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Hugo Lamadrid se convirtió en una estrella de Twitter


 El exvolante de Douglas Hugo Lamadrid (EL GRAFICO)

'' El exvolante de Douglas, Hugo Lamadrid. (EL GRAFICO)

El exRacing de Avellaneda y Douglas Haig se destaca con humor y verborragia en las redes sociales. El fenómeno del futbolista olvidado que causa sensación en las generaciones que no lo vieron jugar en las décadas del 80 y 90.


"Tengo que aprovechar ahora, que me están haciendo las notas que no me hacían cuando era jugador", la frase con la que se presenta Hugo Lamadrid explica el fenómeno que provoca en las redes sociales. Con casi 40 mil seguidores en su cuenta de Twitter, el Flaco es una influencia que nació gracias a su humor.

Hincha de Racing, casado con Silvana y padre de Axel, Melany y Morena. Desconfiador oficial de la AFA. Su carta de presentación ya muestra su ironía, pero lo que resalta no es la cantidad, sino quiénes son los interesados en sus tuits. “El otro día revisando a los seguidores veo que estaban Traverso, Spataro, Chato Prada, Listorti y ahí dije: algo está pasando”.

Exjugador, músico, humorista, panadero… Hugo Lamadrid es un todo terreno. El se describe como un “4x4, aunque sería bueno hacer algo bien alguna vez”. Su emprendimiento en el rubro gastronómico es el más llamativo. “El negocio lo puse en 2001, tres meses antes de que explote la crisis. ¡Un visionario! Cuando estábamos con la soga al cuello por una deuda de 70.000 dólares, tuve que reventar un auto para pagarle al banco. Además, se había ido todo de 1 a 3 pesos y no podía trasladar eso a los precios, entonces mi mujer me preguntó: ¿Por qué no hacés las facturas vos? Porque no sé, le dije… unos días más tarde agarré un libro de Choly Berreteaga, me encerré y cociné una pastafrola. Se me quemó, no la quería comer nadie, pero a la tercera me salió bien. Al tiempito hice lo mismo con la tarta de ricota, las pepas, las prepizzas, hasta que terminé haciendo 40 ó 50 docenas de facturas diarias. Sin saber, hice toda la repostería y el negocio salió a flote”, recuerda.

Otra incursión del exvolante central que se caracterizaba por su labor rústica en las canchas fue la de bancario. “En 2005 trabajé para el Hsbc, en el área de los seguros de vida. Me acuerdo que el gerente cuando vio mi currículum no entendía nada. Era hincha de Banfield y enseguida nos pusimos a hablar de fútbol… estuve tres años hasta que me tuve que ir porque me echaban. Había un manual de comportamiento y yo me iba a las marchas en contra del gerenciamiento, salía en los diarios, iba a sacar presos a la comisaría. Como integrante del grupo no podía dar esa imagen y aproveché un retiro voluntario, porque fue el momento en que se estatizaron las Afjp”, continúa el rockero.

Lejos de sus días entre las bolsas de harina y los teclados de la sucursal bancaria, Lamadrid se convirtió en un fenómeno social a través de Twitter.  “Entré al analytics y hay un montón de gente que no me vio jugar. El 87% de mis seguidores son hombres, lo que indica que estoy carente de mujeres”, dice entre risas y continúa: “No es real la relación de mis seguidores con los que me vieron jugar. Una vez un tipo me escribió diciendo que se acordaba de un gol que le había hecho a Belgrano en el 92. Como yo en ese año ya me había ido de Racing, le respondí: golazo. ¿Cómo le iba a cortar la ilusión?”

Es complejo encontrar una explicación a la explosión mediática que tuvo aquel jugador de corte stone y postura intimidante. “Yo venía boludísimo del Facebook. Perdía mucho tiempo con posteos largos, me peleaba con algunos y cuando encontré Twitter me pasó por arriba. Lo dejé un tiempo porque no le encontraba la vuelta, hasta que un día vi que Vicky Xipolitakis dijo que en su cuenta había tenido quilombos con un flaco y qué se yo qué más. Ahí dije: si esta chica puede manejarlo, cómo no voy a poder yo; y ese día le dije a mi hija que me explicara más o menos cómo funcionaba. Ahí arranqué”.

Los inicios fueron duros. En la realidad virtual, en la que anónimos se animan a brindar opiniones, críticas y valoraciones, Lamadrid sufrió más de lo imaginado: “Al principio me peleaba con un huevito que me carajeaba. ¡Con un huevito! No podía ser tan pelotudo…  de a poco fui entendiendo el juego y me fui anticipando a la crítica. Con la estructura del stand up apelé al humor y la cosa funciona”, relata.

Son tiempos distintos a los que se vivían en su época de futbolista. “Si hubiera habido Twitter en los 80, hubiera muerto en los 90”, confiesa. 

En la charla con Lamadrid el humor siempre está presente. En una sociedad influenciada por Los Simpsons, él argumenta que es “la única persona que no vio un capítulo entero”, porque es de la generación de Alf. Tras pasar por estadios de Primera y del ascenso, cocinas, oficinas estatales y bancos, hoy busca un lugar en los medios. Incluso sueña con el Bailando de Tinelli: “Si me preguntan si sé bailar digo que no, pero iría sin ningún problema. Si ganó la Mole Moli por qué no puedo ganar yo”. (Fuente: infobae.com.ar)


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