoría del territorio argentino.

Para que no haya escapatoria para los ciudadanos de ley, el Gobierno dispuso que las compañías aseguradoras incluyan en sus pólizas el recordatorio de la exigencia de contar con el grabado de autopartes en las jurisdicciones donde el requerimiento es ley. La Resolución Nº 40691-E/2017 de la Superintendencia de Seguros de la Nación establece que las aseguradoras deberán incluir en el frente de las pólizas la leyenda que diga: “El vehículo asegurado deberá contar con el respectivo grabado indeleble del dominio en determinadas partes de la carrocería conforme lo disponga la normativa de aquellas jurisdicciones en las que el mismo es obligatorio”. 

Esto puede tener sentido porque se establece que las aseguradoras solo podrán vender los restos de autopartes dados de baja por un siniestro total a quienes se encuentren inscriptos en el Registro Unico de Desarmaderos de Automotores y Actividades Conexas o en los Registros de Verificación de Autopartes de la Ciudad de Buenos Aires y de la Provincia de Buenos Aires, u otros creados a tales fines en otras jurisdicciones.

La verdad es que ante las nuevas exigencias, primero la VTV, con el tiempo el grabado de autopartes para los automóviles; ni digamos las motos, primero obligatoriedad de casco que es lógico, después chaleco refractario y casco con la patente grabada, lo único que ha cambiado es que los ciudadanos de bien han visto incrementados sus gastos y padecido la burocracia que acompaña su implementación. 

El cumplimiento en el caso de los autos es mucho más alto porque las multas son tremendas, respecto de las motos nadie cumple las disposiciones y no vemos que haya férrea voluntad para su control. De modo que se sigue llenando de piedras la mochila de los ciudadanos que quieren estar en línea con las normas, en medio de tantos que eluden controles. 

¿Alguna vez las autoridades pensarán en los sufridos ciudadanos antes de seguir inventando trámites (“curros” les dicen en la calle) para que los mismos de siempre paguen, hagan cola y pidan turnos?


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